El Pozo de Banfield se convirtió en sitio de la memoria
El lugar se convirtió en un Espacio de Memoria a partir de un convenio que firmaron el secretario de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, Guido Carlotto; su par de Nación, Martín Fresneda; y el intendente local, Martín Insaurralde.
El encuentro se hizo en Siciliano y Vernet, la esquina donde funcionó el Pozo de Banfield. Durante el acto, Fresneda expresó que “es un placer poder estar presente en este día tan esperado. Venimos junto a los militantes y a todos los argentinos y argentinas que han hecho de la memoria una forma de vivir la vida”. Además, profundizó: “En todos los rincones del país donde hubo horror, hoy hay militantes y hay vida. Hubo una generación de luchadores que, durante muchos años llevaron una bandera, y que estoy convencido que tenemos que sostenerla en estos tiempos, que es la bandera de la lucha por un mundo mejor».
A su turno, Carlotto djo: “Estoy muy emocionado y ustedes saben mejor que yo lo que significa llegar a este momento. Acá estuvieron detenidos muchos de mis compañeros. Es un lugar emblemático, por eso es importante para nosotros que hoy las autoridades municipales, provinciales y nacionales y los organismos de derechos humanos hayamos firmado este convenio». Y agregó: “Lo que buscamos con este tipo de acciones es Memoria, Verdad y Justicia porque queremos que esto no vuelva a pasar nunca más. Esto es para las futuras generaciones, para que el país vea y podamos contar qué es lo que pasó en este centro clandestino de detención, quiénes estuvieron detenidos acá y porqué”.
Es un día histórico, la memoria de Lomas de Zamora está incompleta y los vecinos podrán acercarse a ver cómo sigue viva la memoria en nuestro pueblo.
El ex centro clandestino de detención Pozo de Banfield fue epicentro de la represión bonaerense y se creó antes de la última dictadura. Allí funcionó la Brigada de Investigaciones de Delitos Contra la Propiedad y Seguridad Personal, desde octubre de 1974 hasta enero de 1977. A partir de ese momento, pasó a formar parte de las Direcciones de Investigaciones, Seguridad e Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Como centro clandestino, funcionó entre 1974 y 1978: se registraron 182 detenidos, y cumplió diferentes funciones según la época. Fue depósito, paso previo al “traslado” o legalización, centro de tortura y, esencialmente, una de las maternidades clandestinas más atroces de la región. Según una investigación de Abuelas de Plaza de Mayo, filial La Plata, pasaron al menos 16 embarazadas de las cuáles sólo una fue liberada.
El edificio contaba con tres plantas y tenía unos 25 metros de frente por unos 20 de fondo. En la planta baja estaba montada la dirección operativa del centro clandestino: la oficina del jefe, la sala de torturas y otras dependencias. En el primer piso había algunos calabozos y la estructura administrativa: oficinas, comedor y casino de personal, cocinas y baños. En el segundo piso había 24 calabozos, divididos en dos sectores. En un sector estaban alojados los hombres y, en el otro, las mujeres. Los cuerpos se estrechaban unos con otros en las celdas.
A Noemí Di Gianni la secuestraron seis días después del golpe militar de 1976. La llevaron al Pozo de Banfield, y estuvo un mes “desaparecida”: fue salvajemente torturada en los calabozos y luego en el siniestro lugar bautizado como “leonera”. Es una de las pocas sobrevivientes del centro clandestino que perteneció al circuito Camps y por el que pasaron víctimas del Plan Cóndor y de “La noche de los lápices”, entre otros. El edificio que cobijó el horror fue convertido en Espacio de Memoria. “Es un día histórico, la memoria de Lomas de Zamora está incompleta y los vecinos podrán acercarse a ver cómo sigue viva la memoria en nuestro pueblo”, dijo a Infojus Noticias.
En todos los rincones del país donde hubo horror, hoy hay militantes y hay vida», dijo Martín Fresneda, secretario de Derechos Humanos de la Nación.
El caso de Mary
Entre las más de 20 víctimas uruguayas, está el caso de María Asunción Artigas Nilo de Moyano. Le decían “Mary” y fue secuestrada el 30 de diciembre de 1977, junto a su esposo Alfredo Moyano de su domicilio en Berazategui. Fueron detenidos en el marco del Plan Cóndor. Ella estaba embarazada.
María sufría ataques de epilepsia. Una vez, la atendió el médico policial Jorge Antonio Bergés y le dijo que su hija iba a nacer allí, que no se preocupara. Al poco tiempo, dio luz a Verónica Leticia. Le entregaron la niña por unas horas y luego se la sacaron de los brazos. “La vamos a dejar en Casa Cuna”, le dijo un oficial de guardia mientras la obligaba a limpiar las huellas del parto. Pero terminó siendo una trampa. Fue apropiada con el nombre de María Victoria por el hermano del comisario Oscar Antonio Penna, Víctor Penna, y su esposa, María Elena Mouriño. La falsa identidad fue firmada por el médico de la Policía de Buenos Aires Jorge Héctor Vidal.
Tras una intensa búsqueda liderada por las Abuelas de Plaza de Mayo, la niña fue restituida a su familia biológica el 31 de diciembre de 1987. Desde entonces, vivió en Uruguay con sus abuelos maternos, hasta que se mudó a Buenos Aires. El médico Jorge Vidal, que falsificó el nacimiento de la niña, quedó detenido y aún espera un proceso judicial.
Para Juana Campero, integrante de H.I.J.O.S., la historia de Mary es una de las tantas que se resignificarán a partir de la apertura del Espacio de Memoria. Explicó que se vivió un día histórico. “Es una lucha que se ganó con muchas batallas de los organismos de derechos humanos. Nunca nos rendimos, ahora es apoyada por la sociedad y respaldada por el Estado. La gente de Banfield está conmocionada, todos querían que este lugar tan gris y tan lleno de terror se convirtiera en un espacio con vida, que está pintado con colores. Y eso significa que no nos han vencido, que las víctimas del terrorismo de Estado siguen presentes”, explicó a Infojus Noticias.