Aprietes, persecución y compra de voluntades: Un paseo por Dolores para votar a Camilo
«Acá Camilo tiene que robar». Tal vez sin darse cuenta, uno de los pasajeros sintetizaba con absoluta claridad lo que estaba pasando. César, el chofer, cumplía su función con llamativa solvencia: «A nivel local a Camilo. Después arriba voten a quien quieran, no hay drama», les explicaba a sus acompañantes en ese viaje hacia la Escuela 1. Absoluta normalidad. Etchevarren (Camilo) fue reelecto y completará, en 2023, 16 años como intendente de Dolores.
Por Claudio Siniscalco
La llamada década infame, que en realidad duró más de una década, se extendió entre 1930, tras el golpe de Estado contra Hipólito Yrigoyen, y 1943, cuando un grupo de militares nacionalistas del que más tarde surgió Perón puso fin a esos años de fraude escandaloso.
Amenazas, aprietes, compra de votos, cambio de urnas, robo de documentos o violencia física lisa y llana eran los mecanismos utilizados por los conservadores para ganar las elecciones
Más de 70 años después, quienes fueron víctimas de ese fraude (los radicales) cometen los mismos atropellos junto a sus socios del PRO en Cambiemos, luego llamado Juntos por el Cambio.
El audio
En el audio que acompaña a esta nota pueden escuchar la conversación entre César, el puntero del intendente Camilo Etchevarren y tres personas que él lleva a votar en su auto. En Dolores nadie ignora que existieron al menos tres mecanismos para la compra de voluntades: amenazas de despido (en el caso de los empleados municipales); promesas de viviendas, terrenos, materiales o alimentos; entrega de dinero.
Los propios miembros de la fuerza de tareas del intendente revelaron algunas cifras inquietantes: la «campaña» le habría costado al presupuesto municipal unos 30 millones de pesos; se habrían comprado unos 4 mil votos; algunos vehículos circulaban con 250 mil pesos encima para diversos gastos operativos. Todo ese «trabajo» de tanto tiempo se coronaba el día de la elección con la puesta en marcha de un aceitado mecanismo de «logística electoral» del que formó parte el viaje de César.
Desde el peronismo aseguran que estas prácticas fraudulentas no son nuevas, y que ya se aplicaron en las elecciones de 2011 y 2015, siempre contando con el silencio cómplice de algunos por necesidad y de otros por intereses.
Si bien en la ciudad sigue reinando el miedo, y por lo tanto no hay por el momento denuncias públicas, fuera de micrófono y en voz baja varias de las víctimas del aparato de persecución del jefe comunal cuentan lo que sucede en el «primer pueblo patrio»
Por otra parte, Ariel Di Franco, que se desempeñaba en el área de Obras Públicas de la Municipalidad, fue despedido después de las elecciones. La misma suerte corrió Fernanda Sepero, psicóloga, que trabajaba en el hospital de Dolores al igual que su padre, Jorge Sepero, quien había renunciado a su cargo de director en desacuerdo con los aprietes de Etchevarren para que el hospital no cumpliera con su función. A ambos se les adjudica pertenencia o cercanía con el Frente de Todos, el espacio opositor al intendente.
«Acá Camilo tiene que robar»
A continuación transcribimos el extracto principal del audio, que pueden escuchar completo, en el que César conversa con sus pasajeros.
- César: ¿Van a la escuela 1? Yo los voy a dejar y les voy a dejar al chico, así una vez que votan los traigan, así no tardan mucho.
- Dale, gracias.
- César: A nivel local, a Camilo, después arriba voten a quien quieran, no hay drama. ¿A quién van a votar? No me importa, pero díganme porque yo ya tengo las boletas cortadas. ¿Va a votar a Cristina?
- Sí
- ¿Usted?
- Sí, sí
- ¿Los tres?
- Sí
- La otra vuelta no las cortaron
- César: Abrilo, que está la boleta de Camilo atrás
- César: ¿Y vos vas a votar a Cristina igual? Me importa que votes a Camilo, el resto no me importa. Ya está cortada, la mete así y chau.
- Acá Camilo tiene que robar…
- Ojalá
- ¿A la vuelta, venimos con otra persona?
- César: Quedate tranquila, vos le decís al chico de parte de César y te hacen embarcar rápido. Así no tardan, y es todo tranquilo.
- César: ¿No me los embarcás a la vuelta? Gracias, chicos, nos vemos…