La gran derrota a las derechas chilenas
«La gran derrota» es una expresión que ha sonado fuerte en estos días para celebrar la victoria popular en las elecciones para la Convención Constitucional que redactará la Nueva Constitución para Chile. Sin embargo, esta expresión, lamentablemente no es tan certera como se cree.
Por Alex Ibarra Peña (*), desde Santiago de Chile, exclusivo para Infobaires24.
De hecho, después de la segunda elección presidencial a favor de Sebastián Piñera los títulos que abundaban en los medios convencionales eran en torno a la «derrota» de la izquierda. Como podemos apreciar, las victorias pueden ser bastante breves, sobre todo la de los triunfos que son sólo de papel y lápiz; en esta vía de expresión son más duraderos los poemas.
El Chile de la posdictadura transada por las fuerzas políticas del duopolio de la larga transición gozaba de cierta tranquilidad que les permitía la alternancia en el poder, por un lado la Concertación de Partidos por la Democracia o centro izquierda y la derecha tradicional. Rotaban el Gobierno y en el Congreso mantenían un equilibrio asegurado por pactos claros y oscuros.
Poco a poco la fuerza política popular que derrocó a la dictadura liderada por Pinochet y un grupo de civiles se fue desencantando de esa democracia precaria alejada de una auténtica representación popular y comprometida con el neoliberalismo. Así fue generándose un ambiente de escepticismo y relativismo en las luchas electorales. Los astutos operadores políticos lograron una situación de comodidad y empezaron a fortalecer una tecno-política de números espectaculares en torno a nuestro «gran» desarrollo económico minando sistemáticamente la participación ciudadana y negándose al reconocimiento de las demandas sociales.
Mientras tanto las federaciones de estudiantes comenzaban a organizarse con nuevas lógicas ofreciendo resistencia al Estado desde la década del 90, la lucha del pueblo mapuche tomaba nuevos bríos y en los barrios populares iba desapareciendo el temor causado por la dictadura. Poco a poco las demandas sociales comenzaron a expresarse de manera creciente en el espacio público. La clase política no comprendió estas alertas, varios todavía se niegan a hacerlo y los que la entendían la interpretaron como un peligro para el sistema dando la respuesta de aumentar la represión. Lagos, Bachelet, Piñera, militarizaban las fuerzas policiales para ocupar los territorios en donde se expresara el descontento popular.
Esta tensión política explica en parte la irrupción que representó el estallido de 2019, desde ese momento y hasta ahora. La clase política tradicional y la «renovada» también que participaba del Gobierno y del Congreso ya no goza de tanta comodidad.
Las elecciones de este fin de semana muestran un castigo popular dado los malos resultados de la clase política. El esquema de fuerzas políticas que alcanzaron representación rompió el duopolio. Una tercera fuerza política tenía cierta presencia electoral minoritaria desde la vuelta de la democracia. El PC por años se mantuvo como fuerza opositora al duopolio, poco a poco su estrategia cambió y llegó a un pacto con la centro izquierda, logrando alcanzar algunas representaciones. Por otro carril corrió una fuerza política joven con varios líderes de las movilizaciones estudiantiles tomando el nombre de Frente Amplio, que no ha sido ni tan frente ni tan amplio. El PC abandonó el pacto con los exconcertacionistas y se sumó al FA. Hoy representan una tercera fuerza política que alcanzó varios triunfos de Constituyentes, Alcaldes, Concejales y Gobernadores. Esto cambia bastante los análisis para la carrera presidencial, dado que en algunas oportunidades estas elecciones las han ganado los alcaldes por el trabajo cercano que realizan en los territorios.
Una cuarta fuerza política que se observa consolidando resultados es la de los independientes, la cual es todavía bastante difusa, pero que podría consolidarse a partir del rechazo existente hacia los partidos políticos. Estos rompieron todas las trabas que les impone el sistema de elecciones y han alcanzado un número de votos significativos, sin embargo no son un pacto político entre ellos, lo que puede traer como consecuencia su desaparición.
Aún no tenemos nueva Constitución, comienza el proceso de la redacción, lo interesante es que hay un variado grupo de representaciones políticas y la derecha por sí misma no alcanza el tercio que le daba un poder de veto directo, pero si le sumamos a los concertacionistas, que son los que participaron del pacto del duopolio a favor del neoliberalismo, alcanzarán el tercio. Esto constituye un peligro que podría frenar el triunfo popular. Sin embargo, hoy el contexto es otro y tal vez se interesen en recuperar la dignidad.
También está el aporte que pueden hacer los constituyentes de nuestros pueblos originarios que se encuentran con 17 escaños constitucionales. Aquí hay representantes históricos de las demandas de estos pueblos. Diez son los pueblos que se reconocen y que tendrán representación en la convención. El mayor número es del pueblo Mapuche que tiene una larga historia de resistencia al Estado, incluso estará presente la Machi Francisca Lonconao, que fue quien le ganó un juicio internacional en la defensa de su Rewe. Aquí 16 representantes son mujeres.
Vale destacar que en la general de constituyentes el número mayor de elegidas son mujeres y el promedio de edad es de 45 años. En alcaldías los triunfos más importantes en municipios que habían sido de la derecha los ganaron mujeres.
Sin duda un acontecimiento histórico importante que nos recuerda otros triunfos populares de nuestra historia, esta memoria es la que hoy nos llama a celebrar con mesura y seguir comprometidos con este proceso que aún no alcanza una participación ciudadana mayoritaria. Recordemos que este proceso fue el que ofreció el Congreso en momentos en que el pueblo estaba en las calles ejerciendo una soberanía directa.
(*) Alex Ibarra Peña es filósofo. Doctor en Estudios Americanos. Docente Adjunto Instituto de Filosofía. Universidad Católica Silva Henríquez, Chile.
