La Perla: después de dos años y medio terminó la etapa de testimonios
La etapa testimonial del juicio oral y público de la megacausa La Perla, por crímenes de lesa humanidad cometidos en ese centro clandestino de detención y en La Ribera, durante la última dictadura cívico militar, concluyó tras la declaración de 581 testigos.
Con la declaración del testigo Miguel Andrés Quiroga, el presidente del Tribunal Oral Federal 1, Jaime Diaz Gavier, anunció que concluyó la etapa de recepción de testimonios en el juicio que se inició el 4 de diciembre de 2012 y tiene como principal imputado al represor Luciano Benjamín Menéndez.
El último testigo dijo que venía a declarar para «sacarse una mochila» y recordó que hasta los 15 años vivió en el poblado La Ochoa, que describió como un campo alrededor de una molienda que trabajaban la piedra y donde existían unos hornos de cal. Indicó que entre los años 1976 y 1978 «había bulla sobre que en los hornos había muertos. Yo escuchaba de los mayores. Un día con mi hermano mayor, por curiosidad, fuimos a los hornos y él con un palo se pone a escarbar. Yo me quedo arriba y veo que me tira algo como en chiste y era la mano de una persona. Tenía mucho olor, todavía tenía uñas. Parecía la mano de un hombre, yo tenía 12 años».
El último de los 581 testigos fue Miguel Andrés Quiroga. Fue quien guió a los antropólogos del Equipo Argentino de Antropología Forense que el año pasado encontraron los restos humanos en los hornos de estancia La Ochoa.
Quiroga destacó que después de ese hecho con su hermano nunca más hablaron del tema, ni dijeron nada en su casa, ya que les habían prohibido ir a ese lugar. El testigo dijo que «un día fui a La Perla y conté lo que sabía, porque sentía como un peso muy grande. Mi familia me decía que no hablara, pero yo decidí hablar, de noche no podía dormir, me daba vueltas esa idea y el remordimiento por no hablar”.
“Hasta que me decidí y fui y le conté todo lo que sabía de La Ochoa a Emiliano Fessia», responsable del sitio de la Memoria La Perla y «le dije que si se identificaban los cuerpos quería conocer a los familiares para pedirles perdón por haber guardado tanto tiempo el silencio”.
Quiroga fue quien guio a los antropólogos del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que el 23 de octubre del 2014, encontraron los restos humanos en los hornos de La Ochoa, en predios de La Perla. Posteriormente, se determinó que los restos pertenecían a Luis Agustín Santillán, Rosa Gómez Granja, Alfredo Felipe Sinópoli, y Ricardo Saibene, militantes de la Juventud Universitaria Peronista, secuestrados el 6 de 1975 en la ciudad de Córdoba y permanecían desaparecidos.
La voz de los imputados
Previamente, declaró desde Paraná por videoconferencia, el médico Osvaldo Francheri, en relación a la causa Díaz que investiga la apropiación del nieto de la titular de la filial Córdoba de Abuelas de Plaza de Mayo, Sonia Torres.
Ante la pregunta de la abogada querellante Marité Sánchez, sobre si conoció a Slvina Parodi y a su madre, Sonia Torres, quien le había pedido que averiguara sobre el paradero de su hija, Francheri indicó: «Creo haberlas conocido. Estuve con un mayor del Ejército y le pregunté por alguien que posiblemente sea esa persona que usted dice y que la tenían muy bien guardada.”
Posteriormente, la querellante solicitó incorporar una declaración del año 85 para recordar más datos de esa conversación donde el médico afirmaba que el mayor, del cual no puede precisar nombre, le había dicho que Silvina estaba en La Perla junto a otras personas.
Finalmente, hablaron algunos imputados: la torturadora Graciela «Cuca» Antón se declaró inocente; el represor Jorge «Rulo» Acosta, uno de los jefes de la patota de la Perla, señaló que no existió la apropiación del nieto de Sonia Torres y el torturador Luis Alberto «Cara con Rienda» Lucero, señalado por los testigos como un violador, dijo que sólo oficiaba de chofer.
Tras las palabras de parte de los imputados, el Tribunal resolvió pasar a un cuarto intermedio hasta el próximo martes donde ampliarán sus declaraciones otros tres imputados.
