La Nación volvió a defender a los represores de la dictadura
La Nación volvió a manifestarse en contra de la cárcel común, perpetua y efectiva para los genocidas y a referirse al terrorismo de Estado como «guerra antisubversiva».
La nota, que no está firmada, destaca el desfile del Bicentenario organizado por el Gobierno nacional como «un indicio de la reubicación de las Fuerzas Armadas en la consideración oficial y probablemente también social».
La Nación considera que «en 33 años de gobiernos constitucionales el Congreso nunca desarrolló una discusión seria sobre las implicancias de quitar gradualmente a las Fuerzas Armadas su capacidad defensiva, pero esto sucedió».
En ese sentido, se anticipa a las críticas diciendo que «cualquier voz señalando esa falencia sería mal considerada políticamente y sospechada de defender «represores» o de alimentar intenciones golpistas» pero «si el propósito sigue siendo mantener desarmadas las fuerzas para asegurar que no haya golpes militares, ello significaría después de 33 años otro grave problema de madurez institucional».
Se impone una completa revisión de la política de defensa que debe incluir la reconciliación y la superación de los sentimientos antimilitares que han motivado un tratamiento judicial asimétrico y claramente violatorio de los principios de la justicia en el tratamiento de los hechos de la guerra antisubversiva que nuestro país vivió en los años setenta».
En ese marco, se resaltan las palabras del ministro de Defensa macrista, Julio Martínez, quien sostuvo que «en el gobierno anterior hubo maltrato, persecución y falta de respeto a nuestras Fuerzas Armadas, a las que tenían escondidas«.
Para el matutino sospechado de ser cómplice civil de la última dictadura cívico – militar, «se impone una completa revisión de la política de defensa que debería sustentarse en una discusión que se inicie con la decisión de contar con fuerzas armadas».
Y entonces, el fragmento más polémico: «Salvado esto, el marco de un programa consensuado debe incluir la reconciliación y la superación de los sentimientos antimilitares que han motivado no sólo el deterioro defensivo que exponemos en este editorial, sino también un tratamiento judicial asimétrico y claramente violatorio de los principios de la justicia en el tratamiento de los hechos de la guerra antisubversiva que nuestro país vivió en los años setenta«.