Grasa militante en la central de inteligencia
A medida que pasan los días y el gobierno de Alberto Fernández se sigue interiorizando acerca de la herencia que nos dejó Cambiemos, continúan surgiendo sorpresas desagradables. Ahora se supo que el régimen de Mauricio Macri contrató al 60 por ciento de los espías de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y efectivizó a la mayoría después de las PASO.
De los 1405 agentes que tiene la agencia, el 60 por ciento entró durante el mandato de Mauricio Macri. Ocho de cada diez se sumaron a planta permanente y el 70 por ciento fue ingresado entre el 9 de agosto y el 10 de diciembre último, cuando Cambiemos dejó el gobierno
Por eso, y tras una reunión en Casa Rosada entre el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y la interventora en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Cristina Caamaño, ambos funcionarios decidieron que revisarán todas las designaciones que hizo el anterior jefe de espías, Gustavo Arribas, durante los años de su gestión.
De los 1405 agentes que tiene la AFI, el 59 por ciento entró durante el mandato de Mauricio Macri; ocho de cada diez se sumaron a planta permanente y nada menos que el 70 por ciento fue ingresado entre el 9 de agosto (justito antes de las PASO) y el 10 de diciembre último, cuando Cambiemos dejó el gobierno. Pero el problema no son sólo las cantidades: el macrismo llenó la AFI de policías –federales y bonaerenses–, amigos y parientes de funcionarios macristas, sin carrera en materia de inteligencia, sin niveles de conocimiento y que se dedicaron a intervenir en política y en las causas judiciales.
Lugares claves como la Dirección de Contraterrorismo están desarmados, mientras que la mayor parte de la AFI se orientó a plantar expedientes contra opositores y a operar con escuchas y de otras maneras contra los dirigentes de otros partidos. Por supuesto, no faltan los ñoquis: se han detectado agentes que trabajaron una hora 40 minutos en promedio por día; o sea que vinieron algún día de la semana y faltaron todo el resto, algo que seguramente debe enfurecer al ex ministro macrista Alfonso Prat Gay, que inmortalizó la expresión «grasa militante» para atacar al kirchnerismo.
Tras el decreto de Alberto Fernández interviniendo la AFI, Cristina Caamaño asumió como interventora y no sólo se encontró con nombramientos de los últimos seis meses, sino con injustificados pases a planta permanente. Si se calcula que el total de personal en la AFI es de unas 1405 personas, más de 800 fueron designadas en los últimos cuatro años y 600 ingresaron entre 1983 y 2015. O sea, Cambiemos se ocupó de meter personal de manera descontrolada, designando más gente en cuatro años que los que estaban en sus puestos en los 32 años anteriores.
Pero, además, la maniobra consistió en dejarle al Estado una tremenda carga, ya que se hicieron ingresar unos 600 como planta permanente, una buena parte de ellos familiares y amigos de los funcionarios de Cambiemos. Hubo recién ingresantes con sueldos de 90.000 pesos. Más de 500 de esos recién llegados lograron que les firmen la designación entre agosto y diciembre de 2019, es decir cuando ya se sabía que Mauricio Macri dejaba la Casa Rosada. Como queda patentizado el mensaje fue: «nosotros nos vamos, pero les dejamos cientos de personas que harán imposible una verdadera renovación».