Alejandro Tarruella: Luis Etchevehere, un ministro que se instala en el pasado oligárquico
Si en Corrientes, agosto se anuncia compartiendo caña con ruda, como lo inmortaliza el chamamé “Por Santa Rosa me voy al río”, al designado ministro de Agroindustria de Macri, Luis Etchevehere, presidente de la Sociedad Rural, se lo anunció con “Clarín”. Lo hizo en la edición del 4 de agosto pasado en una columna de Marcelo Bonelli que decía: “Luis Etchevehere, el titular de la Sociedad Rural Argentina, podría incorporarse al gabinete de Mauricio Macri después de las elecciones de octubre próximo”. Más claro imposible.
La llegada de Etchevehere al gobierno deja observar que a poco de ganar la reciente elección, Macri debía de modo inevitable, blanquear a quien responde su gobierno. Y que se había acaba el tiempo de las simbolizaciones. Si luego de que el FMI lo instruyera, lanzó la batería de medidas que le imponen para permitir que siga la fiesta de la deuda externa. Y el presidente de la Sociedad Rural, que había incluso gestionado un vínculo estrecho con el gremio de los trabajadores rurales en manos del Momo Benegas, resolvía además “su destino” cuando atravesaba su tercer mandato en la Sociedad Rural y estaba a punto de quedar en el llano.
La elección de Macri exhibe una debilidad: es mandante y no representa a una opción política genuina, propia. Menem, habiendo favorecido a la SRA con reducción de tributos, exenciones, la entrega del predio de Palermo sin intervención, ni reclamo, del Parlamento, no pudo jamás a un representante de ese renglón oligárquico en ese lugar. Macri sumos Ceos de aquí y de allá, los propios de los negocios propios, Mario Quintana (Farmacity), pero tuvo que darle a la Shell británica, el ministerio de Energía.
La llegada de Etchevehere al gobierno deja observar que a poco de ganar la reciente elección, Macri debía de modo inevitable, blanquear a quien responde su gobierno. Y que se había acaba el tiempo de las simbolizaciones
Etchevehere llegará a la cartera de Agroindustria con dos causas judiciales visibles, que lo emparentan con el presidente de la Nación. Se lo investiga por “administración fraudulenta” contra el Estado y en otra causa por “reducción a la servidumbre” (cercano a un retorno del esclavismo) que sufrieron varios peones de sus campos.
En 2016, Etchevehere fue denunciado luego de recibir del Banco Nación 900 mil pesos por la Ley de Emergencia Agropecuaria que disponía de esos fondos para “agricultores familiares” que sufrieron “desastres agropecuarios”. Se había comprobado que “Las Margaritas SA”, su predio rural de Entre Ríos, no cuadraba con el aporte. No era una “chacrita” ni había padecido inclemencias naturales.
Etchevehere obtuvo en primera y segunda instancia, sobreseimiento pero en agosto, la Cámara Federal de Casación dispuso revisar el caso luego de que el abogado Alejandro Sánchez Kalbermatten, dio pruebas de que la negociación se sustentaba en una resolución del Banco Nación. Una de las querellantes resultó ser su hermana.
Volver al pasado
Si hay un regreso al pasado en el gobierno de Macri, lo representa el nombramiento de Etchevehere. En la historia, fueron los gobiernos unitarios y oligárquicos los que llamaron a miembros de la Sociedad Rural a ser ministros. Así llegaron al ministerio de Agricultura o sus variantes, los presidentes de la SRA, Estanlislao Zeballos con Carlos Pellegrini y Figueroa Alcorta; Emilio Frers en el segundo gobierno de Roca; Luis Duhau en la década infame, fue ministro del general Agustín P. Justo y renunció al participar de los hechos que llevaron al crimen del senador Enzo Bordabehere, en 1935, en medio del escándalo de la carne por las denuncias de Lisandro de la Torre. Cosme Massini Ezcurra pasó de ser presidente de la SRA a ministro del gobierno de Roberto M. Ortíz y por último, Ramón Santamarina, fue fugaz ministro del gobierno movimiento revolucionario del 4 de junio de 1943. Por eso, los hombres de la Rural que ocuparon cargos en el gobierno, lo hicieron en gestiones reaccionarias pro oligárquicas.
Luis Etchevehere retoma así una tendencia que ocupó en su última etapa y durante gobiernos de facto, a tres presidentes de la Sociedad Rural. El pasado es entonces, un protagonista ineludible y principal de la etapa en la que entra el gobierno. Retorno a reformas laborales, en materia de jubilaciones, que representan lo que ya pasó, una regresión que motivará la creciente preocupación y seguramente la reacción de las grandes mayorías del país.
