Doce balas para Lucas: La policía de Rodríguez Larreta fuera de la ley
Fueron dos balas de la policía de Rodríguez Larreta las que mataron a Lucas. Uno de los asesinos dijo que Lucas y sus tres amigos hacían “maniobras evasivas” en el automóvil Volkswagen Suran que los trasladaba. ¿Intentaban evadir a la AFIP? ¿Qué carajo no quiso decir el policía? Los tipos iban de civil e intentaban detener el vehículo atravesando un automóvil en un operativo ilegal. No se pueden hacer operativos con agentes de civil en automóviles no identificados, dice la ley. Larreta dice cualquier cosa. Les quedó la costumbre de los años de Videla y Massera, cuando el “vale todo” presidía las acciones de los fuera de la ley con chapa.
Escribe Alejandro C. Tarruella
La CABA mata a Varela
Eso sí: se produjo el crimen y Rodríguez Larreta, Vidal, Santilli, que preparó esos delincuentes durante años como responsable de la seguridad de la republiqueta de inspiración británica, se borraron de los medios. No aparecían por ningún lado como si se los hubiera tragado el FMI. La ciudad liquidó en cinco años por gatillo fácil macrista, a 121 personas. Puede creerles cuando le digan que van a hacer lo necesario, que es no hacer nada. Eso es para ellos lo necesario.
El responsable de la seguridad de la CABA, Marcelo D’Alessandro, salió a mentir. Dijo que si los policías hubieran tenido las pistolas taser, que importaría gente muy cercana a la Bullrich, los policías no hubiesen asesinado a Lucas. ¿Era una amenaza? Más bien parece otra mentira en la cadena de imprecisiones que realizan los propietarios de la ciudad que ahora dispondrán de “maniobras evasivas” para intentar que sus esbirros zafen de la ley. “Les tiraron a matar”, dicen en la familia de Lucas, que venía con sus amigos de jugar al fútbol en el club Barracas. Ocurrió en el cruce de las calles Alvarado y Perdriel, en Barracas y el pibe fue internado de inmediato en el Hospital Penna.
Poco después se anunciaba que tenía muerte cerebral pero un policía había transmitido: “Un herido de arma de fuego de los cacos cayó al hospital”, anunció y poco después los responsables, el oficial mayor Fabián López, el oficial José Nievas y el inspector Gabriel Isassi, eran pasados a un estado impreciso de las normativas para que la gente de Larreta analizara qué hacer para evadir a la ley. Para eso, uno de los policías plantó un arma en el auto de los muchachos, de manera que luego dijeron que el asesino observó a uno de los ocupantes del automóvil, portando un arma. Y les metieron 12 balas como en el oeste norteamericano.
Alberto Fernández llamó de inmediato a Cintia, la madre de Lucas, y le pedía que fuera a Presidencia cuando recibió la noticia de que su hijo había fallecido.
Seis balas para nadie en Boedo
El martes en la mañana, horario de escolares en tránsito, en Cochabamba y Boedo hubo otro operativo encubierto. En la zona había un hombre sacando la rueda de un auto cuando cayeron seis policías de Larreta y comenzaron a los balazos. Cuando un hombre llegaba a su negocio sobre Cochabamba, un policía en el piso le pidió que subiera la cortina de metal para cubrirse. El vecino lo hizo y observó lo que ocurría. Contaron luego los vecinos que pasaba un policía de civil por la zona y se enfrentó con sus pares, y le dispararon no menos de media docena de balazos mientras el policía de civil respondía. La pésima preparación que tienen hizo que no se lastimaran y no hirieran a nadie. Cuando fueron sobre el “ladrón” resultó ser un mecánico cumpliendo el pedido de un cliente. Como llegaba la televisión, cerraron Boedo en San Juan y permanecieron así varias horas para tapar el desatino, en tanto el periodismo piraña de guerra, anunciaba que habían perseguido y detenido a “robaruedas”. Había que justificar el episodio. Esa es la policía de Larreta que alucina ver delincuentes y se lanzan a los balazos en cualquier parte. Y matan vestidos de civil fuera de la ley. Lucas es la víctima del gobierno de la ciudad que se une a 120 casos de gatillo fácil. Vidal de Recoleta, Santilli, Larreta, callaban.
Hace seis meses los propietarios de C5N eran atacados por hombres de civil en automóviles no identificados. Creían poco menos que estaban ante un secuestro y no, eran policías de Larreta que hacían inteligencia. Los apretaban en nombre del poder la ciudad por no ser súbditos del jefe de gobierno y por incomodar a Macri en varias causas. De ese modo, amedrentando incluso con la muerte, los esbirros que condujo hasta hace poco, el colorado Santilli. Sin ley como en los días de Al Capone. Como en el relato del pensador Hans Magnus Enzerberger, a la CABA Larreta parece que le cabe su filosa definición; “Una colonia de gángsters ha implantado en esta comunidad un supergobierno al cual la población ha de rendir tributo. Tal tributo lo consigue mediante el terror, el rapto y el asesinato”. No en vano, en la ciudad hay un policía desaparecido y da toda la sensación de que lo llevaron hombres de la fuerza. “No es mera metáfora la comparación del jefe de gángsters con un ejecutivo industrial”, un jefe de gobierno o un responsable de la inseguridad. Ni hablar de quienes aparecen pregonando pobreza y se compran en Recoleta, una mansión de medio millón de dólares. Sin contar con que la denuncia viene de Esmeralda Mitre. “A Capone se le imputan en total entre veinte y sesenta asesinatos cometidos por propia mano”, recordará Enzerberger. El gobierno de Larreta lleva en 5 años, 121. Cuidado, ya dobló a Al Capone en su versión oficial.
A Lucas lo mataron de dos balazos en la cabeza las fuerzas del hombre de la CABA. No hay ni un llamado a la familia, ni un pedido de perdón, del intendente que se cree mariscal de una republiqueta (el sobrino del canciller uruguayo que pidió a EE.UU invadir la Argentina para impedir que Perón asumiera el gobierno en 1946). Ahora hay que advertir que si un automóvil de civil detiene a alguien de modo abrupto, al estilo de Falcon verde de Videla y Massera, se corre casi más peligro que si lo hace un grupo de ladrones. ¿No es hora de acabar con la ciudad falsaria que tiene hasta constitución, algo no previsto en la Constitución en serio? Es hora de terminar con los gángsters de la corporación política al servicio de la entrega.