Coronavirus: «Jujeños de segunda»

Un grupo de granjeros, varados en una ruta de la localidad de Pampa Blanca, Jujuy, apelan ahora a las intendencias para lograr el regreso a sus hogares en medio de la escasez de recursos mínimos para afrontar esta incertidumbre. No poseen agua, alimentos y hay menores de edad entre los que no tienen permiso gubernamental, provincial para regresar a sus viviendas, humildes, en Jujuy.

Así lo cuenta, una familiar que estando en la localidad de San Pedro, espera la liberación de su esposo, hijos -pequeños- y demás parientes que retornaban a su hogar y que fueron alojados en un hotel de la capital norteña, sin alimentos. Ellos sólo regresaban con el pasaje y sin dinero; el gobierno de Morales NEGÓ ALIMENTACIÓN A LAS PERSONAS, SIENDO LO MÁS GRAVE A MENORES DE EDAD.

Este testimonio que nos acerca la madre de un niño varado en el transporte que estaba apostado en la ruta de Pampa Blanca, muestra la enorme diferencia que existe con el aislamiento que Morales cumplió desde su retorno de la reunión en Olivos, el jueves pasado. El video oficial mostraba al mandatario, ingresando a un hotel con todas las comodidades, pero por sobre todo en uso de libertad y voluntad; tratado respetuosamente y solventado por LOS FONDOS PÚBLICOS, no propios. Algo que no le sucede, por estas horas, a un pequeño, hijo de trabajadores rurales, PRIVADO DE SU LIBRE ALBEDRÍO Y DE SUS DERECHOS TALES CONSTAN EN TRATADOS INTERNACIONALES Y EN LA CONVENCIÓN POR LOS DERECHOS DE NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES, alejado de modo compulsivo y sin autorización de la madre.

Angustia a esta madre no saber cuándo verá por fin al niño, el bienestar de él y sobre todo, tras haber sido advertidos que no le darán las cuatro comidas diarias, cómo hacer que la alimentación del menor sea la adecuada. Lógicas preocupaciones de una mamá, sobre su vástago.

Los cosecheros y las cosecheras, cumplen un ciclo de itinerancia que de por sí es duro porque deben desarraigarse para vivir del trabajo rural, temporario, en distintos puntos del país.

La realidad que la población jujeña ha marcado en este contexto sanitario con la pandemia por el covid19, nos refleja la falta de políticas estatales, sobre todo provinciales para este sector.

No son pocos los grandes capitales que se benefician de la mano de obra para las cosechas argentinas y son un sector que debieran haber estado exceptuados desde un comienzo, habida cuenta de ser la primera línea en el abastecimiento alimentario.

Pero en cambio, se les ha visto como parias, sin derecho a retornar a sus hogares, por el criterio apocalíptico de un gobernante que ya venía mostrando gruesos errores institucionales en una provincia, cuyo sistema judicial ha pasado por personajes cuestionados en el propio Tribunal Superior local.

Sin el bienestar del Pueblo, no es democracia

Se nubla en Gerardo Morales, la virtud del sistema democrático desde el 2015 y con ello, las graves faltas cometidos al derecho del debido proceso en dirigentes y dirigentas sociales, daban a la luz de la sociedad argentina, el odio de clase que moviliza a este gobernador que no se esconde, ni disimula, menos aún niega, su deseo por castigar física y simbólicamente al ciudadano y a la ciudadana común.

https://www.infobaires24.com.ar/jujuy-obligados-al-exilio-por-morales-o-por-el-covid19/

Un mandatario sospechado de ser un elemento clave en problemas internacionales con Bolivia, acuerdos poco claros con EEUU y un peón raro en negociaciones que peligraron con China.

Morales, arremete aprovechando la cuarentena, practica su demagogia perfilado como un adepto a la derecha fanática, retrógrada y elemental, llegando a proponer la estigmatización de personas en cuarentena y familias con estudiantes o parientes varados en otros puntos del país o que vienen del extranjero.

Es una contradicción en sí mismo y en el mismo momento, muy coherente con las clases conservadoras de un Jujuy que se quedó en el macrismo, manifestando odio al pobre.

Molesta el pobre, extranjero y el local

Morales hacer rituales del kollasullo pero no piensa ni dos minutos antes de cargar un colectivo o un camión y expulsar a bolivianos, peruanos y venezolanos en un derrotero hacia la lejana Buenos Aires.

Las críticas a este mandatario provincial, se hacen para analizar con preocupación el concepto divisor de su gobernancia sobre un área de fronteras internacionales, por un lado y por el otro, la honda preocupación que genera, tanta impunidad para accionar en contra de derechos inalienables de las personas.

Se comprende que en estas circunstancias, las alianzas políticas obligan a no salir de un plan que pretende, primero, mantener vivos a la mayor cantidad población posible, en medio de los repentinos estragos vitales, económicos, sociales y políticos que han llegado con la pandemia por el covid19; pero en este río revuelto, con su nazismo a flor de decreto, Gerardo Morales se abraza a la impunidad, sin frenos.

En la ruta, en medio de la nada, sin casas, sin comida, sin agua, asistencia sanitaria, ni condiciones de seguridad, hay personas que claman porque están aislados del derecho humanitario a regresar a sus hogares, domicilios legalmente constituidos, por el exceso de soberbia de una sola voluntad, fuera de todo orden.