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Cuáles son las oportunidades y los desafíos de la cooperación con China

El embajador argentino en China, Sabino Vaca Narvaja, analizó la relación que mantiene el país con el gigante asiático y los objetivos en común entre “dos naciones en desarrollo con economías complementarias”.

Mediante una nota, el diplomático se refirió a la reciente visita del presidente Alberto Fernández a Beijing y la adhesión a la Nueva Ruta de la Seda, logró que responde a “las políticas de Estado que durante 50 años desarrollaron los gobiernos de ambos países”, desde la firma el 19 de febrero de 1972 en Bucarest, Rumania, del Comunicado Conjunto de Establecimiento de Relaciones Diplomáticas.

En ese marco, para comprender las dimensiones de las ventajas que China puede ofrecer a la Argentina, Vaca Narvaja, en el texto publicado en Télam, remarcó que en las últimas décadas China logró sacar de la pobreza a 800 millones de personas y poner al mercado interno como la variable más dinámica de su crecimiento, “todo ello en el marco de un plan de gobierno que además tiene en el centro al desarrollo científico y tecnológico, con eje en la innovación y en el uso de las nuevas tecnologías”.

“La relación con China es estratégica para nuestro país por la complementariedad que tienen ambos países, situación que nos permite llevar adelante una verdadera política de ganar/ganar”, sentenció.

La carta completa

La reciente visita del presidente Alberto Fernández a Beijing y la adhesión a la Nueva Ruta de la Seda fueron el resultado de las políticas de Estado que durante 50 años desarrollaron los gobiernos de ambos países, desde la firma el 19 de febrero de 1972 en Bucarest, Rumania, del Comunicado Conjunto de Establecimiento de Relaciones Diplomáticas entre la República Argentina y la República Popular China.

A partir aquel primer momento, el vínculo se fue labrando hasta alcanzar su primer hito durante el gobierno de Néstor Kirchner con la suscripción del Memorando de Entendimiento que otorgó a la relación bilateral el carácter de sociedad estratégica. Y, una década más tarde, con Cristina Fernández de Kirchner, la celebración de la Declaración Conjunta sobre el Establecimiento de la Asociación Estratégica Integral dio un nuevo impulso a la relación. Ambos hechos, elevaron la relación y lograron que en la actualidad, más allá de algunas posiciones meramente discursivas, ésta posea el estatus de una verdadera política de Estado.

Desde su llegada al gobierno, el presidente Alberto Fernández asumió con firmeza la decisión de prolongar el rumbo transitado por aquellos estadistas de los que él había sido su jefe de Gabinete, robusteciendo así aún más la relación bilateral. Prueba de ello son las inversiones de la petrolera estatal CNOO, del holding de productos agrícolas Cofco (Nidera), del ICBC (Standard Bank), las represas hidroeléctricas de Santa Cruz, el parque fotovoltaico de Jujuy, Atucha III, la reconversión del ferrocarril Belgrano Cargas o el montaje en San Juan del Radio Telescopio Chino Argentino (CART).

Se trata de algunas de las iniciativas que comenzaron con un gobierno y finalizaron, o van a finalizar, con otro. Porque Argentina y China son dos países en desarrollo, que comparten una visión común sobre los principales temas internacionales y tienen entre sus prioridades la mejorara en la calidad de vida de sus pueblos. En este contexto, la emergencia de salud pública generada por la pandemia por covid-19 reflejó la sinergia entre el presidente argentino y su homólogo chino, Xi Jinping, situación que permitió —entre otras cosas— que nuestro país lograse contar con 35 millones de vacunas de elaboración china y hoy sea uno de los que tienen la mayor tasa de vacunación en la región y en el mundo.

Nuestro objetivo para participar de la Nueva Ruta de la Seda es el de fortalecer la cooperación en materia de transferencia de conocimiento, inversiones y desarrollo conjunto, aprovechando todas las oportunidades que la madurez de la relación ofrece. Para comprender las dimensiones de las ventajas que China puede ofrecer a nuestro país debemos entender que en las últimas décadas logró sacar de la pobreza a 800 millones de personas y poner al mercado interno como la variable más dinámica de su crecimiento, todo ello en el marco de un plan de gobierno que además tiene en el centro al desarrollo científico y tecnológico, con eje en la innovación y en el uso de las nuevas tecnologías.

La Nueva Ruta de la Seda (NRS) y la recientemente creada Asociación Económica Integral Regional (RCEP), entre otros proyectos de similar envergadura, se basan en el paradigma de “circulación dual” con el que China procura dinamizar el comercio global y regional. Su propuesta es la de construir un nuevo tipo de relaciones internacionales haciendo extensivo el desarrollo de alta calidad y estimulando la innovación mundial a través de las mencionadas iniciativas, lo que genera un marco propicio para el despliegue de la agenda argentina en materia de desarrollo.

En ese sentido, la reciente Iniciativa para el Desarrollo Global lanzada por el presidente Xi Jinping en Naciones Unidas es un camino indispensable para avanzar sobre la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Poner el eje en el desarrollo y bienestar de los pueblos es la mejor estrategia para conseguir un sistema mundial multipolar, más armónico y equilibrado donde ningún país imponga su visión sobre otro.

Argentina y China poseen estructuras económicas complementarias que deben fortalecerse. Nuestro país cuenta con un capital científico-tecnológico de excelente nivel, con importantes desarrollos en áreas como la biotecnología y la energía nuclear, entre otras, que son prioritarias para nuestro socio. Un ejemplo de esa potencialidad puede apreciarse en los avances logrados en el diálogo con empresas estatales de la República Popular China sobre reactores para radioisótopos medicinales a través de una estrategia conjunta entre el INVAP, el Ministerio de Ciencia y Tecnología y Cancillería. China importa la mayor parte de los radioisótopos medicinales que utiliza en medicina nuclear y, para potenciar sus capacidades, decidió asociarse con nuestro país.

Este entendimiento se está viendo también con empresas tecnológicas de Argentina como Satellogic y SpaceSUR, que están vinculándose con contrapartes chinas como Great Wall o Siwei, líderes en el rubro satelital y de imágenes. Argentina cuenta con empresas e instituciones que poseen gran prestigio como ARSAT, CONAE, NASA, CONUAR, IMPSA, NUCLEARIS, INTI, INTA, CONICET y otras, las cuales mantienen vínculos con sus símiles chinas y están ahondando aún más la relación.

La relación con China es estratégica para nuestro país por la complementariedad que tienen ambos países, situación que nos permite llevar adelante una verdadera política de ganar/ganar. Y es integral porque, tal como se ve en los acuerdos firmados en este viaje, las inversiones y planes de cooperación atraviesan a casi todas las áreas de gestión y a todas nuestras provincias.

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