Edgardo Rovira: ¿Será Justicia?
La semana pasada fuimos testigo de dos hechos que llamaron mucho la atención. Por un lado el periodista showman del Grupo Clarín, Jorge Lanata, decía con “total normalidad” que “Macri se equivocó cuando decidió que Cristina no fuera en cana”, naturalizando con una sonrisa lo que es una violación clara de la Constitución Nacional, la división de Poderes, el Código Penal, los procesos judiciales, los Derechos Humanos y las libertades individuales. Por otro lado, vimos al Presidente de la Nación, Mauricio Macri, decir en la Bolsa de Comercio, que el Gobierno Nacional está dispuesto a “buscar jueces que nos representen”, o sea, que el gobierno de Macri está dispuesto a buscar jueces que se sometan a los pedidos de la Casa Rosada, y el que no se ajuste a derecho macrista será expulsado.
¿Será por ese manejo que siempre tuvo de la justicia la “Familia Macri” la razón por la que hoy se comporta así el Presidente de la Nación y en su momento pudo evitar la cárcel, a diferencia del Intendente Juan Carlos Rousselot, por los contratos firmados en 1988 por la construcción de cloacas en Morón, contratos que demostraron estar repletos de irregularidades?
¿Será por esa sociedad que Mauricio Macri tiene con la justicia que entiende que el Poder Judicial es un pilar en la defensa del status quo, y por eso la Corte Suprema Adicta lo defendió en 2001, evitando que fuera a la cárcel por contrabandear autopartes o en 2002 cuando fue acusado por administración fraudulenta de fondos pertenecientes al Club Boca Juniors sin que ningún juez investigara realmente esa estafa?
¿Será por esos pactos espurios entre el ex Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la Corporación Judicial, que ninguna de las 214 causas abiertas en su contra al momento de la elección del 2015 prosperaran, pese a existir elementos acusatorios suficientes por asociación y enriquecimiento ilícito, abuso de autoridad, malversación de fondos públicos y escuchas ilegales?
¿Será por esos pactos espurios entre el ex Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la Corporación Judicial, que ninguna de las 214 causas abiertas en su contra al momento de la elección del 2015 prosperaran
¿Será por ese control que hoy ejerce el Presidente de la Nación sobre la justicia que ni Arribas, ni Niembro, ni Calcaterra, ni Caputo, están presos, ni siquiera él investigado por los resonados casos de los Panama Papers, el Correo Argentino, Avianca, las compras de Armas a EEUU, el caso Odebrecht?
Existen muchos elementos que prueban el avance y control de Macri en el Poder Judicial, uno de esas pruebas es el rol que cumple Angelici dentro de la Justicia, rol que fuera denunciado por una de las fundadoras de Cambiemos y una de las políticas más cercana al Presidente Macri, la Diputada Elisa Carrió, que en el programa Animales Sueltos dijo: “Aunque Angelici quiera impedir que haya justicia … el Presidente de Boca Juniors interfiere en la Justicia con el consentimiento del Presidente de la República … que Angelici no maneje la Justicia Federal porque voy a ir contra él”.
Todos sabemos que Daniel, el “Tano” Angelici, es el máximo operador judicial del PRO. Vicepresidente segundo del Colegio Público de abogados –por lo menos hasta este jueves donde se anunciaría su destitución-, aumentó su poder dentro de la justicia el año pasado cuando se quedó con la Inspección General de Justicia (IGJ).
En la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Angelici ubicó a su protegido Sebastián de Stefano en la Secretaría de Asuntos Jurídicos, que sirve de enlace con el fuero federal donde tramitan todas las causas de corrupción. En la Ciudad de Buenos Aires, el “Tano”, impuso a Martín Ocampo como el Ministro de Justicia y Seguridad. El mismo Ocampo, además, tiene el manejo de la Fiscalía General de la Ciudad, donde pidió licencia en diciembre 2015 para asumir como Ministro de Rodríguez Larreta. Otro protegido de Angelici, era el ex legislador Enzo Pagani, quien estaba al mando del Consejo de la Magistratura porteña hasta marzo de este año cuando falleció.
El gobierno de Macri presiona al Consejo de la Magistratura intentando por esta vía sacar del Poder Judicial al camarista federal Eduardo Freiler. De esa manera el macrismo dispondría de dos lugares estratégicos en la Cámara, el lugar de Freiler y otro que todavía permanece vacante. Controlar la Cámara Federal porteña le permite al macrismo alinear a su necesidad las decisiones de los jueces, apartando o confirmándolos en sus causas según sean sus fallos. Ningún gobierno puede monitorear de cerca a la Justicia –y controlar así su propio destino judicial- si no hace pie en las Salas I y II de la Cámara Federal, encargada de revisar las decisiones de los 12 jueces federales a cargo de los casos de corrupción contra el gobierno nacional.
De la misma manera que van contra Eduardo Freiler, van contra la Procuradora de la Nación, Alejandra Gils Carbó. El mensaje de Macri desde el momento en que asumió fue: “Debe renunciar”.
De la misma manera que van contra Eduardo Freiler, van contra la Procuradora de la Nación, Alejandra Gils Carbó. El mensaje de Macri desde el momento en que asumió fue: “Debe renunciar”. Con el paso del tiempo y la negativa de la Procuradora, Cambiemos elaboró otras estrategias para deshacerse de la funcionaria y de esa manera, proteger al titular de la exSide Gustavo Arribas, amigo personal e inquilino de Macri y al propio Mauricio de las implicancias del caso Lava Jato. Macri llegó a decir contra Gils Carbó sin sonrojarse que: “Tenemos una procuradora que se dedicó a crear cortinas de humo” “En los próximos días y semanas seguiremos actuando y presionando”. La estrategia del macrismo es simple, mientras lanzan operaciones mediáticas y denuncias judiciales por presuntas irregularidades, buscan avanzar en el Congreso con el juicio político contra la Procuradora Nacional.
El Juez Canicoba Corral reconoció por estos días en una entrevista radial que “hay presión contra los jueces”. El titular del juzgado federal en lo Criminal y Correccional número 6 dijo que “los servicios [de inteligencia] oficiales y privados operan con los medios, y algunos políticos también operan con los servicios” para armar causas, presionar jueces, fiscales y manipular la opinión pública”.
El Juez Canicoba Corral reconoció por estos días en una entrevista radial que hay presión contra los jueces.
Por otro lado, la jueza Servini de Cubría dijo a finales del año pasado cuando debió abandonar el juzgado federal con competencia electoral en la provincia de Buenos Aires por aprietes que salieron del gobierno de Macri, que “Esto yo no lo he vivido con ningún Gobierno. Estos no dejan de ser aprietes y en 42 años de justicia no los he vivido nunca. Porque en el caso del Yomagate no fue así. Fue de otra forma más elegante y nadie vino a pedir la renuncia”. La jueza desnudó así la operación del macrismo para tomar por asalto el juzgado y poder controlar así las elecciones bonaerenses en un distrito electoral clave para sus aspiraciones políticas.
Otra prueba del claro avance del macrismo sobre el Poder Judicial se aprecia en las palabras de Julio Piumato, Secretario General del gremio de los empleados judiciales, sindicalista cercano a Cambiemos, que resaltó a principio de este año, en pleno traspaso de la Justicia ordinaria al ámbito de la Ciudad de Buenos Aires, en diálogo con Cadena 3, que “el traspaso significa impunidad para los funcionarios del actual gobierno y, además, flexibilización laboral para todos los trabajadores del país”. Desde la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional se expresaron en el mismo sentido: “esta estabilidad precaria conspira sin duda contra el derecho de los habitantes de la ciudad a ser juzgados, acusados y defendidos por magistrados realmente independientes”.
Durante febrero el Gobierno de Macri, a través del Ministerio de Trabajo, presentó un pedido de juicio político contra los camaristas Enrique Arias Gibert y Graciela Marino como “correctivo”, según palabras de los propios funcionarios del gobierno nacional, por avalar la paritaria de los bancarios.
También recordemos que Macri designó por decreto a los dos Ministros de la Corte Suprema, Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti sin cumplir con el procedimiento que establece la Constitución Nacional y por decreto también nombró al juez Carlos Mahiques, ex Ministro de Justicia de la gobernadora María Eugenia Vidal y juez de la Cámara de Casación porteña, para ocupar un cargo vacante en el máximo tribunal penal del país, pese al rechazo de la Cámara Federal de Casación Penal, porque el pase se realizó salteándose el concurso correspondiente. La Sala en la que fue nombrado el “amigo” del Presidente investiga la causa por presuntos sobornos pagados por parte de la empresa Odebrecht por el soterramiento del tren Sarmiento.
El Poder Judicial es uno de los ejes operativos de la restauración neoliberal en la Argentina. Por eso el Presidente Macri necesita de su control total
El Poder Judicial es uno de los ejes operativos de la restauración neoliberal en la Argentina. Por eso el Presidente Macri necesita de su control total. No alcanza con tener jueces amigos, Cámaras que le respondan a medias o un Consejo de la Magistratura afín pero que no tiene los votos suficientes para echar jueces que fallan en contra de sus intereses, muchos menos una Corte Suprema de Justicia en la que el macrismo tiene mayoría gracias a los dos Ministros que entraron por la ventana, pero todavía le falta un poco para ser una Corte adicta como la de Menem.
Veremos cuánto más avanza Macri sobre los espacios dentro de la Justicia que todavía no controla, veremos hasta donde entrega el Poder Judicial lo poco que queda de dignidad, pase lo que pase, de algo podemos estar seguro, de ninguna manera “Será Justicia”.