En un gesto de debilidad política, Macri insultó a Cristina y pidió a los senadores peronistas que no voten la ley anti-tarifazo
Por Maximiliano Borches. Uno de los códigos no escritos en el devenir de la acción política, da cuenta de que nunca hay que apelar públicamente al nombre de tu principal contrincante, luego de pasado un tiempo considerable en el ejercicio del gobierno, si es que verdaderamente se lo considera a este vencido. Todo lo contrario fue lo que hizo el empresario-presidente Mauricio Macri, quien a dos años y medio de ejercer la presidencia, y apenas pasado el mediodía de este lunes, cuando en una suerte de cadena nacional que brindó sentado al lado del ministro de Producción Francisco Cabrera, nombró directamente -insultándola, además- a Cristina (Fernández de Kirchner), apelando con la utilización del miedo como táctica en su relato, a que los senadores peronistas no voten la ley anti-tarifazos. Esta debilidad manifiesta del Presidente, no sólo da cuenta de que entiende el costo político que pagará, si eventualmente veta la ley anti-tarifazo una vez aprobada en la Cámara Alta, sino que además ubica a Cristina -a quien no dejaron de denostar desde que la Alianza Cambiemos llegó al gobierno, asegurando que su influencia en amplios sectores de la sociedad había mermado- como la principal líder opositora. Además, y en plena catarsis de su nerviosismo, Macri precisó que «Cristina hace locuras», insultando una vez más a la dos veces presidenta.
En un gesto desesperado, acompañado además por el nerviosismo político, el empresario-presidente Mauricio Macri utilizó una especia de segunda cadena nacional (la primera la realizó en momentos que se consumaba la disparada de la crisis cambiaria, que aún hoy continúa) para pedir públicamente a los senadores peronistas que no voten la ley anti-tarifazos este miércoles en el Congreso Nacional. Proyecto de ley que propone retrotraer el precio de las tarifas a noviembre del año pasado, que ya cuenta con media sanción de diputados, y que el propio Presidente amenazó en varias oportunidades con vetarla en caso que se apruebe.
Utilizando en su relato los mismos giros de campaña que nunca dejó de lado, y apelando al «miedo» al hacer referencia sobre «lo que puede ocurrir» si la ley anti-tarifazos finalmente se aprueba este miércoles, se erigió en una especia de «jefe del peronismo racional» (sic) para llevar a cabo su último intento de frenar esta importante ley que retrotrae el precio de las impagables tarifas de servicios públicos a noviembre del año pasado, en un contexto de claro retroceso de la hegemonía macrista que supo conformar a fuerza de la artillería mediática y los trucos de marketing-político, pero que en la realidad comienza a hacer agua con las movilizaciones cada vez más masivas contra el gobierno y sus políticas (sólo la semana pasada, entre la Marcha Federal Educativa y la concentración del 25 de mayo bajo el slogan: «La Patria está en peligro», salieron a las calles más de un millón y medio de argentinos), la caída constante de su imagen en las encuestas y el descreimiento de amplios sectores que lo votaron tanto en 2015 como en 2017.
En este contexto, Macri cometió el peor error que podía cometer: nombrar con insultos a Cristina Fernández de Kirchner, a quien hasta hace no tanto, el relato macrista daba por terminado su paso por la política y «finalizado el ciclo kirchnerista». Sin embargo, su mención a la dos veces Presidente y actual Senadora Nacional por la provincia de Buenos Aires, la ubica en la pole-position de las y los líderes políticos opositores, dejando entrever lo que a todas luces es una realidad: La influencia de la figura de Cristina Fernández de Kirchner, lejos de apagarse, se mantuvo y crece al ritmo que aumenta la crisis interna, y el desprecio popular al gobierno de la Alianza Cambiemos, que sólo propone más ajuste y sus consecuencias de hambre y pobreza.
VER:
La contundente respuesta de Cristina Kirchner a Macri que encendió las redes sociales
