Asuntos de un malentendido
A tiempos duros, ideas claras.
El movimiento de Aristóteles y la Argentina de hoy
Decía Aristóteles que el movimiento nos llevará al conocimiento de la naturaleza, definida por él como una materia central. «Quién no conoce el movimiento, no conoce a la naturaleza”, sintetizaba.
En la Argentina de estos días hay quienes creen que es posible detener el país en una esquina para llevarse todo lo que tenga valor y luego -Sturzenegger no nos deja mentir-, dejarlo en estado 2001. El uso de facultades de poder parece que es imperiosa y no se discute.
Los propios economistan plantean -como lo hacía Krieger Vasena- reducción del déficit fiscal, racionalización administrativa -eufemismo que encubre a los despidos masivos que desde esa perspectiva traslada como cultura regresiva al campo privado-.
Pero, ¿y la inversión pública? La inversión pública permite el desarrollo de la obra pública, viviendas, cultura, educación, salud, etc. Y aquí, como en las dictaduras, no hay inversión pública porque esos fondos van a las transferencias hacia las corporaciones y luego, a la fuga.
Si hoy se sabe que en 10 años fugaron de América Latina 6 billones de dólares, es posible comprender cuál es el rol de las cuentas que aparecen en los Papeles de Panamá, el rol de los que las manipulan y por qué ahora el golpista Temer detenta un presunto plan de gobierno que se parece al oficial en Argentina.
El ex vicepresidente aparece como un buchón privilegiado de la embajada norteamericana en su país. Uno de los hombres que, en realidad, representa a los 55 votos -a diferencia de Dilma, que obtuvo 54 millones- con que fue ungido como representante de las grandes corporaciones del poder mundial.
En el tiempo de la vida cotidiana, con este tipo de gobiernos corporativos que van apagando al Estado de Derecho, la usura encuentra prácticas como el descuento de cheques. Pablo Reale, presidente de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires, trazó un panorama desolador: “Hoy no podes hablar de menos de 60-90 días, según el sector, cuando antes se cobraba a 30 o 45. Los plazos, como mínimo, se han duplicado”; aunque no mencionó los altísimos intereses.
A su vez, los bancos que hoy co-gobiernan, cobran por el descubierto en cuenta corriente alrededor del 60%. En tanto el crédito bancario, que opera también con descuento de cheque que hoy casi no existe como práctica, tiene una caída de aproximadamente el 8%. Lo que antes ganaban con el dólar ilegal, lo ganan ahora con la usura de los intereses.
Las financieras cobran el diez mensual por préstamos o más, o sea cerca del 200% anual. Es decir, estamos ante el jolgorio de la usura financiera que indica que hay gobierno que favorece a las corporaciones. «Lo dice el mercado», explican con ostentación, activando las “cuevas” ilegales que forman parte del sistema “legal”.
El pueblo sale a la calle sin que lo llamen mientras algunos de esos dirigentes que deben responder a ese clamor miran para otro lado.
Ahora bien, ese submundo regresivo hace caso omiso a Aristóteles, porque al pueblo le interesa saber cómo salir de la pesadilla. Y como del laberinto se sale por arriba, ese atajo se monta sobre los intereses desmemoriados de las corporaciones. Federico Pinedo la sabe y ha dicho “estamos en el peor momento” y agregó, tomando el manual de Durán Barba y “La conspiración de Acuario”, que “ de ahora en más será pura mejoría».
Rogelio Frigerio anunció una inversión en obra pública por 40 mil millones de dólares (“la más grande de la historia”, proclaman) y medio millón de puestos de trabajo. Sturzenegger reiteró la lluvia de dólares y señaló que ya están ingresando a los cielos del país.
A todo esto, la UOM advirtió que «la apertura de las compras al mundo nos está dejando sin trabajo» y se involucró en la disputa del Techint con el Gobierno de Córdoba. Paolo Rocca amenaza con cerrar su planta de tubos sin costura Tenaris Siderca si el gobierno de Macri deja entrar insumos chinos licitación para la construcción de un gasoducto monumental.
El ingreso de 40 mil heladeras del exterior por estos días, señala que el camino es, en parte, la desindustrialización. Los trabajadores conocen los riesgos de la desnacionalización de la economía y responden con sus organizaciones.
La reacción de las universidades de todo el país ante la desinversión en la educación pública fue contundente. El presidente expresó que no quiere tantas universidades, y en todo caso, subrayó su privilegio de educación para pocos con avance de la enseñanza privada.
Cuando este clima de “movimiento” habla de una cultura popular que no ceja en el reclamo de sus derechos, el campo de los dirigentes que deben responder a la sociedad está en crisis debido a diferentes razones, incluso la de tener una visión mercantil de los cargos que los lleva a dividir y sostener el breve y poco poder personal o de grupos.
El pueblo sale a la calle sin que lo llamen mientras algunos de esos dirigentes que deben responder a ese clamor, miran para otro lado. No son todos pero son muchos. El camino es arduo pero es necesario organizar el movimiento para reconocer la naturaleza de las cosas para saber cómo que se construye la recuperación nacional.