Contundentes pruebas desmienten cargos de Levinas contra Horacio Verbitsky
Horacio Verbitksy publicó en Página/12 una serie de pruebas que desmienten a Gabriel Levinas, quien lo había acusado de ser cómplice de la última dictadura cívico – militar. A través de datos duros, el titular del CELS deja en evidencia la pobre operación política que pretendió encarnar el periodista del Grupo Clarín.
El periodista Gabriel Levinas escribió una biografía no autorizada sobre Horacio Verbitstky en la que lo vincula, en más de una ocasión, a la última dictadura cívico-militar, adjudicándole el rol de doble agente.
El titular del CELS ya había desmentido una a una las acusaciones del libro de la editorial Sudamericana, considerando que correspondía al “estilo que el Grupo Clarín ha elegido para confrontar con quienes entiende que son sus adversarios”.
Ahora, además, publicó en Página/12, una nota que bajo el título “lo único real es la malicia” expone las evidencias que respaldan su defensa.
Levinas, a quien Verbitsky apodará “GIL” durante todo su descargo – en referencia a las iniciales de su nombre y en un irónico juego de letras – no dudó en aseverar que el periodista escribió los discursos de dos comandantes en jefe de la Fuerza Aérea, integrantes de la primera y la segunda junta militares durante la última dictadura: Orlando Ramón Agosti y Omar Graffigna.
La “prueba” de Levinas para sostener su acusación es que “hizo dos pericias caligráficas” que indican que el manuscrito original del discurso se corresponde con la caligrafía de Verbitsky.
Sin embargo, dos peritajes caligráficos realizados por la reconocida perita pública Diana Alicia Trotta, afirman que esos manuscritos no son de puño y letra del titular del CELS.
En un reportaje que publicó el diario Buenos Aires Herald, el brigadier Rubens Graffigna negó haber tenido relación alguna con él. “Verbitsky no fue mi escritor fantasma. Estaba en desacuerdo con la Fuerza Aérea” aseguró, consultado por la periodista Luciana Bertoia.
En un reportaje que publicó el diario Buenos Aires Herald, el brigadier Rubens Graffigna negó haber tenido relación alguna con él
Asimismo, agregó que “la gente es inteligente y está claro que el bien y el mal nunca van juntos. Él era parte de Montoneros y yo era uno de los líderes de las Fuerzas Armadas. Me reí cuando escuche esa versión”
En ese sentido, Verbitsky sostiene que para verificar la veracidad de esta acusación, “bastaba con la consulta a Graffigna y con un peritaje caligráfico serio, contra un completo cuerpo de escritura mío, como hizo Diana Trotta, y no con pocas palabras escritas a la disparada en las dedicatorias de dos libros, que ni siquiera es seguro que hayan sido escritas por mí y que tampoco los muestran porque dicen que sus propietarios me temen” afirmó.
En segundo lugar, Gabriel Levinas declaró que cuando se produjo el golpe de Estado de 1976, Verbitsky se refugió en la estancia del comodoro Juan José Güirales, lo que le permitió salvar su vida.
De los tres testigos que presenta la denuncia, uno es el candidato a gobernador Felipe Solá, otro es Juan Güiraldes (hijo del comodoro Juan José Güiraldes) y el tercero es el ingeniero aeronáutico Edgardo Carranza.
Sobre ellos, el «Perro» argumenta: «Es el mismo Juan Güiraldes que en abril de 2014 le dijo a Hernán López Echagüe que ‘a mí no me consta que Horacio Verbitsky hubiera colaborado en la escritura de los discursos’. Solá, por su parte, agrega que ante la rotunda desmentida y los testimonios que la avalan, dudó de la veracidad de lo que había escuchado y recordó que “ya de viejito, el Cadete decía que el mejor jinete que había visto en su vida era yo, lo cual obviamente es un absurdo”. Sobre Carranza, autor de la pretendida novela “Los Montoneros de su Majestad”, Verbistsky cuestiona que “enconado contra los organismos de derechos humanos, me recrimina allí ‘descabezar a las Fuerzas Armadas y enfrentar a la única institución que queda en pie en la Argentina: la Iglesia’”.
Es el mismo Juan Güiraldes que en abril de 2014 le dijo a Hernán López Echagüe que ‘a mí no me consta que Horacio Verbitsky hubiera colaborado en la escritura de los discursos’
Además, el periodista de Página/12 presenta sus propios testigos; los cuales ratifican su militancia en Capital mientras, según Levinas, estaba oculto en el campo. Son seis: Su ex esposa y madre de uno de sus hijos Laura Yusem, quien afirma: “Horacio durante toda esa primera etapa de la dictadura y específicamente el primer mes, estaba en Buenos Aires porque yo lo veía, para que mi hijo se encontrara con su padre”; su esposa de aquel momento, María Wagner, quien asegura que su marido “estuvo trabajando día y noche para sacar información afuera de lo que estaba pasando en el país”.
Teobaldo Altamiranda, hoy de 85 años y directivo de la asociación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos, quien transportaba a Europa las investigaciones de Rodolfo Walsh y Verbitsky y se reunía con periodistas en España para dar a conocer la pesadilla que estaba viviendo el pueblo argentino; Lila Pastoriza, compañera de Horacio y otra de las colaboradoras con Walsh en la difusión de las violaciones a los derechos humanos; Gerardo Bocco, su responsable político directo y testigo de su presencia allí debido a los “controles diarios, tanto personales como telefónicos” que establecían para reforzar la seguridad; y finalmente, la periodista Dora Salas, quien desmiente la versión de Levinas ya que en ese momento “nos veíamos todas las semanas con él y su pareja de entonces, María Wagner, desde antes del golpe de Estado, cuando se produjo y después”.
Por otro lado, la denuncia recoge lo que Verbitsky denomina “versiones de cuarta mano”, las cuales afirman que durante el exilio en México, el periodista Eduardo Molina y Vedia le dijo al ex militante de las FAL, Sergio Bufano, que el periodista colaboraba con la Fuerza Aérea. Sin embargo, el hijo, el hermano y la esposa de Molina y Vedia lo negaron rotundamente; especialmente esta última, asegurándole al presidente del CELS: “No me lo puedo a imaginar diciendo eso de vos. Siempre leíamos Página/12, tus artículos, simpatizaba con sus contenidos y propuestas. Nunca le escuché un comentario negativo sobre vos”. También se sumó a la desmentida Lila Pastoriza, quien vivía en el departamento contiguo.
Por último, el “Perro” señala en los atecedentes de Sergio Bufano, la difusión de una versión falsa sobre la muerte de Paco Urondo en la que afirma que el militante “había tomado el cianuro apresuradamente, sin ofrecer resistencia hasta la muerte”. “Es comprensible que sienta como una ofensa actos de heroísmo como el de Paco Urondo y que en vez de reconocerlo lo agravie, como ahora lo hace también conmigo” sentenció.
En definitiva, esta serie de contundentes evidencias que respaldan la consecuente labor de Horacio Verbitsky en su defensa de los Derechos Humanos, también colocan a Gabriel Levinas en su verdadero rol: el de alfil del Grupo Clarín, obstinado opositor al gobierno nacional y flamante operador político. De ferviente defensor de “causas justas” a ladero de Jorge Lanata, retwitteador serial de noticias falsas y promotor de la figura de Alberto Nisman como héroe nacional.
Una serie de contundentes evidencias colocan a Gabriel Levinas en su verdadero rol: el de alfil del Grupo Clarín
Todo esto en el marco de un libro cuya casa editora, como recuerda Verbitsky, pertenece a Juan Ignacio Boido, quien “sin producir un solo best seller nacional desde que lo contrataron, ha bajado sus estándares éticos”
Las mentiras tienen patas cortas. Ni las cuentas de Máximo Kirchner en el exterior, ni el escandaloso sueldo de Kicillof en YPF, ni la complicidad de Verbitsky con la dictadura pueden sostenerse ya. Ahora Levinas deberá ponerse en campaña para construir una nueva ficción y acaparar nuevamente las cámaras de televisión. Mientras tanto, no le quedará otra opción que seguir esbozando teorías sobre los comportamientos de los participantes de Gran Hermano.
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