Hungría comienza a cerrar sus puertas a los refugiados
La policía de Hungría comenzó a impedir la entrada de todos los refugiados a través de su frontera sur con Serbia, donde ya casi completaba el cierre del último hueco que quedaba en la valla alambrada que separa ambos países.
En medio de la crisis de refugiados que afecta a Europa, la decisión se adoptó un día antes de entrar en vigor una ley que contempla hasta cinco años de cárcel para el cruce ilegal de fronteras y horas después de que el gobierno nacionalista defendiera su «derecho» a defender su cultura y decidir quién ingresa en el país.
Cerca de Roszke, por donde decenas de miles de refugiados que escapan a la guerra en Siria o África habían entrado a Hungría en las últimas semanas, varios grupos de inmigrantes fueron parados por los agentes y enviados de vuelta al lado serbio de la frontera, informó la agencia de noticias EFE.
En caso de ser detenidos, los inmigrantes podrían ser condenados a tres años de cárcel o expulsados del país.
Los refugiados se retiraron hacia una zona boscosa cercana, visiblemente desilusionados y resignados.
Preguntados desde el lado húngara de la frontera, algunos refugiado dijeron que la valla no les parará.
«Vamos a seguir la valla hasta encontrar otro hueco», gritó uno de ellos, mientras que otro decía: «Esto no me va a parar. He cruzado mar para llegar hasta aquí».
El gobierno húngaro tiene derecho a defender a sus ciudadanos y su cultura y a determinar quién puede entrar en el país.
A continuación se podía ver cómo cientos de refugiados iban caminando paralelo a la valla, con el aparente objetivo de encontrar una nueva entrada hacia Hungría.
Según la televisión pública M1, la policía informó a los refugiados de que deben ir caminando un kilómetro más hasta una entrada oficial, donde podrán pedir asilo si así lo desean.
Eso afectaría solo a los refugiados sirios, indicaron fuentes de la policía húngara.
En el país centroeuropeo entra en vigor esta noche una nueva y restrictiva ley de inmigración, que declara como delito el cruce ilegal de sus fronteras.
En caso de ser detenidos, los inmigrantes podrían ser condenados a tres años de cárcel o expulsados del país.
Pocos minutos antes, la policía húngara había comenzado con el cierre del último hueco en la valla alambrada y por donde pasan las vías del tren que unen Serbia y Hungría.
El cierre de las puertas de Hungría a los refugiados se produce después de que Alemania restableciese ayer los controles en sus fronteras tras acoger a decenas de miles de refugiados en las dos últimas semanas y de que el gobierno húngaro tuviera anteayer un roce diplomático con Austria por el tema.
En una entrevista con la revista alemana Der Spiegel, el primer ministro austríaco, Werner Faymann señaló que la política sobre refugiados de su homónimo húngaro, le recuerda a «la época más oscura de la historia» europea, lo que ocasionó una enérgica protesta de Budapest.
La normativa de la Unión Europea (UE) establece que los refugiados deben solicitar asilo en el primer país por el que entraron al bloque de 28 naciones, pero algunas capitales critican a Grecia por no registrar a los recién llegados.
Alemania de forma unilateral dijo hace algunas semanas que aceptaría a refugiados sirios aunque estén registrados en otros países, aunque luego matizó que las normas europeas sobre asilo siguen vigentes.