Democracia o neoliberalismo, la contradicción principal a 36 años del triunfo de Alfonsín
En 1983 Raúl Alfonsín supo interpretar el clima de época, sintetizado en el “NUNCA MÁS”. Como antes había sido LIBERACIÓN O DEPENDENCIA, la contradicción en ese momento era DEMOCRACIA O DICTADURA. El «nunca más» de nuestros días, en cambio, alude al NEOLIBERALISMO, una teoría política, económica y social incompatible con la democracia.
Por Claudio Siniscalco
Con luces y sombras, ese gobierno inaugural de la recuperación democrática cumplió, no sin inconvenientes, con el objetivo de empezar a transitar por la senda de la convivencia en libertad. Juzgó a los militares por los crímenes de la dictadura, tuvo que enfrentar los alzamientos carapintadas, y aunque retrocedió con las leyes de obediencia debida y punto final, dejó el poder con los comandantes presos, que más tarde indultó Menem.
Con muchos vaivenes económicos, terminó en hiperinflación y entregando el poder en forma anticipada. Pero desde aquellos encendidos discursos de Raúl Alfonsín durante la campaña que terminó con su triunfo en las elecciones presidenciales del 30 de octubre de 1983, en los que recitaba el preámbulo de la Constitución y aseguraba que “con la democracia se come, se cura y se educa”, pasaron, siempre en democracia:
- Las promesas de “salariazo” y “revolución productiva” con las que Carlos Menem nos estafó en 1989, consagrando una doble marca histórica: la de ser el primer gobierno neoliberal electo por el voto popular y, al mismo tiempo, el primer gobierno peronista neoliberal.
- La enorme decepción de la Alianza, que tras dos mandatos menemistas llegó al poder con expectativas (para muchos) de gobierno progresista y terminó incendiando el país.
- Los ciclos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, que aplicaron un auténtico modelo peronista de crecimiento con inclusión, sacando de la pobreza a millones de argentinos, defendiendo los intereses del país y dándole contenido a la democracia.
- El gobierno de Mauricio Macri, uno de los peores de la historia, que significó la vuelta del neoliberalismo y un retroceso absoluto en la calidad democrática y en las condiciones de vida de la mayoría.
Ya sin la acechanza de los militares, las distintas experiencias vividas en estos 36 años desplazaron los ejes de la contradicción fundamental
Ya no se trata de democracia o dictadura. La disputa de nuestros días es entre la democracia, entendida como un sistema inclusivo de convivencia en libertad, y el neoliberalismo, que es la negación de esos principios y valores, más allá de que lo apliquen militares o civiles.
A 36 años de esa histórica victoria electoral de Raúl Alfonsín deberíamos incorporar como idea central del debate político la consigna «neoliberalismo nunca más», lanzada por el Frente de Todos en la reciente campaña. Así estaremos más cerca de no repetir los momentos más trágicos de nuestra historia.