DE LA «PLANDEMIA» AL CRIMEN: TODOS JUEGAN AL MISMO JUEGO
El nexo entre diversos actores de esta trama que culmina con el intento de asesinato a Cristina
En esta crónica veremos quién es Hernán Carrol y su vínculo directo con Patricia Bullrich, Javier Milei, Gerardo Milman, Revolución Federal y «Los Copitos».
Un patovica dueño de un gimnasio que en dos años se construyó como un ser visible y a la vez en las sombras, que pivotó y fue nexo entre diversos actores de esta trama que culmina con el intento de asesinato a Cristina Fernández de Kirchner. Un personaje violento del que en esta crónica haremos una primera semblanza, pero que continuará.
Desde la primera crónica -esta es la doceava- intentamos armar una pizarra de vínculos. Como en las películas donde se unen con hilos rojos personajes, lugares, fechas que confluyen en un único suceso; en las «Crónicas de un Magnicidio» mostramos quién es quién en esta red de células que parecen inconexas, y sin embargo no lo están. Cada una está vinculada con otra o con varias, rotan, interactúan, se mantienen quietas o se mueven de acuerdo a las necesidades de un guión previamente armado por una suerte de regisseur que montó la escena.
En esta recreación de línea de tiempo, de lugares y personas, vamos y venimos por los últimos doce años de la historia argentina, hasta confluír en la fatídica noche del 1 de septiembre del 2022 en un punto preciso de la geografía: la esquina porteña de Juncal y Uruguay donde, hasta esa noche y en un edificio a metros de la intersección, vivía la dos veces presidenta y vicepresidenta argentina en ejercicio, Cristina Fernández de Kirchner.
En numerosas ocasiones contamos que algunos personajes de esta trama, totalmente diversos y sin vinculos previos entre sí, se conocieron durante la pandemia. Posiblemente, sin esa catástrofe mundial que asoló la salud física de la humanidad y que dejó secuelas contundentes en la integridad mental de miles, mucho de lo vivido no hubiera sucedido, o no del mismo modo. De todas maneras, en este juego de espejos nunca sabremos si narramos una ucronía consecuente o una realidad incuestionable. Lo cierto es que la pandemia reunió a personas y voluntades en una misma causa, que de otro modo no sabremos nunca se se hubiesen congregado y con las mismas consecuencias.
Las medidas de cuarentena, en Argentina y en el mundo, se escalonaron en la segunda quincena de marzo. En mayo, ya arreciaban las marchas en derredor del obelisco o en Plaza de Mayo, sin ningún tipo de distancia social ni medida preventiva, de aquellos que consideraban que la pandemia era una medida política de control social: «Plandemia», «infectadura», y todo tipo de conspiraciones que sostienen que algunos sectores de poder concentrado, megamundiales, pretenderían destruír el mundo tal como está en prácticas generadas por aquellos que precisamente se beneficiarían con el mundo tal como está, una contradicción inexplicable a la que, además, adhieren de modo cómplice desde gobiernos hasta el último enfermero de la salita. De todos modos, no estamos aquí para cuestionar ideas y temores que generó la peste, pero sí para ver lo que socialmente generó y derivó, entre otras cosas, en un intento de magnicidio.
Ese mayo de 2020, entre los que quemaban barbijos, reclamaban que el gobierno deje de intervenir, que exigian el cese de restricciones y pedían libertad para trabajar, circular y hacer la misma vida previa a marzo de ese año, en general de modo muy violento, había algunos personajes de los que aún no hablamos aquí. Hernán Carrol, un fisicoculturista propietario de un gimnasio en La Matanza, fue uno de los más fervorosos manifestantes.
Carrol, de vida errática hasta ese momento, sin demasiada fortuna en amores y finanzas, tenía entonces 44 años y una actitud combativa, egocéntrica y de pretendido liderazgo que pudo canalizar más allá de las fronteras de Ramos Mejía, a raíz de la pandemia. En cuestión de días, logró organizarse con otros propietarios de gimnasios, uno de los rubros más vulnerados por las medidas restrictivas, y creó «Gimnasios Unidos» con la buena idea de hacer reclamos al gobierno de manera colectiva. Pero inmediatamente entendió que los reclamos serían mejor «escuchados» si se les daba cobertura mediática y para lograr que los medios los registren, debían hacer acciones directas, visibles, concretas. Manifestarse estruendosamente, con quema de barbijos, antorchas, carteles y hasta equipos de sonido fue un modo.
El segundo paso, fue armar una estructura política. En mayo de 2020, además de formar «Gimnasios Unidos» y organizar marchas y escraches, Hernán Carrol fundó su propio partido político: «Nueva Centro Derecha». Cuanto de espontáneo e individual, cuánto de organizado, financiado y promovido por otros sectores en esas acciones, nunca lo sabremos del todo, pero no es difícil deducir que es una simbiosis de intereses donde hay un poco de cada cosa. Fue un tiempo, una circunstancia inaudita que permitió moldear y dirigir temores límbicos de un gran sector de la población, un cúmulo de intereses personales de toda laya, un objetivo político de varios, el financiamiento de algunos y la visión política de un par que confluyeron sincronizada y organizadamente.
Con «Gimnasios Unidos» logró visibilidad, con esa visibilidad logró peso político. Si bien «Nueva Centro Derecha» nunca dejó de ser un sello de goma, un año después Hernán Carrol era candidato de José Luis Espert y su partido «Avanza Libertad» para ser concejal en La Matanza. A su proyecto, al menos en fotos y escenarios de protesta contra la «plandemia» primero y el gobierno en todas sus acciones después se unieron desde el diputado Assef al mediático Marcelo Peretta, líder de un pequeño sindicato farmacéutico del conurbano que empezó 2019 siendo un fervoroso Albertista para encontrar su sitio de exposición constante -antes negada, siempre anhelada- en 2020, oponiéndose a las medidas de salud pública durante el COVID. Peretta se mostró en ese tiempo en sintonía con Carrol, hasta que él mismo logró su espacio en la política, de la mano de Patricia Bullrich con quien pretendió ser candidato a jefe de gobierno porteño o a Ministro de Salud de una posible presidencia de la mujer en 2023.
Pero así como muchos de ellos vieron a Patricia Bullrich como una referente, ella también los vio con satisfacción en sus afanes y los estimuló y apoyó. Hernán Carrol no ahorró fotos con ella en diversos actos, incluso con ella en la presentación de «La Nueva Centro Derecha». Esto no fue un guiño, fue un apoyo explícito. Tanto fue así que pronto se olvidó de gimnasios y pandemia y dio un salto más: el de hacer alianzas políticas, esta vez, con Javier Milei. Carrol no solo participó de actos de Bullrich, también fue figura central en los de Milei: compartió escenario, por ejemplo, en el acto de Parque Lezama, con los entonces integrantes del Ministerio del Odio, como uno más, tal como puede verse en videos y fotos. Y el punto culmine fue esa foto donde media, abrazo mediante, entre el encuentro entre Patricia Bullrich y Javier Milei en uno de los tantos actos contra el gobierno. En esa foto, curiosamente o no, se ve a otro actor relevante que vendrá a estas páginas profusamente: Gerardo Milman.
Hernán Carrol, en 2021, ya pivotaba como líbero entre su propio grupo de gimnastas y patovicas organizados; el conglomerado de Patricia Bullrich, Waldo Wolf y Gerardo Milman; y las huestes de Javier Milei y su Ministerio del Odio: El Presto, Alvaro Zicarelli, Es de Peroncho, Tipito Enojado, Danann y Martín Almeida. Con todos tejió redes y lazos, algunos políticos, otros de amistad. Se hizo amigo de Almeida, un standapero que se encargaba de las presentaciones de los actos de Milei y quien en sus orígenes, se encargó de sus redes hasta que llegó el cineasta Santiago Oría y el publicista Fernando Cerimedo y su hueste y lo desplazaron por un conglomerado experto.
Almeida y Carrol se hicieron amigos y no se sabe bien cómo, tuvieron dos aliados más en el agite antipandémico: un joven abogado de Cañuelas que también se presenta como coach ontológico y líder en programación neurolingüistica llamado Nilo Medina; y una joven de 18 años, santafecina, llamada Delfina Meza quien, al llegar a Buenos Aires en uno de sus tantos viajes en busca de un lugar, decidió que quería hacerse conocida bajo el apodo de Delfina Wagner, en homenaje al músico alemán admirado por Hitler. Delfina encontró rápido un espacio donde destacarse en todo sentido: un poco por su pelo de dos colores: negro y rojo como la bandera de «Nueva Soberanía», la agrupación nazi-fascista de la que era seguidora y otro poco porque rápidamente tomó el micrófono en varias manifestaciones anticuarentena, junto a Carrol, Almeida y Medina. En una de esas manifestaciones también nació el amor y Nilo Medina conoció a la que hoy es su esposa, la psicologa Daiana López.
Si recorremos videos y notas de la época, encontraremos un registro constante de personajes que en ese momento tuvieron relación entre sí, y luego con el intento de magnicidio: Hernán Carrol fue a quien Sabag Montiel -ya en la cárcel- exigió le ponga un abogado. Carrol también confesó en los medios que era amigo de Brenda Uliarte. Pero además, y esto tengámoslo presente para las crónicas futuras, es amigo de Fernando «Teco» Villares, mano derecha de Gerardo Milman y Patricia Bullrich, con quien hizo numerosos y misteriosos viajes por el país durante 2021 y 2022.
Nilo Medina es el abogado de Jonathan Morel de Revolución Federal, quien lo representó mientras el carpintero estuvo detenido y lo acompañó en el raid mediático de la época. Medina, además y como dijimos en la crónica anterior, estuvo en la esquina de Juncal y Uruguay al menos en dos ocasiones durante la semana previa al atentado, y se filmó a él mismo mezclado entre los militantes kirchneristas haciéndose pasar por uno.
Daiana Lopez, la esposa de Medina, da talleres de coaching psicológico junto a Ernesto Anzoátegui, integrante de Equipo Republicano (Las Mabeles) que hizo inteligencia los días previos en la esquina de Juncal y Uruguay y a la vez, amigo personal de Ximena de Tezanos Pinto, la vecina de Cristina.
Martín Almeida no solo es parte del Ministerio del Odio, sino que además es amigo de Brenda Uliarte y Fernando Sabag Montiel, a quienes invitó a su cumpleaños unos días antes del crimen. Los vínculos de Almeida con Javier Milei y Patricia Bullrich son públicos y fueron fluídos por lo menos, hasta comienzos de 2023, cuando los del Ministerio son desplazados del sector aúlico del mileísmo.
Delfina Wagner se instaló definitivamente en Buenos Aires en marzo de 2022, luego de ir y venir de su ciudad natal a la capital de la República de manera intermitente para participar en marchas y eventos políticos. A los pocos días, ya era figura repetida en un par de canales de televisión por su discurso combativo, beligerante, y representativo de la juventud de derecha que se hace llamar «libertaria». Tuvo un blanco concreto: los piqueteros, para quienes no ahorró insultos y bravatas. De ahí a ser panelista en el Canal Crónica, un paso. En julio firmó contrato con ese canal y pasó a formar parte del staff de un programa vespertino. El mismo programa que llevó como invitada a Brenda Uliarte, que llegó al canal acompañada de Fernando Sabag Montiel, una tarde de agosto de 2022, quince días antes del intento de magnicidio. En ese programa, Delfina actúa casi como una exégeta de Brenda, colaborando o instigando el discurso «antiplanero» de la vendedora de copos.
La aparición de Brenda y Nando en Crónica no era nueva aunque era la primera vez que iban «al piso». Las dos veces anteriores en que aparecieron en el canal de noticias fue en móviles callejeros donde los interceptaron «casualmente»: la primera vez saliendo de un cine en Tigre, la segunda vendiendo copos de azúcar en la Avenida Corrientes, frente al Teatro San Martín y a una cuadra del centro de belleza de la socia de Gerardo Milman, Carolina Gómez Mónaco, a quien luego Brenda Uliarte -desde la cárcel- señalaría como a la persona que le pagaba a Sabag Montiel para que «genere disturbios» en la esquina de Juncal y Uruguay. Carolina, además, tuvo como socia en ese centro de belleza a Alejandra Mroue, también empleada de Crónica TV.
Delfina, admiradora confesa de Biondini y el movimiento nazi argentino, en 2023 se fue a vivir a casa de Ximena de Tezanos Pinto, fue candidata a diputada por un partido de derecha, dejó Crónica TV, se puso de novia con «Alfa» de Gran Hermano, y confesó que lamentaba que Sabag Montiel haya fallado en el tiro.
En la próxima crónica, veremos los vínculos de todos ellos con Revolución Federal y de éstos con Patricia Bullrich, Gerardo Milman y Javier Milei. Mostraremos los videos violentos y amenazantes de Carrol, las burlas de Delfina Wagner acerca del intento de magnicidio; los acuerdos de desacuerdos, las extorsiones, la puja política y el financiamiento de cada uno de estos actos y actores.
Triste historia Argentina 😢 que se oculta hasta el momento. ¿Un día Llegará la primavera?