Alberto y Cristina, en la hora de la esperanza y la transformación

Alberto y Cristina son el país joven que nos cobija con la esperanza y la sabiduría de reconocer en la unidad política el mensaje que nos reúne. El proyecto de Consejo Económico Social que Alberto Fernández enviará al Congreso será la herramienta con que va a realizar el principio de lo estratégico, en el camino a la transformación que siente el pueblo argentino desde las primeras horas de la mañana de ayer. 

Escribe Alejandro C. Tarruella

El país joven que revive

Ya el Fondo Monetario Internacional se aviene a negociar en los términos de la propuesta que hará el gobierno nacional, y desde Wall Street llega una oferta al país. Esos ofrecimientos dicen a las claras que la iniciativa política que marcó el rumbo una vez que Cristina decidió que Alberto Fernández sea el candidato a Presidente de la Nación, es el espíritu que ayer se resumió en un acto político e histórico.

Miles de personas en las calles, millones siguiendo desde todo el país la asunción presidencial, expresan que la transformación es un hecho evidente, está delante de nuestros ojos y echa a andar sin vueltas, de la mano y desde el corazón de millones de argentinos.

La Plaza de Mayo, donde las personas llegaron el lunes por la tarde a ver el fenómeno del fin de las rejas, un símbolo contundente que surgió del propio Alberto Fernández ante Rodríguez Larreta, fue desde ese momento la expresión de las patas en la fuente de argentinos que recogen de la historia su fe.

La televisación de lo que sucedía sorprendió al mundo, acostumbrado a ver en estos días una América del Sur sacudida por la rebelión de los pueblos de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile, en una frustración que merece acabar

La Argentina peronista en un frente político diverso, dio una lección acerca de cómo una conducción política puede entenderse con un pueblo vivo, rejuvenecido en las nuevas generaciones que salieron a las calles, para “dar vuelta” la tortilla de la entrega y el festín de las corporaciones. En ese conjunto de hechos está en parte la respuesta activa que va a ser motivo de comentarios a nivel internacional durante los próximos días.

Vengo a la unidad

“Vengo a convocar a la unidad de toda la Argentina”, sintetizó Alberto en su discurso de más de una hora en el Congreso. Expresó: “Desde la esperanza que millones de compatriotas han expresado en las urnas el pasado 27 de octubre, vengo a convocar a la unidad de toda la Argentina en pos de la construcción de un Nuevo Contrato de Ciudadanía Social”, y sintetizó que ese hacer será “fraterno, porque ha llegado la hora de abrazar al diferente, y solidario, porque en esa emergencia social es tiempo de comenzar por los últimos para después llegar a todos”.

Puso el hambre en el centro de la acción del Estado a reconstruir para rehacer la justicia social, atender la educación, el empleo, la vivienda, la salud y todo aquello que sea demanda por parte del pueblo

Había en su voz credibilidad y la generación ante el pueblo de la idea de que se ingresaba en un cambio profundo y estremecedor luego de la miserabilidad de mercado que representaron Macri y sus secuaces en estos recientes cuatro años. Ese hecho conmovedor producía la respuesta de un pueblo que en las calles hacía la representación del conjunto del país que se sentía renacer en las provincias, las ciudades y los pueblos de la república.

Alberto lo dijo sin pelos en la lengua: “no se le pueden pedir sacrificios a quien no puede llegar a fin de mes. “Debemos salir de esta situación con solidaridad para que, cuando se encienda la economía, todos los sectores, sin excepción, puedan verse beneficiados. Pero hasta eliminar el hambre le pediremos mayor esfuerzo solidario a quien tenga más capacidad de darlo”.

Si hay una recuperación de los términos históricos del peronismo en este principio de la transformación, está contenido en lo que señaló el Presidente. No se trata de pedir sacrificio a nadie sino esfuerzo a quienes más lo pueden hacer.

El general Perón decía siempre que no se podían exigir sacrificios al pueblo. Los sacrificios, esclarecía, son asunto de los dioses. Los gobernantes pueden pedir nada más que esfuerzos

El sentido del giro histórico

Giran las noticias en Infobaires24, trabajan los equipos y miles de personas permanecen en la Plaza de Mayo vivando a Cristina y Alberto, saludando al nuevo gabinete que acompañará las tareas de gobierno. Es que el giro de los acontecimientos pone al pueblo argentino en un centro de escena regional y mundial. Hace a la esperanza y la unidad convertida en motor de un cambio histórico.

Los rostros de la gente en las calles, las expresiones de Alberto y Cristina cuando se mostraron en el escenario de la Plaza, la convicción de sus palabras. Ella expresó allí que se resurgía de un intento de hacer desaparecer a la dirigencia “como seres humanos a través de la humillación y la persecución”, utilizando al aparato de la justicia. «Los dirigentes deben entender, de una vez por todas, con generosidad y con humildad, que no todo empieza o termina en uno. Al contrario, uno es más grande cuando es parte de un todo, si no somos individualidades sueltas», términos que hacen recordar a la prédica del Papa Francisco.

El pueblo argentino vive entonces con la asunción de Alberto y Cristina un nuevo tiempo, una resurrección solidaria de la esperanza. En ella van los trabajadores, las mujeres con sus reivindicaciones firmes, el movimiento obrero, las organizaciones políticas y sociales, los estudiantes, los empresarios pymes y los de las grandes empresas, el mundo de la cultura y quienes se perciban en ese núcleo de cambio.

Se acabó la hora del neoliberalismo, de los hicieron su fiesta de la fuga de dólares, la destrucción de la industria, la educación y el empleo

Hay que trajinar ahora en el campo de realización de las medidas que va a comenzar a anunciar Alberto Fernández a partir de hoy. Los aumentos a trabajadores y jubilados y la atención a la problemática del hambre van a estar entre los primeros anuncios. La unidad en el hacer será la continuidad de este amanecer que se vivió ayer y que abre las puertas de una Argentina mejor, recuperada en la región y en el mundo.