Internacionales

Grecia en manos de la soberanía del pueblo

Informe Especial. Escriben Ignacio Campos y Alejandro C. Tarruella, exclusivo para InfoBaires24

 

PRIMERA NOTA

 

 

La voluntad popular

   Alemania aprieta pero no ahoga. No porque tuviese, como en los años del nazismo, la ilusión de ser el dios no dicho de Europa, sino porque el pueblo de Grecia ha decidido tomar el toro por las astas. De manera que hoy la discusión pasa por otros parámetros. La lucha es para evitar someterse a la dictadura del Bundesbank o los buitres. Sin embargo, hay una trama de intereses que inquieta al gobierno griego sustentado en la voluntad popular.

 

   A Ángela Merkel y sus socios, vale reconocerlo, no le mueven el amperímetro las democracias. Los ajustes basados en negocios irracionales que conforman su propuesta, que acaba con una situación mejor de la economía de Alemania y algunos de sus socios, son un eje que puede llevar a nuevas dictaduras o un clima de preguerra tipo 1936. El panzer neoliberal no titubea ante soberanías que no sean las financieras o militares (OTAN).

La deuda griega, es producto del sometimiento de ese país a los “grandes” del continente y la OTAN, y hoy, ellos mismos tienen que sentarse a tratar como salir del abismo. Un informe de la Auditoria de la Deuda Pública de Grecia, observa que el gasto militar fue una de las claves del endeudamiento de los años “80”. El gasto militar, se estableció, está en un 4 por ciento del PBI mientras que Ángela Merkel lo sostiene en 1,4%. La OTAN, el poder tras bambalinas de la Unión Europea, pide que la cifra llegue al 2%, la mitad que se impuso a Grecia. Los analistas, sostienen que ese porcentaje es superado apenas por Estados Unidos y a raíz de eso, en la última década, Grecia compró material militar por 12 mil millones de euros al punto que, entre 2005 y 2009, poco antes de solicitar el rescate, era el quinto mayor importador del rubro a nivel mundial.

La deuda griega, es producto del sometimiento de ese país a los “grandes” del continente y la OTAN, y hoy, ellos mismos tienen que sentarse a tratar como salir del abismo

La razón es sencilla: los acreedores principales del país son Francia, Alemania y Estados Unidos, fabricantes de armas. La deuda entonces, no se produjo por mayor consumo del pueblo, sino –como en la Argentina del 2000-, por los intereses usurarios de la banca y el injustificado gasto militar.

Un informe del comité internacional de la verdad, a cargo de la auditoría de la deuda griega, estimó que por una parte, no se puede pagar, pero además Grecia “no debe hacerlo» porque la exigencia económica «es fruto de unos acuerdos que infringen directamente los Derechos Humanos de los griegos».

Por supuesto, para la troika europea, heredera de la contienda mundial 1939-1945, que avanza con la deuda en lugar de los tanques en esta embestida de principios de siglo, no hay Derechos Humanos que valgan. A los campos de concentración, les suceden las prisiones financieras y así, sea como sea el acuerdo que impondrán Alemania y sus aliados, los aportes no serán jamás para paliar necesidades del pueblo, sino para resolver en diferentes plazos los objetivos de los acreedores de la banca privada.

Ahí se inscriben incluso, los 35 mil millones de euros que la Unión Europea ofrece hasta 2020. Si en 1966, la ONU estableció el derecho a la soberanía, podría afirmarse que la Merkel y sus socios, no han sido debidamente informados. Ante ese cuadro, la quita (como lo planteó Néstor Kirchner y lo realizó con la continuidad de Cristina), es uno de los caminos para achicar la voracidad de la usura internacional.

   El primer ministro griego Alexis Tsipras, dijo antes de viajar a Bruselas a tratar con la Merkel el tema de la deuda: «Trataremos de lograr un acuerdo económico viable para dejar atrás un exagerado superávit primario, mantener las pensiones y los salarios y evitar el alza injustificada de la electricidad para las familias de clase media». Grecia debe reestructurar con la Unión Europea y el FMI, más de 240.000 millones de euros de deuda, cifra que corresponde a dos rescates que acordaron las autoridades anteriores a Tsipras para no caer en el impago técnico en 2010 y en 2012.

Prisión de deudas

   Es atinado lo que señaló el integrante del Comité de auditoría de la deuda griega Daniel Albarracín respecto del carácter de la misma, en la mirada de los dueños de la usura. «En primer lugar, el marco financiero creado en Europa está diseñado para generar, tal y como apunta Phillippe Legrain, una prisión de deuda», analizó. Luego explicó que una “prisión de deuda” es «una situación financiera en la que los países apenas tienen la opción de declarar impagos de ningún tipo, y en la que lo decisivo es que permanezca su dependencia financiera y que sigan acatando las condicionalidades y, por tanto, su política económica siga siendo dictada desde fuera de sus fronteras».

Dijo también que «En segundo lugar, habría que mencionar, la inmensa operativa generada en torno a los Memorando de Entendimiento y los programas de ajuste de 2010 y 2012, que ha supuesto una enorme sustitución de acreedores», y expuso que con esa operación. «la exposición del riesgo de los inversores privados ha sido sustituida por la asunción del mismo por instituciones públicas mediante préstamos bilaterales, préstamos del BCE y del FMI, y especialmente el siniestro Fondo de Europeo de Estabilidad Financiera y su heredero el Mecanismo Europeo de Estabilidad».

   A ese mecanismo de encierro de los pueblos, algunos pensadores lo han comparado con los campos de concentración de la segunda guerra mundial. “Es una metáfora trágica en la que siempre pagan los más débiles”, se llegó a decir. Mediante este sistema, no hay que olvidar, la banca yanqui se evita pagar los seguros de un default. Así es entonces, «una socialización de pérdidas paneuropea, un mecanismo de integración económica desde las élites que han conseguido traspasar todo el sacrificio a los contribuyentes europeos», definió Albarracín.

 Es una metáfora trágica en la que siempre pagan los más débiles, se llegó a decir

   A Europa, el referéndum que sostuvo al gobierno de Tsipras y le dio aire político fresco, le cayó como un hecho rebelde en el campo de concentración. Un columnista de la publicación digital Sputnik, Alexander Mercouris, tomando como fuente a un artículo de The Financial Times, observó que a Europa no le era ajena la posibilidad de un golpe de Estado. Recordaban con temeridad, el golpe de los coroneles que derrumbó a la monarquía en 1967.

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