Brasil: por primera vez desde la dictadura un militar es ministro de Defensa
Michel Temer, el presidente de facto brasileño que llegó al poder tras la destitución de Dilma Rosseff, nombró al número dos del Ejército como su nuevo ministro de Defensa. Un militar no encabezaba esa cartera desde la dictadura. También fue creado el Ministerio de Seguridad Pública, que toma atribuciones de Interior, entre ellas el control de la policía federal.
El presidente de Brasil, Michel Temer, otorgó ayer más poder a las Fuerzas Armadas, al nombrar por primera vez desde la dictadura al frente del Ministerio de Defensa a un general. Lo hizo en el marco de los cambios en el gabinete para crear el Ministerio de Seguridad Pública luego de la intervención militar decretada para que el Ejército comande la lucha contra la delincuencia común en Río de Janeiro.
El Ministerio de Defensa fue creado en 1999 y siempre fue ocupado por civiles, ya que desde el fin de la dictadura en 1985 cada fuerza funcionaba como una cartera autónoma, sin control político directo. Ahora, 19 años después, Temer decide mover el tablero y ofrecerle el Ministerio de Defensa al general de reserva Joaquim Silva e Luna, ex jefe del Estado mayor del Ejército.
El cargo de Defensa era ocupado hasta ahora por Raúl Jungmann, un diputado aliado de Temer que pasará a ocupar la nueva cartera de Seguridad Pública, el ministerio número 29 del gabinete.
La acumulación de funciones y poder del Ejército con la intervención en Río fue una “jugada maestra” en palabras del propio Temer, para enfrentar el delito, más allá de que la capital carioca sea la décima del país en violencia. En octubre, Temer promulgó una ley que evita que los militares que cometan delitos o maten a personas sean juzgados por la justicia ordinaria y ordena que sus casos se remitan a los tribunales castrenses.
El avance del poder castrense se da en un año electoral en el cual la mano dura es la principal propuesta del sorprendente número 2 en las encuestas, el diputado ultraderechista Jair Bolsonaro, y alimenta el sueño de varios oficialistas en postular a Temer, aunque el presidente negó que sea candidato.