Fin de fiesta: Heidi muestra los dientes y un hombre oscuro sale a la luz
Dos señales fuleras para el régimen. María Eugenia Vidal no cree en lágrimas, ahora actúa a cara de perro. Por eso retira a Macri de las boletas y arroja a Salvador, no al Salvador, sino su vicegobernador radical dispuesto a humillarse a cambio de una silla en el reparto. Esa es una de las dos señales…
Escribe Alejandro C. Tarruella
La otra, consiste en que Marcelo Mindlin, jeque empresario de la energía, apresurado, le pidió una reunión a Alberto Fernández y fue a su casa. Esto lo reveló la astucia y el talento de Diego Genoud, periodista de jerarquía, en el portal “La Letra P”.
En un caso, la desesperación ante lo que aparece como una posible derrota en la provincia de Buenos Aires, lleva a Vidal a enfrentar al propietario de la fuerza –recordemos que es un rejuntado de ceos, truhanes, Pichetto, y algún incauto que quiere pegarla en algo, y el coro de muchachas vestidas de percal-, porque el poder sin vueltas, le interesa ya mucho más que cualquier lealtad, término que no es muy afín a la corriente.
Mindlin teme a la suerte de la justicia. Al parecer, lo afirman algunos sabelotodos del mundo corporativo político, no se ve afectado por algún congelamiento de tarifas o cambios rudos en la política de saqueos a la sociedad, sino por una posible embestida de esa justicia en un nuevo tiempo político.
Vidal no viene muy lúcida y su rostro, sus gestos no lucen tan puros como en otros tiempos, la realidad apura como un perro hambriento, y lo demostró al hacer referencia a la marihuana
Dijo la gobernadora que “entiende a los sectores que pueden tener libertad de decidir fumarse un porro” pero remarcó que esa “libertad” es únicamente para los pudientes. Algo semejante a lo que expresó sobre las universidades, negando que los pobres pudieran acceder a ellas. No son sus días más felices.
El hombre de la oscuridad
Mindlin es el dueño de Pampa Energía, que vale 6 mil millones de dólares, es socio mayor de Transener y a partir del apagón que afectó al país, al Uruguay y Paraguay, entre otros, está en el ojo de la tormenta. En la ocasión 50 millones de personas quedaron a oscuras. Ligado a Macri, a Joe Lewis, el hombre de negocios sale a la luz en búsqueda de certezas. Cristina lo había criticado como empresario típico del enriquecimiento de la era del hijo de Franco.
Al parecer, según lo deslizó Genoud, pidió que el encuentro fuese, es curioso, a oscuras, y que nadie se enterase de que había ido a ver por propia iniciativa, a Alberto.
En 2017, Mindlin había dicho a Noticias que no le molestaba que lo calificaran de macrista. Ahora parece que sí
Aunque lo más importante es el hecho en sí, el empresario intocable pide un encuentro sin luces que le de visibilidad ante los otros.
El hecho, como la negativa de Vidal a mostrar el rostro de su jefe, están marcando los rasgos de una etapa en la que el proyecto que se entronizó en el poder en 2015, hace agua. Las dos señales son ahora inocultables y atravesaron la oscuridad que se pretendió de alguna de ellas. Hay que tomar en cuenta entonces, que nos avecinamos a un “fin de fiesta”, no viene mal recordar a Beatriz Guido, que acuñó la frase para otra instancia, y que ese punto de inflexión es en realidad, un fin de época.
Un fin de época implica un nuevo realineamiento nacional e internacional. Somos ciudadanos de la etapa marcada por el Brexit, la caída de Gran Bretaña y con ello, el fin de los grandes imperios que buscan reciclarse. Los continentes comienzan a tener un valor supremo a la hora de redefinir el lugar de cada país, cada región. Hay un papel muy importante para uno de los mayores líderes mundiales, el Papa Francisco, que es argentino por si algunos no lo recuerdan.
Mindlin expresa en cierto modo ese punto de inflexión. Vidal parece exponer la caída, a secas
Pensar, reflexionar y actuar en calma puede permitir a los argentinos, poder sentir en consonancia con esa gran puerta que se abre como una oportunidad histórica. Hay dos señales que exponen ese camino. Y como lo dijo el poeta, se hace camino al andar.