Política

Pato Bullrich: Crónica de una saltimbanqui

En esta nota, un recorrido histórico por los vaivenes políticos y las contradicciones presentes en la carrera de Patricia Bullrich, la diputada nacional del PRO que busca su reelección en octubre, acompañando la candidatura presidencial de Mauricio Macri.

 

Nacida el 11 de junio de 1956, Patricia Bullrich Luro Pueyrredón siempre supo que lo suyo no era el bajo perfil. Criada en una familia tradicional, protagonizó su primera ruptura a los 15 años, cuando confesó su simpatía justicialista y se marchó a perseguir sus sueños de liberación.

Militó en Montoneros en los años ’70 a partir de conocer a Rodolfo Galimberti, el novio de su hermana Julieta; militante guerrillero y luego asociado a ex agentes de la CIA. Esta relación, se cree, fue la puerta hacia su estrecho vínculo con los Estados Unidos.

Pero eso vendrá mucho después. “Pato” estuvo presente en la masacre de Ezeiza y también en Plaza de Mayo, cuando su líder echó a quienes denominó “imberbes”. En 1975, durante el gobierno de María Estela de Perón, estuvo detenida seis meses. Con el golpe llegó el exilio; Brasil, México, España y Francia fueron los destinos elegidos.

En los ’80, tuvo agarradas memorables con Juan Carlos Dante “El Canca” Gullo por la “reorganización” de la JP. Finalmente, Patricia regresó al país e hizo un acuerdo con el dirigente peronista para copresidir la efímera Juventud Peronista Unificada (JPU). Sin embargo, el justicialismo se encontraba considerablemente golpeado y fue el radicalismo el que acogió el clamor popular.

En los ’80, tuvo agarradas memorables con Juan Carlos Dante “El Canca” Gullo por la “reorganización” de la JP

En 1983, Bullrich acompañó a Cafiero en la renovación, cuando el gobernador bonaerense disputó con Carlos Menem quién representaría al PJ en su camino a la Presidencia. Pero luego, y a pesar de sus graves críticas a Carlos Saúl, Bullrich inició su camino de vaivenes políticos acercandose a él. En 1993, consiguió su primera banca como diputada nacional por la lista que encabezaban Erman González y Miguel Ángel Toma.

A los dos años abandonó el PJ y se alió a Gustavo Beliz, aunque al rato emprendió la marcha nuevamente y fundó su propio partido político: Unión Por Todos.

Tuvo un breve paso como funcionaria bonaerense de Eduardo Duhalde hasta que encontró al lado de Domingo Cavallo un lugar más acogedor.

Con el menemismo en declive, Bullrich huyó a los brazos de la Alianza, donde se integró en 1999. La ubicaron cerca del ex jefe de la SIDE, Fernando De Santibañes y de Antonito de la Rúa. Pero, ni lenta ni perezosa, saltó dos escalones en un abrir y cerrar de ojos: de la Secretaría de Políticas Penitenciarias pasó al Ministerio de Trabajo.

Astuta, Bullrich eligió como enemigo al sindicalismo entonces desprestigiado, y protagonizó duros cruces con el líder de la CGT, Hugo Moyano. De allí salió su apodo “La Piba”, del que en secreto se enorgullece.

No obstante, la medida más recordada de su gestión fue el recorte del 13% a los salarios de los trabajadores estatales y jubilados. De militante montonera a ministra del ajuste y el récord de desempleo. Esa decisión política, según reconoce la actual diputada, le brindó “reconocimiento” para mantener “vigencia política” hasta hoy.

Con los ideales de “la juventud maravillosa” más que enterrados, el Frente para la Victoria la encontró en Diputados como una de las más fervientes opositoras. Fue la autora de la clasificación «Grupo A» y «Grupo B», usada para referirse a la oposición y al oficialismo, aunque ahora se indigne ante la presunta “grieta” creada por el kirchnerismo.

La medida más recordada de su gestión en la Alianza fue el recorte del 13% a los salarios de los trabajadores estatales y jubilados

Aliada con López Murphy, encaró la carrera por la jefatura de gobierno porteño; sin embargo, no logró repuntar el cuarto lugar y el acuerdo de rompió al poco tiempo.

En el año 2007 tomó la mano de Elisa Carrió en el marco de la Coalición Cívica, cuando la chaqueña aún conservaba buenas perspectivas electorales. Bullrich fue la primera candidata a diputada tanto en esa oportunidad como en octubre de 2011, donde, a pesar del pésimo resultado de Carrió, logró conservar su escaño, al que se aferra con uñas y dientes hasta hoy.

Convertida en la primera dama del grupo Clarín desde las legislativas de 2009, Bullrich alcanzó un lugar privilegiado, tanto en la fuerza política como en los programas del multimedio. Aunque, sin dudas, el acontecimiento que la colocó en el centro de las cámaras fue el resultado positivo del test de alcoholemia al que fue sometida en abril de ese año, cerca de la una de la madrugada, desencadenando el secuestro de su auto Vollkswagen Fox.

Una vez más, pero esta vez con todos los flashes puestos en ella, “Pato” partió en la búsqueda de un nuevo horizonte acorde a su nuevo status y encontró en el PRO su verdadero amor, o al menos el que más le ha durado. Actualmente es diputada nacional de ese espacio y busca la reelección en octubre.

En este camino de idas y vueltas ideológicas, Bullrich habría continuado con su tarea vinculada a la CIA; la cual, se sospecha, comenzó en su juventud de la mano de su cuñado y se profundizó en su alianza con Elisa Carrió, también relacionada a los servicios de inteligencia norteamericanos y al ex espía Jaime Stiusso.

Se casó con Guillermo Yanco, un empresario que pertenece a la Red de Partidos Políticos financiada por la NED (National Endowment for Democracy). Desde hace treinta años, la NED se encarga de la parte legal de las operaciones ilegales de la CIA. Sin despertar sospechas, ha venido creando una extensa red mundial de corrupción, comprando sindicatos –tanto obreros como patronales– así como partidos políticos de izquierda y de derecha para que defiendan los intereses norteamericanos en vez de los intereses de sus propios miembros.

Asimismo, según denunció la periodista Stella Calloni, Bullrich es la corresponsal argentina de una organización estadounidense de extrema derecha que sostiene las actividades violentas en naciones designadas como enemigas. Se llama UnoAmérica (Unión de Organizaciones Democráticas de América) y fue creada en 2008. Tanto UnoAmérica como NED han trabajado en América Latina tratando de voltear gobiernos populares. De ahí la presencia de Bullrich en los actos de Capriles, el histórico rival de Hugo Chávez.

Bullrich es la corresponsal argentina de una organización estadounidense de extrema derecha que sostiene las actividades violentas en naciones designadas como enemigas: UnoAmérica

Finalmente, “La Piba” vuelve a vincularse con la SIDE al descubrirse que, junto a la legisladora del PRO Laura Alonso, fue una de las últimas personas en dialogar con el fallecido fiscal Alberto Nisman.

La agenda detallada de los últimos días del funcionario judicial exhibe que le dedicó el 90 por ciento de su tiempo a atender a los medios. A todos les entregó un resumen de su denuncia, pero no quiso difundir la totalidad del texto ni el conjunto de escuchas telefónicas. Sólo en un caso se entregó todo el material: a la Embajada de Estados Unidos. El vínculo entre el fiscal y la delegación diplomática norteamericana era conocido y quedó reflejado en los cables que difundió la organización Wikileaks.

Según consignan los escritos personales de Nisman, el miércoles 14 de enero, día en que presentó la famosa denuncia, el fiscal atendió a 32 medios, a dirigentes de AMIA y DAIA, a Diego Lagomarsino, pero también a Laura Alonso y a Patricia Bullrich. De los 63 llamados que recibió Nisman el fin de semana de su fallecimiento, 20 correspondían a esta última.

«En la última conversación me dijo ‘¿usted me va a garantizar la seguridad?’, sí, le contesté, y le dije ‘algún insulto se va a comer’. Me preguntó ‘¿va a ir Larroque?’, sí, le contesté, puede ir como cualquier diputado… Yo le dije ‘como presidenta de la comisión voy a ordenar las preguntas, van a preguntar todos los diputados, puede ser muy larga la reunión, usted va a estar resguardado, vamos a poner orden y va a tener seguridad’. Esa fue la última charla que tuve», declaró luego la diputada.

Al día siguiente, Nisman apareció muerto en el baño de su departamento, con un disparo en la cabeza.

Esta es la historia de Patricia “Pato” Bullrich, quien, alejada de las banderas de la juventud peronista que supo enarbolar, añora sus años en las filas del caudillo riojano y espera volver a aplicar el recorte del que tanto se jacta encontrando en el PRO, una síntesis del menemismo y la Alianza, sus dos grandes cunas políticas.

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