Los cruzados de Atila
Por Juan Alonso
La derecha se está corriendo al precipicio. Lapidan a una trabajadora docente de La Matanza por Internet, balean a un diputado del Frente de Todos en Corrientes, buscan horadar la figura presidencial con una foto, cuando los principales integrantes de la alianza “Juntos” festejaron el cumpleaños de Elisa Carrió con 70 invitados y mariachis incluidos en pleno aislamiento preventivo.
Los mismos personajes funestos que salieron a las calles violando la cuarentena para reclamar en contra de las vacunas que salvan vidas y barbijos que evitan los contagios con distancia social, ahora resolvieron apostar a la violencia física, verbal, televisada y presencial.
Uno de sus representantes parlamentarios aparece en un vídeo rascándose sus partes íntimas. Se trata del mismo sujeto misógino que desparramó su verba inflamada contra actrices, comunicadoras sociales, y mujeres que no opinan como él sobre la Política y la lucha por la razón.
Entre estos flamantes cruzados de Atila se destaca el grupo autoproclamado “libertarios”. En estos días han estado presentes en una Junta de propietarios del turismo en un hotel de Bariloche llamado Inacayal. Nada menos que el nombre de un cacique mapuche tehuelche que murió en circunstancias misteriosas a fines del siglo XIX como trofeo de Guerra en el Museo de La Plata. Sus restos fueron restituidos recién en 1994 en Tecka, Chubut.
El año pasado la tumba de Inacayal resultó ultrajada pero en su nombre la ultraderecha realiza actos para defender la propiedad privada, las tierras que tomó a sangre y fuego el Ejército de Roca, los latifundios de la oligarquía criolla en sociedad con grandes capitales foráneos, como los de Joe Lewis en Lago Escondido o Benetton con su millón de hectáreas y la estancia de origen inglés en Cushamen.
En definitiva, el Gobierno de Alberto Fernández se enfrentó a una doble pandemia: la economía destrozada por la deuda de 100 mil millones de dólares con el FMI que tomó Mauricio Macri, y la epidemia por el virus del Covid-19 que mantiene al mundo en vilo hace casi dos años.
El núcleo del discurso neoliberal se repite hasta el hartazgo entre los llamados “moderados” como Horacio Rodríguez Larreta y arrastra al hondo bajo fondo a los partidarios de José Luis Espert y Javier Milei, un hombre que se ha convertido en una invención mediática del estilo de Ricardo Fort pero sin el brillo de los chocolates.
El histrionismo escénico de Milei se centra en una conjunción de lugares comunes y la noción estrictamente individualista de la persona humana escindida del componente social y colectivo. Postula la riqueza sin límites y defiende la fuga de divisas y al gestor de la refundación liberal que dejó a la Argentina con 39 muertos y Fernando de la Rúa huyendo en helicóptero. Por arte de magia, Domingo Felipe Cavallo emerge de la narrativa liberal libertaria de la ultraderecha que se parece mucho más a los franquistas neonazis de Madrid que a los partidarios del primer ministro británico, Boris Johnson y su lógica de acumulación.
En tanto, la corporación de medios comerciales se siente amenazada por la voluntad de distribución del ingreso y la puja por la renta que intenta orientar el Gobierno con el ministro de Economía, Martín Guzmán. A tal punto que el Presidente tuvo que salir a calmar las aguas del porvenir ante el lobby de los voceros del FMI en los medios opositores, que anhelan saquear la Argentina al estilo del Megacanje de De La Rúa.
En la historia nacional los gobiernos populares siempre llegaron para equilibrar la balanza y achicar la desigualdad que produjeron los procesos de derecha. Como dijo la diputada Fernanda Vallejos: “La Argentina tenía el PIB más alto de la región hasta 1975 y tras la reinstauración neoliberal los valores comenzaron a decaer, salvo de 2003 a 2015 cuando el proceso de revirtió”.
El macrismo y sus diversas tonalidades desde el furioso amarillo campaña de Rodríguez Larreta y el hada siniestra María Eugenia Vidal, pasando por el rascador Fernando Iglesias y el actor Luis Brandoni, padece una falta de sustancia crítica exasperante con un escasísimo nivel intelectual para el debate de ideas.
Por eso evitan la discusión pública y usan las redes antisociales y los medios hegemónicos para fustigar el psiquismo de sus oponentes con mentiras sistemáticas con el fin de instalar la anulación personal y colectiva.
El gesto de Diego Santilli contra una trabajadora de la educación de La Matanza es de una notable crueldad. Él como vicejefe de gobierno de CABA escrachó a una educadora que depende su salario para sobrevivir. La desproporción de poder es terrible. Y la anulación se sumaron los portales de noticias de la oposición con foto incluida de la mujer lapidada.
¿Qué es más violento: una maestra exaltada e indignada por un alumno en clase, o un disparo de bala en el estómago a un diputado del Frente de Todos en Corrientes?
La vara de la indignación colectiva sube como el termómetro del clima social sin que el Frente de Todos haya podido movilizarse en estos largos meses a causa de la pandemia.
No faltan los que auguran una gran manifestación el próximo 17 de octubre. Podría ser una oportunidad para respaldar al Gobierno en la calle, pero todo depende de la oscilación de la variante Delta y su circulación comunitaria. El Estado Nacional trajo 50 millones de vacunas y el 80% de los mayores de 18 años ya recibió al menos una dosis. Las altas cifras de vacunación en todo el país desesperan a la derecha conservadora que usa la normalización de la muerte como el eje argumental de su campaña.
En sus tiempos de gloria, Atila, “el azote de Dios”, gobernó toda Europa Central hasta el Mar Negro: del Danubio hasta el Mar Báltico. Hablaba el latín perfectamente a diferencia de Milei y el mismísimo Macri, incapaz de musitar una frase en un castellano coherente.
La soldadesca de la ultraderecha es muy activa en Internet donde edificaron su fortaleza de la nada.
Se nota que no han estudiado a Unamuno tanto como a Adam Smith del que abjuran por considerarse fundamentalistas del mercado.
En EE UU, la derecha trumpista hizo resurgir las peores iniciativas en contra de los derechos del pueblo.
En las regiones donde gobiernan los émulos de Trump prohibieron el aborto legal. Aquí pretenden erigirse en legisladores y la oferta incluye la góndola del macrismo.
Esta historia continuará.