Carrió lanzó a Vidal a la Presidencia, pero no lo dijo
Un inspector de María Eugenia Vidal dispuso en una escuela del Gran Buenos Aires que se podían dar clases en aulas con techos caídos, salvo días de lluvia. Ese burócrata de la miseria (la de los otros) dio la clave de un gobierno de escasa sensibilidad aplicando una racionalidad violenta y excluyente.
Escribe Alejandro C. Tarruella
Sin proponérselo, dio con una premisa del gobierno para los más desposeídos, la única realidad es que los más pobres vivirán en las condiciones que haya a mano. Carrió dijo en estas horas en charla con la gobernadora que huye: «Las crisis o te matan o te fortalecen. La última crisis nos fortaleció». En verdad, Carrió ni los Cambiemos sufrieron ninguna crisis y cuando aluden a ella, significan que sucede, que la sortearon trasladándola a la franja media y más pobre de la sociedad. En ese marco, la Carrió lanzó sin lanzar, la precandidatura a presidente de la Vidal. Analicemos los dichos de ese encuentro.
Es sencillo explicarlo, si el ministro Dujovne, Macri y Durán Barba disponen que haya 5 mil millones de dólares para rifar de las reservas del país, ese dinero no se va al espacio, va las cuentas sólidas de los más poderosos, corporaciones multinacionales, formadores de precios, usureros (todos lo son), especuladores y mentirosos. Ahí se aplica el principio de la Carrió: “La última crisis nos fortaleció». Ahí tiene razón, ahora son más ricos y poderosos.
Si Vidal anuncia un aumento a los maestros y les da un 2 por ciento, estamos hablando claro de las condiciones que aplican sin dar lugar a la opinión de los trabajadores. Así se lanza al ruedo presidencial, la Heidi bonaerense con una baja, da la sensación de que su abuelo dejó Cambiemos.
«Varios dirigentes venían jugando con que yo rompiera», apuntó, tras celebrar la coalición con «el ingeniero» y sostener: «En realidad soy las más racional. Me hago la loca», ensayó la Carrió. No explicó que reunirse con Vidal viene en consonancia al mensaje de las grandes corporaciones que posiblemente haya recibido el propio Macri a cara descubierta: el candidato Cambiemos 2019 es María Eugenia Vidal.
Con tasas de Lebacs al 40 por ciento para los “amigos” y superiores jerárquicos, es imposible que la gobernadora pueda informar que habrá cambios
Macri habrá incrementado sus posesiones en la crisis, que lo fortaleció, pero en la medida que pone el pueblo se derrumbó a niveles que las consultoras adictas reflejan parcialmente. Le transmiten cifras y gradaciones que permitan cobrar las facturas. Si bajan del 30% en la consideración social del hijo de Franco, corren riesgos.
Vidal, por su parte, saca el paraguas y reflexiona: «¿Cómo un equipo que quiere llevar adelante un cambio tan profundo no se va a equivocar? Somos falibles. Claro que vamos a cometer errores». Procura, con aportes duranbarbistas o de sus fieles, humanizar su discurso para persistir en la imagen de Heidi, pero hoy, cuando mide para los amigos mejor que Macri, también cae con estrépito y debe ocultarse en esas salidas a sonrisa batiente porque los bonaerenses no están animosos con su show.
En estos días incluso, algunos sitios de información recuerdan que su mamá Cascallares, Norma Susana (casualmente el mismo apellido que el intendente de Almirante Brown), estaba yendo a la justicia por su actividad presunta en mesas de dinero del caído banco Mayo, que pertenecía al poderoso empresario Rubén Beraja. Los medios “importantes” del arco macrista obvian la información, como corresponde a la censura.
Vidal, entonces, ha iniciado su carrera presidencial y, en ese sentido, lanza conceptos afines a su rol que, naturalmente, no será “sincerado” –como gustan los cambiantes de Cambiemos-, sino que circulará encubierto como muchas de las acciones que encaran en estas horas. Por eso explicó en esa reunión con la diputada que raras veces va a la Cámara: «La Argentina no se divide entre Cambiemos y el peronismo. Se divide entre los que quieren construir y los que quieren destruir». Frase simple, no sencilla, en la que procura dar un nuevo marco a su campaña; ella tiene que ganar espacio en el peronismo para sumar en ese campo lo que pierde en el propio.
Luego advirtió, «Ni ajuste brutal ni kirchnerismo», al referirse a la violencia del tarifazo con el que favorece a las corporaciones de la energía y otros. Y sugiere a la hora de mentir «Esto no es para siempre». Algo de razón tiene porque luego de ser acusados, procesados y prisioneros de las tarifas, la gente tiene, como recordó Borges con sabiduría, que caminar hacia la muerte. Que es cuando cesa el acoso tarifario.
En esas afirmaciones hay un detalle: tal vez sin darse cuenta en su intento dialéctico de imponer un discurso potable, Vidal está anunciando que no hay vuelta atrás en la imposición de la nobleza de Cambiemos al pueblo argentino. Con tasas de Lebacs al 40 por ciento para los “amigos” y superiores jerárquicos, es imposible que la gobernadora pueda informar que habrá cambios. Solo habrá saqueos a la vida y los bienes del pueblo. Así se hace visible su afirmación que reza, «Ni ajuste brutal ni kirchnerismo». Está claro, habrá con el hijo de Franco o con ella, más macrismo de entrega y sometimiento al FMI y las corporaciones multinacionales.
Una curiosidad: desde el Banco Central se llamó a un bono que se lanza al mercado, Bote. Que el inconsciente les valga
Con ese San Benito en la mano, Vidal pretende ser victoriosa candidata a presidente y, con anteojeras, darle hacia adelante tomando una previsión que indica que, para ellos, la realidad no siempre existe. Creen una idea de vieja data, que expone que tener la posesión de la economía y las finanzas, y bajo su bota la suerte de millones de personas, evita los embates que depara la realidad. Y si “la política es el arte de controlar tu entorno”, como sugería Hunter S. Thompson, se puede intuir que esa es una etapa en la vida de la Heidi bonaerense pues, en este contexto, Cambiemos está a punto de ingresar en otra en la que parece cada vez más, controlar menos variantes.
Mentir es una premisa y así lo expuso al informar que «Por eso dimos un aumento de acuerdo a la paritaria y vamos a liquidar un 2% adicional este mes. Con esto le garantizamos que siguen arriba de la inflación. Los seguimos cuidando, aunque no haya acuerdo con los dirigentes gremiales». A ver, si hubo acuerdo paritario, ¿por qué sostiene que va a dar un aumento según paritarias? Pregunta dos: ¿una paritaria preveía un aumento del 2 por ciento”. ¿A quién quieren engañar?
Friedrich Nietszche, que no es afiliado a Cambiemos, tuvo un pensamiento brillante, entre tantos con los que conmueve a la humanidad, respecto del uso de la mentira: “la mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo. Engañar a los demás es un efecto relativamente vano”. El primer engaño quizás vano es encubrir el anuncio de que la Vidal es precandidata a presidente de Cambiemos, como lo lanzó la Carrió sin explicitarlo. Una curiosidad: desde el Banco Central se llamó a un bono que se lanza al mercado, Bote. Que el inconsciente les valga.