La verdad detrás del negocio de llevar a la quiebra a un país
El neoliberalismo dicta las leyes para que los Estados quiebren y unos pocos se beneficien con el sufrimiento de millones.
El neoliberalismo sigue a rajatabla el Consenso de Washington (CdW), que consiste en 10 puntos que concibió John Williamson, aunque los más sustanciales son el Estado mínimo y la Desregulación del Mercado. Bajo la excusa de “liberar y democratizar al mercado”, los peregrinos del CdW promueven un Estado chiquito y que no meta las narices donde no las tiene que meter.
En ese marco, según se desprende de un informe de TeleSur, los propagadores del CdW argumentan que existe una “mano invisible” que regula la legítima competencia en el mercado. Pero no es tan así. Es una excusa para lograr que el pueblo avale un Estado ausente, mientras los poderosos se devoran a los más débiles.
Dichas medidas tienden a debilitar a las Pequeñas y Medianas empresas, en muchos desapareciendo en totalidad y aumentando la tasa de desempleo.
Con la competencia más débil derrotada y más gente sin trabajo, la competencia más fuerte (los monopolio) va a discutir el nivel de los salarios de sus empleados. A menor nivel de salario y mayores los índices de desocupación se genera una rueda donde el consumo cae y, por ende, el trabajo. Así nos vamos acercando a un país en crisis.
Con el ajuste y la devaluación ya avanzada, resta alcanzar la etapa de endeudamiento para fomentar la idea de un falso equilibrio económico.
Los Bonos son algo así como un instrumento que tiene una entidad, en este caso el Estado, para contraer deuda. En criollo, Pepe cree que necesita un préstamo para su empresa, entonces emite un Bono a venta libre para evitar los bancos. Raquel decide comprar uno de esos Bonos por el valor de $10.000 a vencer en 10 años, con una tasa de interés anual del 10%. Lo que quiere decir que Raquel va a cobrar por año el 10% de esos $10.000 que pagó por el Bono. Pasados los 10 años, Pepe le tiene que devolver a Raquel toda la tarasca junta.
El fin del neoliberalismo es quebrar al país para salir corriendo a pedir deuda. Pero no por diversión. Sino para asegurarse su buena platita todos los días. Porque, detrás de todo esto no está solo el Estado (Pepe) y los Acreedores (Raquel), también entran en juego los intermediarios que por mover dinero de un lado a otro cobran su comisión, los especuladores (buitres), los Jueces que reciben su parte por mirar para otro lado, etc.
Estos muchachos se disfrazan de gente de a pie para ganarse tu confianza. Total, ante cualquier chanchullo que se manden tienen el blindaje de los medios concentrados de comunicación (quienes también se benefician enormemente de la situación). No tienen problema de llevar un país a las ruinas. Si de todas formas entra un estado “populista” que lo reconstruye y ya está. En otras palabras, ellos chocan el auto y nosotros no solo le pagamos el arreglo… ¡Se lo arreglamos!