
Dirigente de Podemos será sometida a juicio por ofender a la Iglesia Católica
Hace cinco años, Rita Maestre, dirigente de Podemos y vocera del gobierno de Madrid, irrumpió con un grupo de mujeres con el torso desnudo en la capilla de su campus universitario. Los cargos son por supuesto delito contra los «sentimientos religiosos».
Lo que Maestre no se imaginaba es que por esa protesta que emulaba a las activistas de la organización feminista Femen tendría que afrontar un proceso penal y un pedido de un año de prisión precisamente al inicio de su carrera política con Podemos, la fuerza de izquierda que está jugando un papel clave en el panorama político de España.
«Vistas las consecuencias, no lo volvería a hacer», afirmó este jueves en el juicio en su contra por un supuesto delito contra los sentimientos religiosos.
El caso contra la concejal tiene lugar en medio de una creciente polémica en España torno a los límites de libertad de expresión después de que dos titiriteros fueron enviados a prisión y procesados por enaltecimiento al terrorismo.
Lo que para los sectores más progresistas fue una protesta contra el machismo y la homofobia en la Iglesia católica, a los ojos de los ultraconservadores se ha convertido en un delito. De ahí que se refieran a los hechos como el «asalto» a la capilla de la Universidad Complutense de Madrid.
Era una reivindicación para que los espacios de la universalidad pública estuvieran libres de capillas católicas
«Un torso desnudo no me parece que tenga que ser una cosa ofensiva», argumentó este jueves la politóloga al declarar ante el tribunal en medio de una gran expectativa mediática.
«Era una reivindicación para que los espacios de la universalidad pública estuvieran libres de capillas católicas», explicó la concejal, respecto al contexto de la protesta que protagonizó el 10 de marzo de 2011 en el campus universitario donde estudió Ciencia Política.
Según la Fiscalía, aquel día Maestre y Héctor Meleiro -los únicos dos acusados (ambos vinculados a Podemos) que participaron de la acción colectiva puesto que los demás no fueron identificados- entraron en la capilla del campus universitario «guiados por el ánimo de ofender los sentimientos religiosos de los allí presentes y de todo el colectivo católico».
Además de ingresar con el torso desnudo, los activistas salieron del templo coreando lemas como «Vamos a quemar la Conferencia Episcopal», «Contra el Vaticano, poder clitoriano», «El papa no nos deja comernos las almejas» o «Arderéis como en el treinta y seis».
La procuradora aseguró que Maestre cometió un «acto de profanación» al decir «Me cago en Dios» dentro de la capilla.
Por el lugar y la forma en que se produjeron los hechos son constitutivos de un «delito contra los sentimientos religiosos», subrayó la representante del Ministerio Público a presentar sus conclusiones.
La acusación contra Maestre se fundamenta en el artículo 524 del Código Penal de España que dice textualmente: «El que en templo, lugar destinado al culto o en ceremonias religiosas ejecutare actos de profanación en ofensa de los sentimientos religiosos legalmente tutelados será castigado con la pena de prisión de seis meses a un año o multa de 12 a 24 meses».
Fueron cinco minutos hace cinco años. Si eso ofendió a alguna persona, no tengo reparo en lamentarlo y pedir disculpas
Salvo en este, en la mayoría de los casos, los acusados de ofensas a la religión son absueltos por los jueces españoles por considerar que no cometieron la ofensa con intención.
El proceso contra Maestre fue impulsado por Alternativa Española y el Centro Jurídico Tomas Moro, organizaciones de la ultraderecha católica.
La dirigente de Podemos acabó sentada en el banquillo de los acusados a pesar de que ya pidió perdón públicamente y también lo hizo en privado hace unos días a quien debía sentirse ofendido por su acción, el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro.
«Mi intención no era ofender a nadie», reiteró Maestre. «Fueron cinco minutos hace cinco años. Si eso ofendió a alguna persona, no tengo reparo en lamentarlo y pedir disculpas», indicó la acusada.
En ese sentido, recordó que hizo lo propio ante el arzobispo de Madrid y que éste aceptó sus explicaciones y entendió lo sucedido como «una cosa de la juventud».
«También me dijo que era muy importante desde las instituciones que los cargos públicos hicieran una defensa de la libertad religiosa. Y yo lo comparto», manifestó Maestre.
No obstante, la concejal también dejó claro que su acción fue «legítima y pacífica».
Vistas las consecuencias, no lo volvería a hacer
«No creo que eso atentara contra esa libertad. No creo que estuviera cometiendo un delito. Tan solo fue era una protesta como tantas otras», señaló.
La Fiscalía consideró «gravísimo» que durante el juicio los acusados defendieran que su reivindicación era legítima y se adelantó a las críticas en torno a la politización que se hizo del caso al afirmar que los cargos contra la concejal madrileña se hicieron cuando no tenía «relevancia ni política ni social».
Por su parte, el abogado defensor, Gonzalo Martínez Fresneda, pidió la absolución se Maestre y criticó que se pretenda convertir a la edil, que «participó de una protesta feminista», en la responsable de una «culpa colectiva» por su perfil público actual.
Maestre declaró que se unió de forma espontánea a la protesta y que llegó a sacarse la camiseta y quedarse en ropa interior pero nada más.
No obstante, el capellán la señaló ante el tribunal como la «líder» de la protesta.