Larreta enfrenta la pandemia con balas y gases
En plena emergencia sanitaria, social, política y económica, el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no ahorra en gastos destinados a la represión. Utilizó más de 50 millones de pesos del generoso presupuesto porteño en armamento antidisturbios para la policía.
A pesar de que se muestra trabajando en sintonía con Alberto Fernández y con Axel Kicillof en el combate diario contra el coronavirus, Horacio Rodríguez Larreta no renuncia a sus principios, a su naturaleza profunda.
Antes de enviar a la Legislatura un proyecto que suspende los gastos que no estén vinculados a la lucha contra el coronavirus, Larreta apuró la compra de equipamiento represivo: 150 mil cartuchos antidisturbios; mil cartuchos de gas lacrimógeno; dos mil granadas de mano con gas lacrimógeno; y 2915 granadas de humo, por un valor de 52 millones de pesos.
Temeroso de que las consecuencias de la pandemia agiten el clima social, el jefe de Gobierno apela una vez más a la respuesta represiva, en lugar de reforzar las deterioradas estructuras sanitarias y educativas del distrito que administra.
En eso -está claro- no coincide con el Presidente y con el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, con los que últimamente aparece en tantas fotos.