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La Argentina imaginada: un ensayo de lectura obligatoria

La Argentina imaginada. Una biografía del pensamiento nacional es el último libro de Hernán Brienza. Allí confluyen las distintas corrientes que fueron conformando eso tan complejo que se denomina “pensamiento nacional” a lo largo de la historia de nuestro país.  El libro se presenta, entre otras maneras, como “apenas un esbozo, una guía de lectura un resumen de una tradición que ha surcado el mundo de nuestras ideas.” Pero no es sólo eso: es un texto que al día de hoy funciona como manual de instrucciones de lectura obligatoria para en tender y significar los procesos políticos por los que estamos transitando estos días.

Alma Rodriguez

En primer lugar quisiera preguntarte no por el título sino por el subtítulo. Escribir “una biografía del pensamiento” implica concebir al pensamiento como sujeto que ha vivido y del cual se puede narrar una historia de vida. ¿Cómo surgió esta idea y qué diferencias harían pensar que una “biografía” del pensamiento no es lo mismo que una “historia” del pensamiento?

La idea es pensar las tradiciones de las ideas como algo vivo, como algo que nace, se transforma y también puede morir. La palabra historia del pensamiento me resultaba más dura, más exigente, más enciclopédica, con necesidad de exclusividad. El concepto de biografía me resulta más maleable, más viva, más perfectible.

 ¿En qué género discursivo, entonces, circunscribirías este libro? Podés, incluso, inventar una categoría o género discursivo para nombrarlo.

Yo creo que es un ensayo. Me parece que ese sería el término específico.

 En un momento del libro hay una advertencia que declara: “Este libro que usted tiene en sus manos es producto de un engaño: la nación no existe.”  Para luego proseguir con una enumeración: la Argentina no existe, la “argentinidad” no existe, mucho menos existía en 1810. Porque eso que llamamos “nacionalidad” está vinculado intrínsecamente a un proceso cultural e histórico que se va construyendo con el paso de los años y con “narraciones”. ¿Qué componentes fundamentales participaron y participan de la construcción de esas narraciones a lo largo de nuestra historia? ¿Son siempre los mismos o van cambiando?

Me parece que el libro intenta explicar ese largo proceso. Esas narraciones y construcciones culturales van transformándose. Incluso el concepto de Nación fue cambiando. Creo que hay dos o tres grandes narraciones: el de la emancipación, el de la Confederación, el de la Generación del Ochenta y el del Peronismo. Con sus distintos imaginarios y lenguajes.

 Este libro también aborda algunas de las “fantasmagorías plasmadas sobre diferentes intereses de clases o de sectores sociales, o de “pueblos” en el sentido que Ernesto Laclau da al término en La razón populista, porque hay algo cierto: cada “nación” remite a un pueblo diferente, No significa la palabra “pueblo” lo mismo en la boca de Bartolomé Mitre que en la de Eva Perón”, con lo cual el concepto de nación debe ser escrito y narrado una y otra vez. ¿Cuál es el concepto de nación que está siendo narrado en este momento histórico de nuestro país y a qué otras narraciones remite?

Creo que el macrismo ancla la Nación en discursos similares al de la Organización Nacional, y por lo tanto al liberalismo conservador. En ese sentido, su noción de pueblo está ligado a la jerarquización, a la meritocracia, a la lógica de la masa sin derechos, a la barbarie sarmientina.

El libro tiene, entre otros objetivos, sistematizar las principales ideas y ramas del pensamiento nacional argentino, encontrar una matriz o conjunto de características que se repiten y que lo constituya. Y el punto de partida, decís en un momento,  es la convicción de que se puede realizar un mapa que permita pensar los nacionalismos argentinos con sus complejidades, continuidades y rupturas. ¿Cómo fue el proceso de pensar y construir ese mapa? ¿Qué cuestiones tuviste en cuenta?

Fundamentalmente, tuve en cuenta la relación con lo popular, la configuración que hacían de los aspectos constitutivos de cada Nación: la tradición, el pasado, el campo, los sectores populares, cada uno de esos nacionalismos determinaba un sujeto nacional y eso me sirvió para categorizarlos.

 Así como existe el concepto de “canon” dentro de la literatura para nombrar todo aquello que debe ser leído en determinado momento según normas, por ejemplo, académicas. ¿Considerás que hay un canon de pensadores o del pensamiento nacional? ¿Sentís que un poco rompés con ese canon establecido con la inclusión de pensadores como John William Cooke, Jorge Abelardo Ramos o Hernández Arregui?

No creo. Pienso que ya están aceptados dentro del canon.  Yo sólo los explico. Creo que alguien que sí está fuera del canon nacional y popular es Manuel Ugarte, que es reivindicado por pocos, como  Norberto Galasso o Jorge Abelardo Ramos.

 ¿Qué rol juegan actualmente los medios de comunicación en esas narraciones del pensamiento nacional?

Los medios de comunicación, generalmente, no toman la temática de lo nacional. Pero sí generan un sentido común que se adosa a las discusiones sobre lo nacional. Creo que generan narraciones que responden a una lesión continua de la autoestima nacional y por lo tanto a un “nacionalismo de camiseta”.  Respecto del  ”pensamiento nacional” sólo se trabaja en los medios alternativos.

 En un momento afirmás: “Lo individual tracciona hacia la libertad, y lo colectivo, hacia la solidaridad. Los discursos de la nación, en tanto apelación supraindividual, siempre requieren del compromiso y del pacto social. La patria “supone” -diría Juan Bautista Alberdi- un compromiso solidario” y es difícil no pensarlo a la luz de lo acontecido en estos días considerando, sobre todo, el discurso de Cristina Fernández en la Rural y la presentación de la fórmula presidencial. ¿De qué color se está tiñiendo ese significante semi vacío que consideramos nacionalismo? ¿Por dónde creés que irá ese arco narrativo que se está escribiendo por estas horas?

Obviamente, es una casualidad o una coincidencia. Lo cierto es que yo creo que la lógica pactista tiende a teñir de pluralidad y diversidad, y obviamente, consenso, los discursos sobre la nacionalidad. Creo que el feminismo, lo latinoamericano, los democrático, son las variables que hay que ir pensando como construcciones de un nuevo imaginario nacional.

La Argentina imaginada (Aguilar).

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