Entrevista IB24: cómo y por qué tienen nombres de mujer las calles de Puerto Madero

La ex Embajadora en Cuba y ex Diputada Juliana Marino, autora del proyecto para que los nombres de las calles de ese barrio lleven nombres de mujeres, reveló cómo se gestó la iniciativa. Por otra parte, se refirió a la reunificación del peronismo: “Los que trabajan en la unidad deben demostrarlo. Hay compañeros que no se comportaron ideológicamente bien en estos dos años”.

¿Cómo se impulsó la ley?

Marino: Fue una especie de casualidad. Se desarrollaba en ese momento la conferencia de Beijing, algunas compañeras no habíamos podido viajar. Nosotros habíamos apoyado toda la temática de salud reproductiva, avanzar con el tema del aborto y eso había motivado que fuéramos excluidas de la delegación. Siendo legisladora se presenta la oportunidad. Una compañera del peronismo me informó en ese momento que había 2.000 calles con nombres de varones y solamente unas poquitas con nombres de mujeres. En homenaje a lo que estaba ocurriendo en Beijing yo lo propuse. Había un relevamiento, con datos y se aceptó mi pedido, que fue un arrebato que le hice a la muchachada porteña, se armó una reunión interbloque donde cada bloque presentó su candidata.

¿Por qué propusiste que fuera Puerto Madero?

Marino: Algunos concejales dijeron que el cambio de calles siembra un trauma, que en los barrios hay cosas arraigadas, lo cual es cierto. Entonces dije que había un barrio que no tenía nombre, que es Puerto Madero, debía ser nuestro. No pudieron decir nada, porque ninguna de las calles que habían empezado a existir tenía nombre. Cada bloque presentó su propuesta. Nosotros presentamos a la Madre de Plaza de Mayo Azucena Villaflor, otros a Alicia Moreau de Justo. Distintos nombres. Se votó y se abrió la posibilidad de ponerle los nombres de mujeres a diez calles. Luego se fueron abriendo más calles, el Puente de la Mujer y así nos quedamos con un barrio de la Ciudad de Buenos Aires.

-Hay nombres muy conocidos, como Azucena Villaflor, María Luis Bemberg y otros, pero otros deben haber requerido una buena investigación de otras mujeres porque no son tan populares.

Marino: Luego las diez primeras se fueron incorporando en diferentes momentos, ya con la Legislatura Porteña. Resultó práctico poder designar nombres que no existían. Se habló de Eva Perón, pero ya tiene una avenida en barrios importantes de la Ciudad. Nosotros hicimos la ley de cupos, se incorporaron muchísimas mujeres, y algunas de ellas quisieron hacer un homenaje incorporándolas: actrices, personalidades de la cultura, la educación, feministas…

El estadio de tenis del parque Roca lleva el nombre de Mary Terán de Weiss, una mujer con mucha historia y son muy pocos los colegas que lo mencionan con su nombre.

Marino: Claro. El nombre de la tenista era absolutamente merecido. Nosotras inclusive trabajamos otro tipo de homenajes que hicimos, yo recuerdo haber colocado pequeñas esculturas, una de ellas con la primera bandoneonista. El interés nuestro era tratar de asociarlo con algunas figuras femeninas que tuviera que ver con esa profesión, y que hubiera sido una pionera. Las mujeres se fueron abriendo paso en todas las primeras décadas del siglo XX, en oficios donde costaba mucho ser aceptadas por ser mujeres. El nombre de las calles es todavía muy importante en el caso nuestro, como una herramienta para sacar a la luz la historia invisibilizada de tantas mujeres que hicieron historia y que recién ahora se están conociendo por más personas.

Venimos de una historia de mandato patriarcal.

Marino: Cuando retomamos una historia de rebeldía luego de la década del 70, hicimos debates extensos por años con mujeres de otros partidos políticos. Una de las conversaciones que teníamos era que este reclamo por lograr más lugares en la política tenía que ver con la equidad. Nos corrimos de la superioridad moral. Nos corresponde porque tenemos un techo de cristal, porque hay patriarcado, porque hay doble carga de una profesión y el trabajo doméstico nos impide. Un montón de razones que tienen que ver con estereotipos, pero nunca por superioridad moral. Hay una serie de mujeres con las que no estoy de acuerdo para nada que traicionan la lucha por la condición de la mujer.

¿En qué espacio estás militando?

Marino: Desde que volví, luego de ocho años de gestión como Embajadora en Cuba, estaba fuera de la estructura del PJ. Estoy militando en el Instituto Patria en la Comisión de la Mujer y en la Comisión de Integración Regional y Relaciones Internacionales. También participo en el Comité por la Libertad de Milagro Sala. Estoy en estos ámbitos, con bastante tarea porque hubo interrupciones en la memoria de las luchas populares en la Argentina. No se conocen las conquistas que tuvimos. A la gente más grande como yo nos corresponde revivir esta historia y relatarla.

¿Cómo ves esta serie de reuniones que arrancó en la UMET donde confluyen diversos sectores del peronismo? ¿Ves un frente posible?

Marino: Podría ser. Yo le tengo mucho respeto a la unidad. No voy a conspirar ni estar en contra de un intento de unidad. Creo que un frente que se oponga a estas políticas de la derecha argentina y latinoamericana. Hay que deponer las ambiciones personales, postergar los deseos personales. Los que trabajan en la unidad deben demostrarlo.

¿Tenés expectativas?

Marino: No tengo ni muchas ni pocas expectativas. Está abierto, hay compañeros que no se comportaron ideológicamente bien en estos dos años. Están allí sentados y espero que hayan recapacitado. Si los puntos de coincidencia son amplios yo creo que podríamos avanzar, al menos un pasito generoso en relación a frenar las actuales políticas que están condenando al pueblo argentino. Estas políticas neoliberales a las mujeres nos condenan triplemente, porque quedamos desocupadas, tenemos los peores laburos. A nosotros nos afecta mucho más que a los varones, que ya los afecta mucho.