Denunciaron por abuso sexual al abogado José Luis Dopazo
Una mujer de 41 años decidió acudir a la Justicia para denunciar por abuso sexual a José Luis Dopazo. El hecho por el que lo acusa habría ocurrido cuando ella tenía solo 15 años.
“’El Negro’ (como se lo conoce a Dopazo) era como un tío para mí. Su mujer y sus dos hijos frecuentaban mi casa y teníamos reuniones familiares. Asistieron a mi cumpleaños de 15 como consta en las fotos de mi álbum”, relató en la denuncia.
En su presentación no especificó la fecha exacta del hecho, pero sí recordó que fue de madrugada, durante una de sus primeras salidas nocturnas. El lugar era un bar llamado “La Cueva”. Dopazo en esa época compartía un estudio jurídico con su padre, y le propuso llevarla en su auto hasta el local bailable, a lo que accedió.
Una vez allí, Dopazo sacó una botella de whisky, sirvió dos vasos y empezó a hablarle de la buena relación que lo unía con su padre y compañero de estudio. “Comencé a observar algunas actitudes diferentes en su trato”, detalló.
“No alcancé a abrir la puerta (del baño) cuando se abalanzó sobre mí. Comenzó a manosearme, y a pesar de mis intentos de soltarme no lo logré, y tomándome de los pelos me arrastró hasta una habitación”, donde la lanzó sobre una cama.
En la denuncia -consignó el diario La República- consta que el abogado le decía “no digas que no, yo sé que te gusta”, mientras le levantaba la pollera y le metía la mano debajo de la bombacha. “Su pantalón estaba bajo y podía sentir su pene en mi entrepierna” recordó.
En medio del abuso, María Sol recordó una frase de su abuela que ayudó a librarse de la situación: “Al verme sometida y sin posibilidad de escapar, con su lengua en mi cuello y toda su humanidad sobre mí, recordé la voz de mi abuela que me decía que a los degenerados nunca hay que mostrarles miedo”.
Tras lograr librarse del hombre, la víctima corrió al auto para escapar. Mientras buscaba las llaves, el abusador llegó al vehículo y le dijo que la llevaría a su casa. “Manejó a gran velocidad por la Aguada de Pueyrredón, mirándome y repitiéndome ‘vos no vas a decir nada’. En la esquina de Caídos en Malvinas y Riobamba me tiré del auto”.
“Todo era una mezcla de pánico, temor, vergüenza, impotencia, frustración, ira, pérdida de autoestima, desvalorización. Mientras que él, como si nada, escalaba posiciones sociales, seguía ejerciendo su profesión y se paseaba por los bares como al día de hoy”, marcó.
“Recién hoy con 41 años, con una hija de 10 años, uno de 7 y una sobrina de 15, en un contexto histórico donde casos similares han sido denunciados públicamente y que están en boca de todos, con jueces que han dictado fallos de abusos cometidos hace 30 años, me atrevo a denunciar ante la Justicia el abuso que sufrí”, argumentó en su denuncia.