Cerraron 290 carnicerías en Capital y el Gran Buenos Aires por la crisis del consumo
La ONG Defendamos Buenos Aires con la asistencia del Estudio Miglino y Abogados, elaboró una nueva Encuesta que mide la Actividad Económica sobre el desempeño de las carnicerías en el distrito AMBA (Capital Federal + Conurbano bonaerense). A principios de 2019 solo subsistían las carnicerías de barrio porque los supermercados prácticamente se quedaron con el 60 por ciento del negocio; sin embargo de las 1.200 carnicerías que había en enero subsisten al día de hoy 910, en atención a que 290 establecimientos de venta de carne y achuras, han desaparecido.
Los barrios más golpeados:
“En todos los barrios porteños cerraron al menos tres carnicerías. En algunos como Almagro, Flores, Liniers y Pompeya; cerraron entre seis y ocho. Totalizando una pérdida de 110 comercios. En la Provincia de Buenos Aires, donde clásicamente hay más carnicerías se perdieron 180. Resultando lo más golpeado los barrios de Morón, San Martín, Lomas de Zamora, Quilmes y Vicente López; con una pérdida promedio para cada barrio de 10 establecimientos”, dijo Javier Miglino, Director de Defendamos Buenos Aires.
La carne es un lujo:
“La profunda recesión que afecta a la República Argentina desde principios de 2018 ha golpeado especialmente a los negocios de carnicería, porque el aumento del insumo principal: la carne, ha sido devastador. Pero ello vino acompañado con el tarifazo de luz, indispensable para la maquinaria y las cámaras de frío, como también los aumentos de gas, agua, impuestos e incluso el combustible que resulta para que la vaca llegue del campo al mercado, del mercado al frigorífico y de éste a la carnicería barrial. Todos estos costos terminan siendo soportados por el consumidor que tuvo que colocar este 2019 a la carne como un bien suntuario, reemplazando su consumo por pollo, verduras y otros. No por nada nuestro país vio bajar su consumo de carne de 90 kilos anuales por persona por año a solo 48, un nivel similar al que registran países europeos como España, Italia y Portugal, donde la carne es un lujo desde siempre”, dijo Miglino.
2.900 empleos menos:
“Al cerrar la carnicería, cierran también los canales de distribución e incluso parcial o totalmente los frigoríficos; es decir que cada carnicería le da trabajo directo e indirecto a un promedio de 10 personas; entre carniceros, fleteros, encargados de cámaras de frío, depostadores y otros; con lo que se perdieron 2.900 puestos de trabajo, un número duro que resultará difícil de revertir en el futuro”, dijo Miglino.
Pesimismo de cara al 2020:
“La recesión ha sido tan larga y tan dura que son pocos los que aventuran a que recuperarán el nivel de venta de carne en los próximos meses. En la mayoría de los casos se piensa en al menos un año para volver a los niveles de fines de 2018, con lo que aquellos que bajaron la persiana tienen todavía mucho tiempo y esfuerzo que invertir para volver a empezar de nuevo”, concluyó Miglino.