Hungría construirá una valla alambrada en su frontera con Serbia
Mientras Europa no logra ponerse de acuerdo sobre cómo frenar una ola migratoria sin precedentes, el gobierno nacionalista de derecha de Hungría anunció ayer la construcción de una valla alambrada en su frontera con Serbia para impedir la entrada de los inmigrantes.
El anuncio llegó el mismo día en que el papa Francisco criticó a los países que «cierran la puerta» a los migrantes que huyen de la guerra y la pobreza y días después de que la ONU llamara a los países de Europa a recibir hasta un millón de refugiados.
Orban dijo que no podía “esperar más” a que se tomen decisiones a nivel europeo y anunció que construirá una valla de 4 metros de altura a lo largo de los 175 kilómetros de frontera con Serbia
El gobierno húngaro del primer ministro Viktor Orban dijo que no podía «esperar más» a que se tomen decisiones a nivel europeo y anunció que construirá una valla de 4 metros de altura a lo largo de los 175 kilómetros de frontera con Serbia, por la que este año ingresaron unos 53.000 inmigrantes irregulares.
El martes, los ministros de Interior de la UE intentaron, sin éxito, superar sus diferencias sobre la elaboración de un sistema de cuotas, posiblemente obligatorio, para repartir a los demandantes de asilo, una idea que Hungría rechaza.
Mientras que a comienzos de año Hungría registró un gran número de peticiones de asilo procedentes de Kosovo, en los últimos meses han llegado sobre todo refugiados de los conflictos en Medio Oriente.
«Hungría no viola ninguna de sus obligaciones legales, ni acuerdos internacionales», afirmó el canciller Peter Szijjartó al hacer el anuncio en Budapest y citar otras barreras similares, como una en la frontera turco-griega, otra entre Turquía y Bulgaria y las que rodean los enclaves españoles en Marruecos.
Serbia no forma parte de la UE, mientras que Hungría, como Estado miembro, está dentro de la zona de pasaporte libre, el llamado espacio Schengen. Una vez dentro de Hungría, los migrantes pueden viajar fácilmente hacia cualquier otro país del bloque de 26 naciones que comparte el espacio.
Hungría dice que el 95% de las decenas de miles de migrantes que ingresaron al país en lo que va del año vino de Serbia.
Una vez registrados por las autoridades locales, los inmigrantes que llegan a Hungría se dirigen sobre todo a Alemania, Suecia o Austria, así que Orban argumenta que Hungría no se «defiende» sólo a sí misma ante la llegada de estos inmigrantes, sino a toda la zona Schengen.
El año pasado, Hungría recibió más migrantes per cápita que cualquier otro de la UE, excepto Suecia, y Orban desató un escándalo europeo y fue acusado de xenofobia por sus comentarios contra los inmigrantes y un afiche de campaña que decía «Si usted viene a Hungría, no puede sacarle el trabajo a los húngaros».
Aún se desconoce cuándo exactamente se iniciarán las obras de construcción de la valla.
Serbia no forma parte de la UE, de modo que una vez dentro de Hungría, los migrantes pueden viajar fácilmente hacia cualquier otro país del bloque de 26 naciones parte de la comunidad
La alambrada con Serbia es sólo la medida más reciente del Ejecutivo de Orban contra de inmigración.
Anteriormente, se ha enviado a todos los hogares del país un cuestionario para ver la «opinión ciudadana» sobre la inmigración ilegal, con preguntas que sugieren una vinculación directa entre este fenómeno y el terrorismo, como ha criticado la UE.
Además, se han colocado en las calles carteles en húngaro en los que se advierte a los inmigrantes de que deben respetar la cultura y las leyes del país y que no podrán quitar el trabajo a la población autóctona.
«Es preocupante que haya un ambiente hostil creciente hacia los inmigrantes», aseguró Erno Simon, portavoz de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Budapest, citado por la agencia de noticias EFE.
La oposición de izquierda de Hungría rechazó de lleno los planes de construir una valla, que ha calificado de «inhumana e inaceptable» y que ha definido como un «nuevo Telón de Acero».
Más de 100.000 migrantes llegaron a Europa en 2015, de los cuales 60.000 ingresaron por Italia, según la agencia fronteriza de la UE, Frontex.
El tema de la inmigración ilegal, a pesar de ser un reto de todo el continente europeo, ha adquirido en Hungría carácter de política interna, ya que el gobernante partido Fidesz busca recuperar su popularidad ante el temor de que muchos de sus votantes se marchen al ultraderechista partido Jobbik.
Sea como sea, el gobierno húngaro no está solo en la UE con su rechazo a la propuesta de la Comisión Europea (CE) de repartirse a unos 20.000 demandantes de asilo procedentes de Siria y Eritrea, pues más de una decena de países no está de acuerdo con esta iniciativa tal y como está planteada.
Los jefes de Estado y de gobierno de la UE, discutirán en Bruselas el 25 y el 26 de junio sobre las cifras de reparto según la iniciativa de la Comisión, luego de que fracasara una reunión de ministros del Interior europeos para tratar de acercar posiciones.
Antes del encuentro, desde el Vaticano, el papa Francisco pidió ayer «respetar la dignidad» de los migrantes, al tiempo que demandó a la comunidad internacional «esfuerzos» para «prevenir las causas de las migraciones forzadas».
«Invito a pedir por las personas e instituciones que cierran la puerta a la gente que busca un hogar, que busca una familia, que buscan ser custodiados», dijo el pontífice argentino.
El lunes pasado, el jefe de Derechos Humanos de la ONU, Zied Ra’ad Al Hussein, llamó a la UE a aceptar a un millón de inmigrantes, mientras que Amnistía Internacional fustigo a los líderes europeos por «condenar a millones de refugiados a una existencia insostenible».