En Francia también quisieron un plan de empleo joven y precarizado
En 2006, el entonces presidente Jacques Chirac, envió al Parlamento el Contrato Primer Empleo. Multitudinarias movilizaciones acabaron con la normativa al mes de ser aprobada.
Por Ana Sosa para InfoBaires24.
El proyecto de ley para “incentivar” a los empresarios a tomar empleados – y qué mejor incentivo que la mano de obra barata, con facilidad de despidos sin causa! -, que según el diario La Nación se está gestando hace más de un mes, no es un proyecto novedoso: en Francia fue tratado, votado, aprobado, repudiado…y retirado a un mes de ser convertido en ley, gracias a la presión de la calle, hace 10 años.
Durante la presidencia de Jacques Chirac, el CPE (Contrato Primer Empleo) fue presentado por su primer ministro Dominique de Villepin en enero del 2006.
El “argumento de venta” era el de reducir el desempleo, sobre todo en el sector de los jóvenes. Fue aprobado y convertido en ley por el Parlamento, a pesar del descontento popular, el 31 de marzo y abrogado el 21 de abril de ese año, luego de una saga de tres meses de manifestaciones populares. El primer ministro francés anuncia el 10 de abril que “no están reunidas las condiciones para que se aplique el CPE” y el 23 de abril, se aprueba la ley que lo suprime.
Era un tipo de contrato de trabajo de duración indeterminada para jóvenes de menos de 26 años, aunque contrariamente a su nombre, también podía aplicarse a cualquier asalariado. Contaba con un “periodo de consolidación” de dos años, durante el cual el empleador podía romper el contrato sin necesidad de dar un motivo; en el caso de una ruptura por el empleado durante este periodo, le hacía perder el subsidio por desempleo. Además, se acompañaba de una exoneración de las cotizaciones patronales durante tres años.
Este texto produjo una ferviente oposición al gobierno entre los estudiantes universitarios y secundarios, seguido por los sindicatos, y más tarde por partidos políticos de izquierda, estimando que ese tipo de contrato facilitaba los despidos abusivos y la precariedad laboral.
Se desencadena, entonces, un conflicto mayor en todo el país durante los meses de febrero, marzo y abril. El movimiento de repudio se llamó “anti CPE”, reuniendo en sus comienzos y de manera espontánea, unos 400.000 estudiantes secundarios y universitarios, en la primera manifestación de febrero, para terminar con más de 3.000.000 en la última (un millón, según la policía), con más de 40 universidades bloqueadas. De hecho, este enorme suceso se lo relaciono con los violentos desalojos de las universidades y liceos tomados, por parte de Gendarmería, sobre todo en la prestigiosa Universidad de La Sorbona, símbolo estudiantil en Francia.
De manera sorprendente, la juventud defendió con uñas y dientes su futuro laboral, organizando, además de la toma de los establecimientos, piquetes en las principales autopistas, estaciones de trenes, de colectivos y aeropuertos, donde hasta los sindicatos de estudiantes se vieron desbordados por la magnitud del movimiento.
El mismo estaba estructurado por asambleas generales, que respondían a la Coordinadora nacional estudiantil. Por primera vez, tanto en el sector público como el privado hubo miles de declaraciones de huelga, siendo la educación nacional la más afectada, aunque también hubo graves perturbaciones en transportes, y en la función publica (correo, empresa de gas y electricidad) y privada (Telecom, bancos, metalurgia, y la mayoría de los grandes diarios nacionales) en todo el territorio nacional. En razón de la presencia masiva de periodistas y fotógrafos a lo largo de las manifestaciones, varios actos de violencia por parte de las fuerzas del orden fueron evidenciados, el caso más conocido es el de un joven, gravemente herido quedando en coma durante tres semanas.
Aquí, en Francia, este movimiento es recordado por su similitud con el que se está gestando actualmente contra la Ley de flexibilización laboral, también iniciado por estudiantes secundarios y universitarios. Gloriosa juventud.