Cuartango desnuda los indices de la desocupación macrista
Entramos en los últimos dos meses del segundo semestre y las perspectivas del empleo en Argentina son sumamente negativas.
Escribe Oscar Cuartango, exministro de Trabajo bonaerense.
Ya avanzamos en los dos últimos meses del segundo semestre del año – el período que el Gobierno Nacional marcó como el principio de un ciclo positivo en la economía- nada de ello ocurrió y como no podía de ser de otra manera en un gobierno que considera al trabajo una mercancía y a los trabajadores una variable de ajuste cuya suerte debe quedar librada a los avatares del mercado, el panorama en materia de empleo no resulta ser para nada alentador a la luz de la realidad y lo planteado por diversas organizaciones internacionales y nacionales abocadas al estudio de esta temática.
Del informe del INDEC y de las mediciones del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, surge un crecimiento sustantivo la desocupación, de los niveles de pobreza e indigencia, en coincidencia con lo que anticipaban el último informe del mes de junio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que destaca la necesidad urgente de adoptar políticas activas del mercado de trabajo a los fines de resguardar los logros sociales adquiridos desde la década del 2000 en términos de inclusión social y calidad de trabajo. Este organismo internacional, a su vez, advertía que la no incorporación y/o adaptación de estas políticas, provocaría un riesgo de estancamiento estructural en los mercados laborales, traduciéndose esto último en un aumento de la desigualdad, la informalidad y la erosión de la clase media.
En este marco y a la luz de los resultados que hasta ahora arrojaron las políticas implementadas por el gobierno de Macri, surge un interrogante que genera malestar entre los trabajadores y que pone bajo amenaza a los numerosos logros sociales y laborales alcanzados en los últimos años: ¿qué medidas está tomando el gobierno nacional y el de la Provincia de Buenos Aires desde sus respectivas carteras laborales para hacer frente a este grave panorama socio económico?
La OIT, en el informe mencionado, recomendaba que los gobiernos desarrollen soluciones eficaces. Sostenía que, deben formular e implementar, políticas activas del mercado de trabajo entendidas estas últimas como “intervenciones que ayuden a la gente a encontrar empleos de calidad de manera sostenible, promoviendo en forma directa o indirecta la creación de empleos productivos, mejorando las calificaciones y la productividad de las personas y garantizando un vínculo entre los solicitantes de empleo y los empleadores” (OIT, 2016).
Asimismo, instituciones especialistas en el tema a nivel local como el Centro de Estudios e Investigaciones Laborales (CEIL) del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) habían dado a conocer en una nota del mes de junio de este año la necesidad de reforzar estas políticas activas a través de un mejoramiento de los programas públicos de intermediación laboral vigentes. En este sentido, esa organización hace hincapié en no solo limitarse a brindar orientación laboral y capacitación, como se ha hecho ampliamente en estos últimos años, sino promover la colocación efectiva de los trabajadores.
En esas observaciones, la OIT destaca que la Argentina ha sido uno de los países que ha presentado un nivel de gasto en estas políticas – programas de capacitación, subvenciones al empleo y programas de apoyo al trabajo por cuenta propia y al micro-emprendimiento comparable a los niveles registrados en países de ingresos altos. Y si vamos a lo concreto, lo cierto es que si bien el ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación de la administración Macri no ha mostrado señales de cambio en estas políticas, ya que se continua observando la difusión de las mismas en el sitio web oficial, tampoco se ha efectuado una comunicación concreta, institucional y masiva que de muestra de una fuerte voluntad política de reforzar las mismas.
Todo lo contrario, no se han observado medidas precisas y claras que demuestren una actitud de compromiso real para hacer frente a esta situación socioeconómica.
El anuncio de prácticas profesionalizantes en empresas, el impulso de un proyecto de ley de empleo joven, el veto de la ley antidespidos y los comunicados públicos que sostienen que la situación de empleo sigue siendo la misma que hace 5 años, son algunas de las acciones aisladas que se han observado durante el primer semestre de gobierno y que no denotan la presencia de aquel “enfoque integral” de políticas activas del mercado de trabajo que la OIT sugiere al respecto.
Por otro lado, la situación general de empleo aparece negativa. Si bien parte del gobierno ha remarcado que en lo que va del año, el Sistema Integrado Previsional Argentino marca una mejora en la situación de empleo, el ministro Triaca ha reconocido una merma del empleo y una cantidad de despidos cercana a los 110 mil. Estas declaraciones, estuvieron respaldadas por diversos medios periodísticos, que han planteado la presencia de retrocesos en el mercado laboral fundamentándose en datos de consultoras como Manpower y Tendencias Económicas. A modo de ejemplo, Infobae menciona que no ha habido incrementos en la creación de puestos de trabajo sino, al contrario, se han producido más de 100.000 despidos denunciados por sindicatos y un aumento de la conflictividad laboral por despidos, paros y suspensiones.
A este negativo panorama sobre el empleo en Argentina se le suma la mirada preocupante de la Iglesia Católica. En mayo de este año, durante la Semana Social organizada por la Pastoral Social en la que participaron, sindicalistas, empresarios, funcionarios y movimientos sociales, la Iglesia Católica había advertido sobre la “fragilidad de la condición laboral de miles” de argentinos y sobre “situaciones de precarización” que afectan a “buena parte de los trabajadores”. A esto se agregan los anuncios del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) que estableció que este año, a la situación del último quinquenio – crecimiento de empleo casi nulo, incremento de la subocupación, precariedad e inseguridad laboral – que no se revirtió, además se agregaron “nuevos pobres” por la caída del poder adquisitivo de los ingresos de la población.
Teniendo en cuenta todo lo hasta aquí mencionado, el programa de acción futura del gobierno nacional en materia de empleo como la situación general del trabajo, ofrecen una perspectiva agorera, ya que lo que si se puede percibir con claridad es que las expectativas respecto al esperado “segundo semestre” distan de ser positivas como el gobierno proyectó hace meses.
Al panorama descripto, y de cuya objetividad, las fuentes que lo sustentan no ofrecen márgenes para la duda, se agregan las preocupantes declaraciones y definiciones formuladas por políticos y funcionarios, tanto del gobierno nacional como bonanerense, marcando su posición en materia de producción y empleo que nos permiten inferir un alarmante panorama hacía el futuro.
Comenzando por las declaraciones presidenciales sobre el elevado costo laboral argentino y su preocupación porque la justicia del fuero suele fallar a favor de los trabajadores, lo que eleva dicho costo y sus manifestaciones en el Simposio de Idea, donde claramente se pronunció a favor de un modelo agro/minero exportador y de servicios, con una apertura de las importaciones y continuando por las declaraciones del Secretario de Empleo del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, que se pronuncia por una reconversión industrial con un enfoque direccionado exclusivamente a la competitividad y sin tener en cuenta para nada a pérdida de puestos de trabajo que ello conllevará aparejado.
Al Presidente de los argentinos le recordaría sus incumplidas promesas al pueblo argentino durante la campaña y tanto a él, como al Secretario de Empleo en particular, a todo el gabinete en general y a las autoridades de la Provincia de Buenos Aires, recordarles que se encuentran vigentes el artículo 14 bis de la Constitución Nacional y el 39 de la Provincial que establecen la protección del trabajo, etc. y que a tenor de los mismos y de los pactos, tratados y convenios internacionales (art. 75 inciso 22 Constitución Nacional), antes de anunciar y/o adoptar ciertas decisiones sugerirles su lectura.
Para quienes adherimos a proyectos nacionales y populares en países como el nuestro, es del caso recordar que para poder hacer realidad la utopía de la justicia social, es necesario concretar una más justa redistribución de la riqueza y, para que ello sea posible es necesario cambiar de manos el manejo de la economía y reconvertir la matriz productiva, ya que de perseverarse en el rumbo de una matriz primaria direccionada exclusivamente a la exportación, como parece entenderlo el Gobierno, va a ser imposible generar más trabajo local, porque se lo importa comprando productos con valor agregado (trabajo) foráneo.
Por las consideraciones desarrolladas, no es muy difícil avizorar que nos encaminamos a una profundización del desempleo, a una aún mayor pérdida del poder adquisitivo del salario, entrando en un círculo vicioso de: menor consumo, más importación, mayor recesión, menor producción y como consecuencia de ello, pérdida de más puestos de trabajo.
Fuentes:
OIT: http://www.ilo.org/global/about-the-ilo/newsroom/news/WCMS 490979/lang –es/index.htm
Página 12: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-300015-2016-05-23.html
CASA ROSADA: http://www.casarosada.gob.ar/informacion/que-estamos-diciendo/36128-empleo-en-la-argentina
Diario Perfil domingo 16 de octubre de 2016, edición impresa páginas 22/23