La interna, es el medio para reencontrarnos con una práctica olvidada. El fin es una unidad robustecida y en consolidación.
Por Conde Ramos
En vida de Perón el PJ era una mera herramienta electoral, porque el General contenía al conjunto y se comunicaba de manera directa con las distintas ramas del Movimiento. Muerto Perón el PJ tendría que haberse convertido en un partido de masas y movimientista, formador de cuadros, con una importante participación de la juventud, convocante del pensamiento nacional, de los hombres y mujeres de la cultura, con la participación vertebradora del Movimiento Obrero, generador de políticas de masas, que dialogue con los grandes partidos del mundo, que sepa articular un ámbito interdisciplinario («Gabinete en las Sombras») que enfrente las políticas del oficialismo y elabore las propuestas que respondan a los intereses del pueblo y la Nación.
El hecho de no haber superado nuestra etapa gregaria, incorporando la institucionalidad a nuestra vida política, nos hizo cometer muchos errores y vicios que se fueron instalando en nuestras prácticas y finalmente se consolidaron en una metodología realmente impropia de un movimiento nacional y popular, en la que «el dedo» y «el aparato» sólo sirvieron para poner zancadillas al protagonismo del conjunto (Tucumán es la demostración más elevada y perversa de esa metodología de construcción política)
Hasta hoy hemos desandado notablemente, hemos convertido al PJ en un Partido chiquito, encorsetado y sin valor, hemos encumbrado a la presidencia a quienes no lo sentían y hasta lo menospreciaban. El ejemplo más acabado es Alberto Fernández Presidente del PJ.
Hoy mediante una interna seria, responsable, no agresiva que culmine consolidando una unidad inquebrantable como producto de un debate, donde el disenso sirva para fortalecer nuestra democracia interna, entonces el PJ tendría la posibilidad de reestructurarse, pero como decía El General «con otra ética y otra moral».
El ultramonetarismo de Milei y su proyecto antinacional, antipopular y entreguista va consolidando un polo antagónico de sus nefastas políticas. Ese enorme polo, opuesto a las políticas del oficialismo, casi naturalmente se convertirá en un Gran Frente Nacional cuyos términos básicos de unidad política serán los de un país productivista industrialista, con crecimiento y desarrollo, generador de empleo, con fuertes acuerdos con los países hermanos de la región, y nos coloque ante el mundo con una clara concepción multilateral.
Esta realidad que inexorablemente se precipita, nos debe encontrar incorporados a la postergada etapa institucional. Porque el peronismo debe jugar un rol vertebral en ese Gran Frente Nacional.
En esa nueva etapa organizacional, con una metodología que dinamice la participación de todos, es allí donde el rol de Cristina, de Ricardo Quinquela, y todos los compañeros con experiencia en la acción de gobierno, se potencien y puedan expresar la enorme capacidad adquirida, pero siempre acompañados POR TODOS.
ESTAS INTERNAS EN LA MEDIDA JUSTA SERÁN SALUDABLES y nos pondrán en las mejores condiciones de CONVENCER para VENCER.