Estela de Carlotto: “La nominación al Premio Nobel de la Paz es un mérito a la mujer argentina
La titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, lamentó no recibir llamados del Gobierno: «También nos gustaría que cuando encontramos un nieto nos mandara un mensaje, un telegrama, algo». En ese sentido, no olvida que el presidente las acusó de ‘curros de los derechos humanos’ durante la campaña y afirmó que la actual es una etapa ‘penosa y preocupante’.
Hugo Gulman
Estela Carlotto manifestó que el premio Nobel es una ilusión y el haber sido aceptada es un mérito a la mujer argentina, porque “las Abuelas no somos más que eso”.
También destacó la satisfacción de ser reconocidas en todo el mundo y haber recibido mucha ayuda económica en épocas de dictadura. Luego, con los gobiernos constitucionales mantuvieron el diálogo “menos ahora que no existe, es una etapa penosa y preocupante la actual”, lamentó.
-¿Que la nominación llegue en este momento político es una suma más?
Carlotto: Exactamente. Nosotras ya habíamos sido propuestas por Daniel Filmus e Ignacio Ernaiz en siete oportunidades, que han entendido que llevando las constancias de nuestra lucha con la bandera de la paz sobre todas las cosas y siempre fuimos aceptadas por el Comité como partes posibles. No se dio, estábamos muy cerquita cuando se lo dieron a Obama y resultó que el premiado fue un fiasco, pero así fue.
En diálogo con el programa ‘Al final del túnel’ que se emite por radio Caput los martes a las 16, Estela señaló que siente que actualmente hay apoyo fuerte y consolidado dentro y fuera del país, tanto de altas autoridades cmo de muchísimos espacios respetados por la comunidad internacional. No obstante, reconoce que es una ilusión que no las desvela, pero les agradaría recibir el Nobel. “Igualmente, siempre digo que para nosotras no existe un premio mayor que encontrar un nieto”.
-¿Recibieron llamados del gobierno?
Carlotto: Del gobierno no. Nos gustaría del presidente que cada vez que encontramos un nieto, que es un argentino del país que está gobernando, víctima de llevar una identidad que no le corresponde, víctima de un secuestro o un robo y devela su verdad y retorna a la realidad de una herencia que es papá y mamá, pensamos cómo el presidente no nos manda un telegrama, un correíto, un mensaje y… nada. Además nos llamó ‘curros’ en su campaña, eso fue una ofensa tan grande y profunda que siempre la recuerdo y la invoco. Qué dolor, qué feo.
-Me recuerda a 1980, cuando le entregaron el Nobel a Adolfo Pérez Esquivel y los argentinos no teníamos idea de quién era.
Exactamente. Él estuvo preso, había tenido muchos años de trabajo en el Servicio Paz y Justicia. Las que más nos veíamos en el tema de las desapariciones forzadas de personas éramos las Abuelas, las Madres y Familiares en las rondas de la Plaza y en la visibilidad mundial que habíamos conseguido. Viajábamos desde el ’77 por todo el mundo, recorrimos toda Europa llevando el mensaje y recayó en Adolfo, que representaba no sólo a un luchador, sino también a una víctima por haber sido martirizado por esa frialdad de los depredadores y los genocidas. Felizmente vivió y sigue haciendo su tarea.
En los inicios no tomaron conciencia de lo que estaba sucediendo porque eran ‘demasiado infantiles e inocentes’ e ignoraban los asesinatos y secuestros que la dictadura estaba cometiendo. Fueron enterándose al reunirse de a poco entre ellas y lo más sensato fue darse las manos las mujeres, madres y abuelas, que cargaban con ese dolor a cuestas y esto no tiene fin porque hasta hoy en día están unidas. “Nunca nos quedamos encerradas en un círculo de llanto, dolor y lágrimas”.
Fueron incorporando y elaborando estrategias. Eran años sin internet, celulares ni las tecnologías actuales; sólo contaban con un teléfono desde el cual se comunicaban y decían ‘vamos hoy a juntar flores ¿qué te parece?’. Lo de las flores era porque se reunían en la confitería Las Violetas. “Y cuando nos reuníamos festejábamos un seudo cumpleaños con regalos falsos que no existían; y cuando se iba el mozo sacábamos las hojitas para firmar y las cartas que les mandábamos al Papa, a ministros del exterior, a presidentes del mundo, sobre todo de países más cercanos, como Francia, Italia o España, que eran nuestras raíces”, evoca.
-¿Y cuando llegaba la información?
Carlotto: Cuando llegaba una información de algún maestro que decía ‘tengo un chiquito de la edad de los chicos que ustedes buscan que es muy retraído, lo vienen a buscar, se lo llevan en un auto… averigüen’. Nos daban la dirección e íbamos transformadas en una abuela que vendía libros para niños, tocábamos timbre para ofrecerlo, nos daban los datos de ese chico y escondida atrás de un árbol otra abuela tomaba fotografías. Así nos hemos disfrazado de enfermeras, mucamas, vendedoras de ropa y hasta hemos mandado alguna vez a un abuelo que corrió peligro porque no disimuló demasiado y lo pescaron espiando.
-Abuelas acaba de lanzar una nueva campaña. ¿El Mundial es importante para visibilizarlas? ¿Reciben llamadas cuando lanzan nuevas campañas?
Carlotto: Si, ayer mismo cuando largamos esta campaña ya llegaron llamadas telefónicas pidiendo citas, se mueve muchísimo. El nuevo es un spot chiquito y simple, pero muy significativo. Es una de nuestras nietas que se abraza con su abuela, que no sabía que la tenía y la quiso sin conocerla. Es realmente un caso de una joven maravillosa que se integró fácilmente a su historia verdadera, hay momentos en que esas actividades visibles, conferencias o exposiciones de relatos que nuestro grupo de prensa y difusión inventa y nosotras auspiciamos, hace que más gente se acerque o mande un mensaje para que los recibamos o recurre a la Comisión Nacional por el derecho a la Identidad (CoNaDI).