El cordero, los ricachones y la Batalla de Caseros
“¡Estoy cansado de estos ricachones que siempre hacen lo que quieren!”, se había quejado Felipe Solá, harto de los ruidos provenientes del autódromo de Federico Álvarez Castillo, vecino de su chacra en General Rodríguez. Sin saberlo en ese momento, el actual canciller definía con justeza al dueño de Etiqueta Negra pero también a su amigo Eduardo Pacha Cantón, lanzados a la consideración pública con el mismo estruendo del cordero que cayó en la piscina.
Por Claudio Siniscalco
Con pasados polémicos, tanto el emisor como el receptor del animal arrojado desde el helicóptero representan el paradigma del empresario exitoso; del hombre hábil para los negocios; el que se hace desde abajo y con una mezcla de inteligencia práctica y falta de escrúpulos consigue llegar bien alto; la figura del jet set que exhiben las revistas de ricos y famosos; siempre vinculados con la farándula y con el costado frívolo de la política.
En algunos casos (no muy frecuentes en la Argentina), las llamadas burguesías nacionales se identifican con la suerte y el destino del país en el que actúan. Es decir, consideran que su éxito personal está vinculado al desarrollo del conjunto, independientemente del objetivo prioritario (propio del capitalismo) de satisfacer su interés personal. Es decir, no tienen una ideología y un interés contrarios a su propio país.
Al igual que otros exponentes de su clase, Federico Álvarez Castillo y Eduardo Pacha Cantón expresan, en cambio, la ideología que sustenta la frase «Yo con mi plata hago lo que quiero». Si esa idea antisocial es dañina en el caso de cualquier persona con dinero, lo es mucho más cuando se trata de empresarios que, aunque no lo admitan, tienen una responsabilidad social. ¿Esto siempre fue así?
La Batalla de Caseros
Unos cuantos años antes del episodio del cordero, el 3 de febrero de 1852, se produjo la Batalla de Caseros, en la que el ejército de la Confederación Argentina, al mando de Juan Manuel de Rosas, fue derrotado por una alianza compuesta por fuerzas de Brasil, Uruguay, y las provincias de Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe, liderada por Justo José de Urquiza.
Las consecuencias de esa batalla fueron desastrosas para nuestro país (o por lo menos para la idea de país que antepone el comjunto a lo personal), y tal vez podría decirse que con Caseros comienza la hegemonía del Estado oligárquico y liberal que nos gobierna desde entonces, con algunas interrupciones.
- Las consecuencias son muchas pero pueden sintetizarse en la renuncia a nuestra soberanía sobre los ríos interiores; la derogación de la Ley de Aduanas, que significó la ruina de la naciente industria nacional; el endeudamiento externo a favor de Brasil; y el abandono de la firmeza frente a las potencias extranjeras que había caracterizado a la política exterior de Rosas.
La derrota de las fuerzas de la Confederación marca el inicio de la consolidación del proyecto liberal, cuya ideología individualista y antiargentina nos acompaña hasta nuestros días y enarbola la bandera de «Yo con mi plata hago lo que quiero». Y ese «lo que quiero» va desde fugar dólares, crear empresas off shore, importar en lugar de producir, y estafar al Estado en beneficio de negocios personales, hasta arrojar un cordero a una pileta.
Pasado polémico: el que tiró el cordero
Pero volvamos al presente, o mejor dicho, al pasado de uno de nuestros empresarios exitosos. Cantón es argentino pero se radicó en Uruguay hace 35 años.
Eduardo Pacha Cantón es poco conocido en Buenos Aires pero en Uruguay es sinónimo de negocios y millones, con vínculos estrechos con la alta sociedad y personalidades de la farándula
Y también es conocido por su polémico pasado. Ahora, el empresario vuelve a las primeras planas, esta vez a partir del video en el que se ve un cordero cayendo desde un helicóptero hasta la pileta de la casa de Federico Álvarez Castillo, el dueño de la marca Etiqueta Negra, y su esposa Lara Bernasconi.
Cantón es señalado por el propio entorno de Álvarez Castillo como el responsable de la desagradable «broma» a bordo del helicóptero, que sería de su propiedad y lo tendría al mando de la nave.
Eduardo Cantón se instaló en Carmelo en el año 1985, cuando comenzó a forjar sus emprendimientos inmobiliarios. Su rápido crecimiento lo llevó a hacerse cargo nada menos que de la construcción del aeropuerto internacional de la pequeña ciudad costera.
Además, es poseedor de Cantón Estate, un conglomerado de 20 chacras en una zona que han dado en llamar La Toscanita donde se alojan personalidades como Valeria Mazza y su marido Alejandro Gravier.
En febrero de 2012, Cantón navegaba rumbo a Carmelo cuando chocó con su lancha a otra embarcación. Como consecuencia del accidente murieron una mujer y su hija de 2 años, que viajaban en la barcaza embestida por el empresario.
Según un perfil escrito por el diario El País de Uruguay, también fue vinculado con el ex asesor de Carlos Menem, Emir Yoma, y con uno de los hijos del magnate saudí Gaith Pharaon, constructor del Four Seasons, y responsable de delitos como «lavado de dinero» y «tráfico de armas».
Pasado polémico: el que recibió el cordero
Federico Alvarez Castillo comenzó su carrera en el rubro textil durante la década de los ’80, cuando llegó a ser director de marketing para Argentina de la empresa Fiorucci. Había empezado como cadete a los 19 años, pero en solo dos años se convirtió en ejecutivo y participó de la creación de marcas emblemáticas como Bowen, Mango y Paula Caher D’Anvers, su antigua esposa.
La misma que este miércoles aprovechó el episodio del cordero lanzado a la pileta para dejar claro que las relaciones con su ex no son las mejores: «El señor Alvarez Castillo fue desvinculado de la marca hace más de 20 años por numerosas irregularidades, de allí que este hecho no nos sorprenda», declaró su empresa en un comunicado.
Pero el verdadero despegue de Alvarez Castillo no llegó de la mano de Paula, sino de la de uno de los nombres que dejaron su sello en los “años felices” del menemismo: el Grupo Exxel, liderado por el financista Juan Navarro, un ex Citibank.
El grupo Exxel llegó a manejar alrededor de 73 empresas. Muchas de ellas emblemáticas como Argencard, Supermercados Norte, Freddo, Musimundo y, sobre todo, el imperio completo del legendario Alfredo Yabrán (Ocasa, OCA e Interbaires incluidas). También muchas marcas de ropa de lujo como Lacoste, Armani, Kenzo, Ralph Laurent y Paula Cahen D’Anvers. Justamente fue Federico Alvarez Castillo el hombre que se puso al frente de la rama indumentaria del Exxel.
Todo marchaba más que bien. El Grupo facturaba unos 3.500 millones de dólares por año y llegó a tener casi 25.000 empleados. Pero el espejismo duró lo mismo que la convertibilidad y el derrumbe fue estrepitoso.
Etiqueta Negra y los autos
El Grupo y el país se desmoronaron, pero Alvarez Castillo supo aprovechar la experiencia y en 2003 fundó Etiqueta Negra. En 2007, decidió dar el salto y tratar de expandir su empresa en Estados Unidos, por lo que vendió casi la mitad de las acciones a un fondo inversor, Tribeca Partners SA, con una buena cantidad de capitales provenientes de Colombia. Quizás fue esa procedencia lo que despertó sospechas en la justicia argentina, que abrió una investigación para averiguar el origen de los fondos.
Mientras crecían sus negocios, también fue engrosando su colección de autos clásicos. Alvarez Castillo es famoso entre los cultores del multimillonario hobby. Entre otras preciosuras, es el feliz propietario de un Ferrari 288 GTO. También ganó premios con su Bentley 8, de 1931, y le gusta pavonearse al volante de su Shelby Cobra o el más impresionante Ford GT40.
No conforme con los autos en abril de 2013 presentó su propio autódromo privado, Owners Club, un circuito de 2,4 kilómetros de largo ubicado en un predio de 35 hectáreas en General Rodríguez. Ahí exhiben sus autos los coleccionistas, y también se alquila para grandes presentaciones de las terminales o importadores automotrices. Su ubicación privilegiada en plena ruta del polo (pegada a los clubes Ellerstina, Centauros y Chapa Uno), lo transformó en lugar obligado para los eventos de alta sociedad y en una tortura para sus otros vecinos, que deben soportar el ruido infernal de los caños de escape.
Uno de esos vecinos es Felipe Solá. Muchos se sorprendieron porque el flamante canciller Felipe Solá fue uno de los primeros en criticar en Twitter el lanzamiento del cerdo, que después se supo que en realidad era un cordero.
Le mostré a mi chancha Pelota el video del empresario Álvarez Castillo arrojando un cerdo a su pileta desde un helicóptero. “Por favor, que nadie le diga cerdo», me pidió. “Nosotros somos buenos bichos». https://t.co/oYZ9qbLwOM
— Felipe Solá (@felipe_sola) January 15, 2020
El autódromo del empresario está pegado a la chacra del político, una cercanía que ya provocó roces: “¡Estoy cansado de estos ricachones que siempre hacen lo que quieren!”, fue la frase que eligió Solá cuando, cansado de los ruidos, pidió que se interrumpa un evento auspiciado por Citroën para presentar sus autos de carrera.
Negocios inmobiliarios
Más allá de la ropa y de los autos, las inversiones más importantes de Alvarez Castillo están ahora en el rubro inmobiliario. Hace varios años desembarcó en Uruguay, donde invirtió en emprendimientos como «Al Río» y «Arenas de Rocha».
En los últimos tiempos, su interés está puesto en el desarrollo The Colette, ubicado en Manatiales, donde se ofrecen 46 propiedades que van de los 200 a los 600 mts cuadrados al escandaloso precio de 17.500 dólares el metro.
En su entorno atribuyen su firme intento de despegarse del escándalo del cordero justamente a su preocupación por que el episodio del animal llegara a afectar las ventas en curso
Su pensamiento (neoliberal)
En una entrevista con el diario La Nación realizada a fines de 2017, Alvarez Castillo dejó claras sus preferencias políticas y su visión de la Argentina.
“A la Argentina la manejaban los peores del grado. Quienes han sido presidentes de la nación han mentido. Decían que tenían títulos universitarios y no los tenían. En sus áreas tenían narcotraficantes y estafadores, un delirio, peores no podía haber, salvo algunas excepciones, que siempre las hay. Hoy lo analizo al presidente y veo que es un tipo que estudió en un colegio de primer nivel. Hizo una carrera compleja como Ingeniería (…) y tenemos la suerte de que está manejando la Argentina con capacidad y convocando a un grupo de líderes que lo siguen con pasión, como [Horacio Rodríguez] Larreta, [Andy] Freire, [Marcos] Peña, [María Eugenia] Vidal, [Federico] Sturzenegger. Es un equipo de cracks”, definió.
Sería interesante saber qué piensa Álvarez Castillo de la Batalla de Caseros. Aunque podemos sospechar que las consecuencias históricas de ese combate fueron las deseables para él. Al igual, seguramente, que la herencia que nos dejó el «equipo de cracks» que tanto admiraba.