Bergoglio no es un Papa protocolar pero con Macri se puso protocolar. ¿Cambió?”
Por Juan Ciucci
En su “clásica” columna Del editor al lector, Ricardo Roa se pregunta preocupado «¿Qué pasa entre Macri y el Papa?». “Es inevitable que su silencio con Macri provoque un ruido que no se puede disimular. Que desconcierta y que molesta a muchos”.
Encaramados en su primavera macrista, el gran diario argentino no puede entender cómo no se ha sumado aun a la algarabía la Santa Sede. “Bergoglio no es un Papa protocolar pero ahora con Macri se puso protocolar. No lo fue con Cristina, ¿cambió?”, se pregunta su editor estrella, Ricardo Roa.
Su texto da cuenta de la molestia que les significa para el relato que han comenzado a construir del régimen macrista (usamos estas palabras como una emulación de su viejo modo de expresarse, que ahora que andan contentos pasó a desuso). “Mauricio Macri recibió saludos y felicitaciones de todo el mundo. Menos del Vaticano. El comienzo de su gestión ha estado en boca de todos. No en la de Bergoglio, que no ha parado de hablar desde que es Francisco y que sobre Macri no ha pronunciado una sola palabra”.
Es inevitable que su silencio con Macri provoque un ruido que no se puede disimular. Que desconcierta y que molesta a muchos
Los saludos y el “en boca de todos” deberían obligar a encolumnarse a Francisco, ahora que comenzó la cruzada antipopulista en América Latina. Y justo en su país de origen, debe pensar Roa, ¿cómo no dice nada? “Es inevitable que su silencio con Macri provoque un ruido que no se puede disimular. Que desconcierta y que molesta a muchos”. A ellos está claro, porque les encantaría que ese respaldo le de la autoridad al Presidente para seguir avanzando sobre las instituciones del Estado, a puro decreto.
“Los Kirchner decían del cardenal que era un conspirador y lo acusaban de haber entregado durante la Dictadura a dos curas jesuitas a los militares”, dice Roa, entre el despechado que recuerda lo que pasó y el poderoso que amenaza recuperando una vieja (o envejecida) historia.
Pero no son sus intereses particulares por erigir en Presidente del Milenio al hijo de Franco los que impulsan sus palabras, sino “la situación social y la dimensión de los desafíos políticos y económicos que embargan al país y no sólo a Macri”.
Esperan ansiosos esas palabras, y más aun, esa foto. Ya se sabe que en el 2017 Francisco visita nuestro país. Quieren ir preparando el terreno para el encuentro, para intentar continuar su primavera, entre ajustes y represión. Les va a ser difícil, y encima Bergoglio que no colabora. Así, no se puede.(Fuente; Agencia Paco Urondo)