Cuartango expone las contradicciones de Macri y denuncia el trabajo en negro
El presidente, Mauricio Macri, con una liviandad impropia del cargo que detenta, descalificó públicamente y en forma genérica al sindicalismo, hablando de “mafias sindicales”. Declaró su intención de promover un blanqueo laboral para estimular la regularización del trabajo no registrado y paradojalmente ratificó en su cargo al Ministro de Trabajo, Jorge Triaca.
Como es de público conocimiento, Triaca tenía una trabajadora de casas particulares sin registrar, a la cual insultó mediante un mensaje de audio – en términos que rozan la violencia de género- el cual fuera difundido en todos los medios aún los que ofrecen blindaje al Gobierno. La frutilla del postre fue haberla hecho entrar al SOMU sindicato intervenido por su ministerio, presumiblemente como una forma de mejorar sus ingresos.
Coincidentemente la AFIP, por disposición 21/2018 de su titular Alberto Abad, disolvió la Dirección General de Recursos de la Seguridad Social, único organismo recaudatorio nacional destinado al control de los empleadores que incumplían total o parcialmente las obligaciones de la Seguridad Social de sus empleados.
Enmarcada así la cuestión, el Primer Mandatario incurre en excesos y contradicciones que nos llevan a sugerir mesura y cautela en sus manifestaciones y a transitar el camino del diálogo real y efectivo, generador de consensos y puntos de coincidencia y no meramente declamatorio, en la acción de Gobierno
En nuestra anterior nota publicada en este portal nos referimos al “blanqueo laboral” propuesto por el Gobierno. Allí expresamos nuestro apoyo al mismo, con los recaudos y resguardos que a nuestro entender debía cumplir y que en homenaje a la brevedad expositiva a lo allí manifestado, nos remitimos.
En lo que a la calificación genérica de “mafias sindicales” se refiere, del caso es reivindicar el rol del sindicalismo como herramienta fundamental para la defensa de los trabajadores, tal como lo proclama la Organización Internacional del Trabajo. Ello sin perjuicio que como en todo colectivo humano haya buenos y malos, eficientes e ineficientes, honestos y corruptos. Todo ello debe canalizarse en el marco institucional del sistema republicano de la división de poderes y dejar que el Poder Judicial defina la situación de aquellos que prima facie, aparezcan incursos en la comisión de hechos delictivos, sin ejercer presiones ni manifestaciones intimidatorias a los Jueces ni al resto del espectro dirigencial.
En lo que a la confirmación del Ministro de Trabajo en su cargo se refiere – ante la trascendencia de la inconducta en que incurrió habida cuenta la especial vinculación de la misma con la incumbencia específica de la materia del área a su cargo- no puedo menos que manifestar mi total desacuerdo. Descuento que solo fue ratificado para superar la coyuntura sin mostrar debilidad de parte del Gobierno y que en un lapso razonable de tiempo, superado el estrepito del tema, se le dará una salida elegante y será reemplazado.
También es dable esperar que se revea la eliminación de la Dirección General de los Recursos de la Seguridad Social o se genere un ámbito equivalente en el área de Gobierno que se estime más conveniente y funcional, ya que para que un blanqueo arroje resultados positivos debe aunarse a las facilidades que se brindan a quienes se acojan al mismo, la certeza de que quienes así no lo hagan, sean perseguidos y sancionados con todo el rigor de la Ley.
Para concluir, considero que debe recrearse un real y efectivo espacio generador de consensos con todos los actores sociales y políticos, tanto en el ámbito de actuación del Poder Ejecutivo, como del Legislativo, jerarquizando de esa manera la calidad institucional y el pluralismo, que hasta ahora brillan por su ausencia.
Por Oscar Cuartango.
