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Alberto y Cristina, a un año de asumir y navegar la adversidad con firmeza

Alejandro C. Tarruella

“La política es política internacional”, planteó Perón y da toda la sensación de que Alberto y Cristina partieron de esa premisa para iniciar la etapa de la reconstrucción el 10 de diciembre de 2020. El 10 de diciembre de 2019, partieron como líderes de un gobierno que tenía en claro que iba a moverse entre la esperanza y los buitres.

Escribe Alejandro C. Tarruella

Entre la esperanza y los buitres

Y cuando se dice buitres, hay que saber que son los que conocemos y sus socios de adentro, comenzando por Mauricio Macri que, cuando largó su turno en 2016, una de sus primeras medidas fue pagar la usura a ese colectivo con lo que es de suponer, que hubo retribución en comisiones. En 2020, esos señores se estrellaron contra un muro. Tuvieron que lidiar con Alberto, con Martín Guzmán, con la concepción de la política internacional que tenía el gobierno, y con Cristina. Era un frente muy sólido y por eso, uno de los logros del gobierno, fue renegociar con esos sectores, la deuda externa brutal que dejó el gobierno de Cambiemos y que cerró con una fuga de 80 mil millones de dólares que hoy podemos afirmar, ¡volveremos! La cifra es semejante al botín que se llevaron los ingleses en 1806, al robar los caudales que intentó proteger el virrey Sobremonte. La reina jamás devolvió el producto de los caudales que consistían en aportes del Potosí al puerto de Buenos Aires. De ese imaginario que mira a Londres, queda uno solo personero: Rodríguez Larreta.

Claro que Alberto desconocía, como cada uno de los argentinos, que íbamos a enfrentarnos a la pandemia. Como si fuera una maldición del hijo de Franco arrojada en el camino, el gobierno se puso al hombro la situación y salió de inmediato a buscar insumos para los hospitales, una estrategia para los héroes médicos, enfermeras, asistentes, administrativos de hospitales y centros de salud, fuerzas de seguridad y armadas, personas solidarias, organizaciones políticas y sociales. Héroes del silencio en la república herida. Había que aportar desde camas, espacios para terapias, insumos de todo tipo. Y el gobierno de mayoría peronista lo hizo. Allí se fue afirmando la línea de acción que proponía Alberto y secundaba con filosófica y política actitud, Cristina. En cierto modo, habría que remontarse a los primeros años del gobierno de Néstor Kirchner, que tomó las riendas en medio de un desastre histórico y lo remontó. Alberto puso los fondos del Estado al servicio del pueblo, buscó sostener la caída de la industria y el comercio en medio de la cuarentena. Y la adelantó de manera tal que logró contener los efectos de la pandemia.

Cristina en el corazón

Su labor de percepción, análisis, y puesta en acción resultó un ejemplo histórico de la gestión de un presidente y su vice, que prácticamente no tiene antecedentes en la historia nacional. Y la actitud del pueblo, probada desde el momento que ella anunció la fórmula y sacó de la galera el nombre de Alberto. Ahí pudo comprobarse que el pueblo está vivo, vibrante y conoce cómo ligarse a la propuesta de una conductora política única en estos tiempos. Desde La Quiaca o San Borja, hasta Ushuaia o Puerto Deseado, el pueblo dijo, ¡Sí, vamos Cristina, vamos Alberto! Así salieron a la adversidad en un equilibrio inestable, acechados por poderosos hundidos en su avaricia y su desprecio por la condición humana. Sí, fue ella, a pesar de los golpes y las infamias.

En el saber de los líderes estaba claro que había que negociar, negociar y negociar teniendo en claro cuál era la propuesta, su flexibilidad, su límite, su extensión. Sabían que en la figura del Papa Francisco había un acompañante no partidario cuya imagen mundial apoyaría al restablecimiento del país. Y allí surgió el acuerdo por la deuda, luego de debates, jugadas sucias, exposición de poder sin reglas. Los trabajadores y el movimiento obrero organizado, con fisuras claras, se sumaron aún con conflictos justos y exigencias de igual tenor, al camino de la recuperación. Hay dirigentes gremiales argentinos, que deberían dar clases en escuelas y universidades. Hijos del pueblo, conocen los secretos de la adversidad y la esperanza. De ese modo, sosteniendo hasta con el cuerpo la crisis de la pandemia que trajo lágrimas, dolores y logros parciales, se fueron construyendo las cercanías internacionales. Alberto con su gira europea sorprendió por sus valores a Ángela Merkel, los italianos, incluso a Macron, luego inició el camino americano con Andrés Manuel López Obrador, no reconociendo a los usurpadores del poder en Bolivia, al sostener a Evo Morales y sus colaboradores, incluso logrando ahora con Scioli embajador, encauzar la situación comercial con Brasil, necesaria en términos históricos.

Cristina en el Senado, alcanzó el mayor resultado de gestión en décadas con la aprobación de 40 leyes

“Leyes a favor de los argentinos y argentinas, para ampliar derechos, hacerle frente a la pandemia, cuidar la economía, fortalecer el federalismo y defender nuestra soberanía”. Una verdadera síntesis programática que solo puede exponer una conductora política que marcó el valor del gobierno al superar dos tragedias, la primera, la economía que saqueó “el macrismo. La segunda: la pandemia inédita”. Señaló que se reestructuró el “99 por ciento de la deuda externa”, un imposible hecho realidad. Respecto del papel de la justicia, Cristina mostró su saber al decir: “Representado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación”, porque ese poder confirmó que fue desde allí, “desde donde se encabezó y digirió el proceso de Lawfare”. Todo se inició con Macri, especificó y agregó que ese proceder, continúa. Por eso, es justo el reclamo de acabar con el calvario de los presos políticos y los procesos falsos sostenidos en el lafware por la justicia y la Corte corporativa, no democrática.

Gobernadores hacen camino al andar

Al mismo tiempo, en las provincias se mostró desde el silencio de los que hacen, la labor incansable de muchos gobernadores. Morales en Jujuy retrocedió, él sabe que aquí no se jode. Misiones, Formosa, Catamarca, San Luis y otras provincias, dijeron cómo se hace, cómo se respeta y se cuida a las personas sea cual fuere su condición. Gildo Insfrán, caminador y solidario, conoce porqué la Corte fue por él, en un siniestro intento de disparar los efectos del covid. No está solo, tiene sus héroes anónimos alistados una vez más que no piden cámara, sino que se hacen al camino extendiendo la mano están su corazón, el pan y los insumos. Córdoba, alineándose al gobierno nacional y sosteniendo Río Cuarto, en una elección de unidad. Hay que destacar la labor singular de los investigadores de la Universidad de Córdoba en la pandemia. Ahí está el doctor Hugo Pizzi para desilusión de los agoreros.

La provincia de Buenos Aires a su vez, en unidad con representantes en el gabinete y la incorporación de otro caminador de adversidades como Jorge Ferraresi, y una labor de Kiciloff que da la sensación que allí no se duerme de noche ni de día. El sur sumándose a la tarea de Alberto Fernández, el gran jefe de la esperanza. “Alberto Fernández representa la gran esperanza para Latinoamérica”, dijo Rodríguez Zapatero a nivel internacional. Y Alberto expresó al asumir que “Tengo la esperanza y el compromiso de no defraudar a ninguno”. Y cumple con los rigores de las piedras que pone en el camino la oposición, que está quebrada porque hay que reconocer que muchos de sus dirigentes han comprendido que esta es una Argentina nueva.

Y es nueva porque se instala en un cuadro mundial altamente favorable. El 1° de enero, se cae el Pacto de Madrid que entregaron a Londres, Menem y Cavallo. Allí se acaba la mordaza de la guerra de las Malvinas, casi 40 años después. El mar Atlántico argentino se convierte así en una realidad que hay que trabajar, como el crecimiento de la producción que se avecina, la vacunación masiva que ya llega, y la esperanza en pie. A veces titubeando, con expresiones adversas de algunos sectores, con corrimientos de ciertos dirigentes (en ocasiones en lo minúsculo errando el rumbo de ser más porque ser más se logra “con los más”, el pueblo). Queda allí, un solo personero que pretende sostener el imaginario de la entrega, acorazado en una ciudad que se volvió una suerte de inmobiliaria dedicada a la usura y sospechada de sostenerse en el lavado. Crease, no tiene destino en este ideario, Rodríguez Larreta. Y sí la mujer, las mujeres, ejemplo en la lucha nuestra de cada día.

Estas palabras pretenden ser una síntesis en el dolor de lo que falta, en la buena sensación de lo obtenido y en la esperanza de lo que vendrá

Resta decir que pocas veces en la historia nacional, el pueblo de la Nación contó con una unidad en la conducción que tiene sus líderes en tiempo de trabajo sin descanso, un respaldo internacional en un hombre con alta representación mundial, y un pueblo que se duele y está dispuesto a que lo poco alcanzado se convierta en lo mejor del presente próximo y sea parte de lo que se va a compartir.

La mano extendida, solidaria y plena; esa su carta de presentación. Alberto presidente, Cristina, vice, su conducción estratégica a celebrar sin estridencia, también en el reposo de la reflexión. Como sucede con el tiempo que aparece callado y no lo es, en las provincias argentinas que observan el rigor absurdo de cierta rítmica sin destino de las grandes urbes. En tanto, hay que observar hacia marzo para ver lo que viene, cuáles son las transformaciones que llegan, las que sorprenden y las otras. Los caminos, los senderos estrechos y los atajos.

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