Ella y ellos
Por Juan Alonso
A Cristina Fernández de Kirchner le alcanzaron 25 minutos para describir el fenómeno social y económico que padece la Argentina luego de cuatro años de devastación macrista.
Mientras Mauricio Macri amenazaba que podía volverse loco en 2018, cuando el dólar trepaba por las nubes y el valor del peso y los salarios se depreciaba cada vez más con inflación y recesión, se fugaron 23 mil millones de dólares.
Macri tomó una deuda impagable, gracias al aval de Donald Trump que apostó a su reelección fallida con el FMI.
Ahora el país debe enfrentar las consecuencias con una grave dependencia energética, productiva y científica con las grandes potencias del mundo que se disputan la producción de vacunas y la apertura de nuevos mercados para sus propios productos tecnológicos en cada uno de los mares y puertos del planeta.
No resultó casual que al mismo tiempo que CFK relanzó el Plan Qunitas (destruido por Macri y su séquito judicial) desde Lomas de Zamora, en las redes antisociales se prolongó una campaña feroz contra el Presidente Alberto Fernández que incluyó fotos y diatribas de la corporación mediática que encarna la moral de los inmorales.
Los mismos que toleraron, protegieron y auparon la quiebra del sistema productivo de la Argentina en tiempo record, ahora dan clases de comportamiento cívico. Sí. Los mismos que salieron por centenares a manifestarse en contra del aislamiento preventivo, los barbijos y las vacunas. Ellos y ellas que promueven un tipo de democracia de la proscripción y la lapidación pública donde no exista el Peronismo y menos aún al kirchnerismo.
¿Y en qué sitio del ancho mundo se establecen las bases de las principales plataformas de Internet?
En EE UU.
¿Y qué busca realizar Alberto Fernández con esta plataforma que comenzó siendo una herramienta de comunicación militar estadounidense y se convirtió en una revolución comunicacional en pocos años?
Alberto quiere que el acceso a Internet sea un derecho humano.
¿Por qué?
Lo dejó muy claro la pandemia: sin acceso a la Web no hay educación, ni trabajo, tampoco estimulación de la cultura. Aunque la oposición política y sus asociados de la prensa comercial intentan instalar que Alberto anduvo de fiesta por aquello del flujo libidinal que los acosa como fantasmas anónimos en las redes con caritas de aves, gatos y perritos falderos.
Es curioso el asunto. Así como monetizaron el cableado con fibra óptica en la ciudad más rica del país (CABA) e hicieron lobby para unificar Cablevisión con Telecom, se niegan a democratizar el acceso de los más vulnerables a Internet y como es obvio prefieren que los consumidores sigan consumidos en su propia alienación.
Digamos que el macrismo hizo de la Argentina un territorio bombardeado. Una tarde cualquiera por el corredor Norte de CABA deambulan madres, padres y niños buscando supervivir de la basura que arrojan los otros. Ese hilo invisible de presunta paz de cementerio podría cortarse en cualquier momento ya que María Eugenia Vidal –al igual que Macri a nivel nacional- multiplicó la pobreza, la indigencia y el vaciamiento de la educación en la provincia de Buenos Aires. Por eso Vidal se refugia en CABA tras el desastre que dejó en la provincia donde se produce la mayor riqueza del país que Vidal liquidó desde una base militar. Ni siquiera iba a trabajar a la Gobernación.
Por aquella época, designó al radical de la neurociencia, Facundo Manes, como asesor en materia de “Capital Mental”. Como suena, no es ningún chiste. Manes presidió “La Unidad de Coordinación para el Desarrollo del Capital Mental”, que dependía del “Ministerio de Coordinación y Gestión Pública”.
En la actualidad ese vínculo entre Vidal y Manes se extinguió como el tiempo que pasó. Pero quedaron los documentos oficiales (ver facsímil).
El radicalismo que estructuró la posición del Pro en la Argentina con presencia territorial y dirigentes aliados (lo mismo hicieron en todas las dictaduras después del Golpe de 1955), busca diversificar la oferta electoral con Martín Tetaz que dejó los paneles televisivos de la extrema derecha para candidatearse de la mano de Enrique “Coti” Nosiglia.
Nosiglia es el dueño de los sótanos de la UCR hace 38 años. De 2017 a 2019 visitó Macri unas 15 veces y a solas. Claro que de esos encuentros no existen fotografías pero sí registros a los que este cronista tuvo acceso. No faltaron las tertulias con Elisa Carrió, Laura Alonso, Jorge Macri, y Fernando de Andreis, integrante de la mesa judicial junto al prófugo residente en Uruguay, Fabián “Pepín” Rodríguez. Simón.
Ninguno de estos notables apellidos de la patria de los inmorales sulfata la memoria libidinal de los moralistas actuales. Al contrario: se pasean por los canales colectores de la derecha y ofertan chucherías de la fe como en la urbe de los fenicios.
Les molesta y mucho que Cristina los nombre. Les molesta demasiado la existencia de Cristina porque los derrotó y no le perdonan el hecho de que sea mujer y líder. No lo pueden soportar, entonces, el periodista y médico que diagnostica por tevé –en eso se anticipó a la pandemia-, Nelson Castro, farfulla teorías sobre los ángeles y su voz cae en la deriva.
La estrella de la locura mediática llegó tan lejos que al cierre de esta edición, viernes 13, un fiscal federal pidió informes de los invitados al cumpleaños de Fabiola Yáñez en Olivos.
Y esto también es muy curioso, porque a los Ramiros González de la vida argenta no se les ocurre saber por qué demonios Rodríguez Simón continúa prófugo como si nada.
Se ha montado un sainete ridículo con la privacidad del Presidente como si fuese una estrella de Hollywood. Pero no. No aparece en películas ni se fue de vacaciones como Macri. Lo que está haciendo Fernández es comprar vacunas de a millones. Cerró acuerdos bilaterales con EE UU, Rusia, China, Inglaterra e India. Eso molesta.
La militancia de la vida jode y el odio trepa hasta la boca. Se trata de personajes teatrales que regurgitan su veneno siempre renovable.
El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero debió explicar que el Presidente trabajaba y trabaja cada día, mientras Macri se la pasa en Suiza o boicoteando a la Argentina con sus alfiles millonarios de la evasión y la fuga de divisas.
Miguel de Unamuno solía recordar con sabiduría: “Existe gente que está tan llena de sentido común, que no le queda ni el más mínimo rincón para el sentido propio”.
De estas cosas habló Cristina en Lomas de Zamora al citar frases de Marcela Tinayre en Clarín.
Francia, país rico de Europa y anfitrión del genial y querido Messi, está en severa crisis por la pandemia del Covid-19.
No llegó ni el fin de la historia ni el fin del mundo. Lo que llegó es la reiniciación del capitalismo en su faceta depredadora. El nerviosismo indisimulable del abanico derechista y sus candidatos expone de una forma repugnante sus debilidades.
En el siglo XX usaban tanques, aviones y ametralladoras contra el Pueblo. Hoy manipulan la creación de sentido masivo desde las plataformas de Internet asociadas a la hegemonía mediática.
El motor de la derecha es el antiguo rencor palpitante y la toma del poder.