Hermanados en la impunidad
Cuando Mario Etchevarren fue acusado, en 2016, de liderar un sistema de recaudación ilegal vinculado al negocio de la droga y la prostitución en Dolores, seguramente no imaginó que un año y medio más tarde el entonces presidente Mauricio Macri lo protegería con un soñado destino diplomático del que todavía goza.
Por Claudio Siniscalco
Su sigla es igual a la de River, pero su carácter ignoto contrasta con la enorme popularidad del Millonario. La Comisión Administradora del Río de la Plata (CARP) «es el organismo internacional de carácter binacional que brinda el marco jurídico y encauza el diálogo entre la República Argentina y la República Oriental del Uruguay, para la gestión compartida del Río de la Plata», según se define la propia entidad.
La CARP nace con la firma del Tratado del Río de la Plata y su Frente Marítimo, suscripto en 1973, y se dedica a regular y administrar las actividades de ambos países respecto al Río de la Plata incluida la pesca, la navegación, las obras hidráulicas y la conservación del ambiente.
La Comisión se organiza en varias subcomisiones (ambiente; asuntos jurídicos; estudios y proyectos; financiera administrativa, entre otras), tiene su sede en la Isla Martín García, y dos subsedes: una administrativa en Buenos Aires y otra operativa en Colonia.
Un destino tranquilo
La Comisión se encuentra integrada por dos delegaciones, una en representación de la Argentina y otra en representación del Uruguay, con cinco delegados cada una. La presidencia y vicepresidencia de la Comisión son desempeñadas, por períodos anuales y en forma alternada, por los presidentes de cada una de ellas.
«Designan al presidente de la delegación argentina ante la CARP», informó hace una semana, el 20 de febrero, el portal Transportes & Comercio Exterior, que agrega que «el cargo será ocupado por el embajador extraordinario y plenipotenciario Diego Javier Tettamanti». El portal añade que «el Gobierno dio por finalizadas las funciones del embajador Jorge Hugo Herrera Vega, y designó en su lugar a Tettamanti», quien también ejerce como vicepresidente de la CARP, presidida por el uruguayo Felipe Michelini Delle Piane.
El problema es que debajo de un incuestionable diplomático de carrera permanecen personajes de dudosa idoneidad y honestidad, como lo señala César Lerena en un artículo publicado en el portal de la Fundación Nuestro Mar.
¿Inmunidad o impunidad?
«Qué hacen en la Comisión Técnica, diplomáticos que carecen de conocimientos técnicos específicos y, también señores como Tomás Gerpe y Otto Wohler que fueron incapaces de conducir las funciones que tenían asignadas en la Subsecretaria de Pesca y en el INIDEP», se pregunta Lerena.
Y agrega que «se ignoran los motivos por los cuales, el ex Subsecretario de la Secretaría General de la Gobernación Mario Etchevarren que, según página/12, tiene varias denuncias penales por recaudación ilegal, narcotráfico y prostitución de menores; el Ing. Agr. Walter Feldkamp, un hombre dedicado a la agricultura que apoya el uso del glifosato en esa actividad y, María Felicitas Rodriguez, una señora presidenta de la UCR Uruguay (Entre Ríos) dedicada a la ganadería, fueron designados, sin antecedente afín alguno, ante la Comisión Administradora del Río de la Plata».
César Lerena se pregunta por qué fueron designados estos delegados «sin antecedente afín alguno», aunque tal vez las designaciones se expliquen por otro tipo de antecedentes. En el caso de Mario Etchevarren, ser el hermano del intendente de Dolores, Camilo Etchevarren, con quien lo unen lazos de sangre y causas judiciales, y haber sido funcionario de María Eugenia Vidal, parecen ser antecedentes suficientes para merecer un destino sin sobresaltos.
Dicen que los miembros de la CARP gozan de inmunidad diplomática, un privilegio seguramente muy valorado por el hermano de Camilo. Después de todo, inmunidad e impunidad se parecen demasiado.
