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Israel se ha perjudicado por haber trasgredido las reglas

Eduardo J. Vior

La represalia iraní contra un petrolero israelí por el ataque a una base en Siria muestra que, al haber trasgredido Tel Aviv las reglas vigentes, Teherán ha impuesto otras inapelables.

Por Eduardo J. Vior

El ataque con drones suicidas contra un petrolero israelí en el Golfo de Omán el jueves pasado ha sido una bisagra sin retorno en la larga historia de la resistencia anticolonial en Asia Occidental. Aunque el gobierno iraní niega su responsabilidad en el bombardeo, tanto el lugar del hecho como la sucesión de los acontecimientos indican lo contrario. El buque venía vacío de Tanzania hacia Abu Dhabi y pasaba al alcance de las baterías costeras iraníes. Además, el hecho se produjo poco después de que Israel atacara en Siria una base iraní y matara a oficiales de ese país y de la milicia libanesa Hezbolá. Hasta ahora se limitaba a atacar instalaciones de poca monta o vacías. El asesinato de personal militar traspasó el límite que ambos países habían respetado. Irán ahora le demuestra que si trasgrede las reglas vigentes de hecho, deberá someterse a las que imponga la República Islámica.

Si bien los países vecinos están acostumbrados a los permanentes ataques israelíes, hasta ahora éstos se limitaban a bombardeos con drones o cohetes contra instalaciones militares iraníes o de la libanesa Hizbolá, principalmente en Siria. Pero, recientemente las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) pasaron a atacar con drones suicidas y a asesinar a oficiales iraníes, libaneses e iraquíes desde su territorio o desde bases norteamericanas en Siria. Este abrupto desrespeto por los límites de hecho que ambos hasta ahora aceptaban provocó la respuesta iraní. Israel fue sorprendido en su arrogancia y deberá hacerse cargo de los costos de su arriesgada apuesta.

Un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán afirmó este lunes que su país responderá con firmeza a cualquier amenaza contra su seguridad, después de que EE.UU., Israel y el Reino Unido culparan a Teherán por el ataque sufrido por un petrolero el jueves pasado en el mar Arábigo frente a las costas de Omán. «La República Islámica de Irán no duda en proteger su seguridad e intereses nacionales y responderá inmediata y enérgicamente a cualquier posible aventura», advirtió Saeed Khatibzadeh, citado por la televisión estatal iraní.

El “Mercer Street”, incendiándose después del ataque con drones

El 29 de julio un capitán rumano y un oficial de seguridad británico murieron en un ataque con drones suicidas contra el petrolero M/T Mercer Street -un barco de bandera liberiana y propiedad japonesa que forma parte del Grupo Zodiac, del multimillonario israelí Eyal Ofer- que navegaba desde Tanzania hacia los Emiratos Árabes Unidos. El primer ataque contra el petrolero sólo causó daños materiales, pero fue seguido por un segundo que alcanzó la torre de mando y control, causando dos víctimas. El canal de televisión iraní Al-Alam, que trasmite en árabe, dijo que el ataque respondía a un bombardeo israelí contra el aeropuerto de Al-Dab’aa, en Siria, donde murieron y resultaron heridos iraníes y libaneses de Hezbolá. El ataque israelí fue entendido como una violación de las Reglas de Involucramiento (ROE, por su nombre en inglés) tácitamente acordadas entre Irán e Israel, para limitar los enfrentamientos entre ambas potencias regionales, y la respuesta iraní sorprendió a Israel, al demostrarle que todos los teatros de operaciones en la región están vinculados y que un golpe israelí en Siria, por ejemplo, puede recibir una respuesta inesperada en un sitio tan distante como el Golfo de Omán.

Durante la década de guerra contra Siria Israel ha llevado a cabo más de mil ataques contra el Ejército Árabe Sirio y objetivos del Eje de la Resistencia (integrado por Irán, las Fuerzas de Movilización Popular iraquíes, el Estado sirio, la milicia libanesa Hezbolá, Hamas en Gaza y el movimiento Ansarullá en Yemen). Sin embargo, el único resultado alcanzado fue ampliar la influencia del Eje en todo Levante, que formó un robusto frente que circunda a Israel y sus aliados.

En julio pasado Israel intentó operar en Irak enviando drones suicidas que destruyeron siete almacenes pertenecientes a las fuerzas de seguridad iraquíes al-Hashd al-Shaabi, en tanto un avión no tripulado israelí que operaba desde una base estadounidense en Siria mató a un comandante iraquí cuando se dirigía hacia la fronteras entre Irak y Siria.

Ya hace dos años las FDI habían enviado dos drones suicidas sobre Beirut. Uno explotó cerca de la oficina de Hezbolá y otro se estrelló y fue hallado intacto, conteniendo explosivos. Esta comprobación hizo que en el Eje de la Resistencia saltara la alarma, al comprobarse que Israel estaba utilizando este tipo de aviones no tripulados kamikaze, para atacar sin tener que justificarse. La alianza militar replicó entonces usando el mismo método en muchos escenarios.

En los últimos dos años y medio, Tel Aviv declaró haber llevado a cabo varias docenas de ataques contra objetivos iraníes. La guerra de sabotaje entre Irán e Israel ya no es un secreto, ambas partes admiten, mediante filtraciones a los medios de comunicación, su respectiva responsabilidad en los atentados que se infligen mutuamente. Fue el ex primer ministro Benyamin Netanyahu quien rompió explícitamente la costumbre israelí de negar sus operaciones encubiertas y reveló la responsabilidad de su gobierno en muchos ataques y asesinatos contra científicos e instituciones de la República Islámica.

Sin embargo, al traspasar su área de influencia y pretender infligir a Irán daños personales en su zona de control, Israel ha violado acuerdos tácitos vigentes suponiendo que su contrincante permanecería calmo. Sin necesidad las FDI pusieron en juego su autoridad y reputación en todo Oriente Medio. De ninguna manera esperaban que Teherán respondiera en un escenario tan lejano, aunque pertenezca a la misma región, ni mucho menos que amenazara el transporte marítimo, absolutamente esencial para el abastecimiento del Estado sionista. La República Islámica ha redimensionado el tablero y avisado a su contrincante que le responderá en cualquier parte de la vasta área geográfica. Por consiguiente, Israel debe recalcular la relación entre los riesgos y los beneficios. Ni ellos ni EE.UU. pueden atacar directamente a Irán, porque éste, por sí mismo o mediante el Eje de la Resistencia, puede responder en varios teatros de operaciones a la vez que rodean a Israel y sus aliados sauditas y emiratíes y donde, por otra parte, tiene las bases de las que sus adversarios carecen.

Una fuente del Eje de la Resistencia comentó en Beirut al analista regional Elijah Magnier que “Israel es indiscutiblemente un enemigo inteligente, pero la idea de ampliar sus ataques a la zona controlada por Irán fue de una arrogancia excesiva, provocativa y contraproducente. Ahora está ofreciendo a Irán un número ilimitado de objetivos en el mar, para que los seleccione y responda dónde y cuándo quiera. Al atacar un petrolero vacío, la última reacción iraní fue significativa y equilibrada, imponiendo la disuasión y fijando una nueva Regla de Involucramiento que causa confusión y dolor a Israel», dijo la fuente.

A la izquierda, Yair Lipid, ministro de Relaciones Exteriores de Israel y –según el pacto de coalición- futuro primer ministro a partir de la mitad del período legislativo, y a la derecha Naftalí Benett, actual primer ministro

Después de 25 años de protagonismo en la política israelí y de 12 años continuados de gobierno, en junio pasado Benyamin Netanyahu fue remplazado por un gobierno de coalición presidido en su primera mitad por el nacionalista Naftali Bennet. Su ministro de Relaciones Exteriores y sucesor acordado en la segunda mitad de la legislatura, es Yair Lipid. Tan ambicioso y agresivo uno como el otro. Ambos, además, carecen del sentido de realidad que “Bibi” Netanyahu mostró durante la mayor parte de su reinado. Se trata de un gobierno débil e inestable, propenso a agredir a los palestinos y a sus vecinos en Medio Oriente, para conquistar lealtades internas sin reparar en las consecuencias que ahora se hacen sentir.

Al atacar relevantes objetivos militares de Irán y sus aliados en una zona de predominio exclusivo, Israel ha desatado una tormenta de la que no la puede proteger Estados Unidos. Sus barcos han quedado desguarnecidos en todos los mares que bordean Medio Oriente. Por ahora, la campaña de Irán se restringe a fijar nuevos límites a su adversario y la falta actual de respuesta indica que Israel ha aceptado las nuevas condiciones. Ahora el alto mando de las FDI deberá evaluar de vez en vez, si Irán invocará las nuevas Reglas de Involucramiento ante cada bombardeo israelí contra objetivos en Siria o sólo cuando apunte a un objetivo del «Eje de la Resistencia». El que las hace, las paga. Israel quiso patear el tablero del juego por el poder en el Medio Oriente, sin atender a su propia vulnerabilidad y ahora ha perdido el control de sus reglas. Durante un tiempo importante quedará a merced de la iniciativa iraní y sólo podrá actuar reactivamente. Para su propio bien es importante que tenga en cuenta su debilidad relativa.

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