
Un poco de esperanza en Córdoba: encontraron restos humanos en el ex centro clandestino “La Perla”
El hallazgo fue anunciado este viernes por el juez federal Hugo Vaca Narvaja y es producto de la primera semana de trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) en la zona, conocida como “Loma del Torito”. Los restos serán analizados por los científicos para ver si se puede extraer ADN.
Una histórica noticia despide la semana en Córdoba. Se trata del hallazgo de restos humanos en el ex centro clandestino “La Perla” que podrían pertenecer a desaparecidos en la última dictadura militar. Así lo anunció el juez federal Hugo Vaca Narvaja en una conferencia de prensa: “Hemos encontrado restos humanos en La Perla y es la noticia que hay para dar en las proximidades de la Loma del Torito”. La investigación se da en marco del expediente 35009693/1998 iniciado a raíz de la denuncia presentada por el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel y familiares de víctimas de la última dictadura.
Por su parte, Miguel Ceballos, secretario del Juzgado, destacó que el reciente hallazgo es resultado de un trabajo sostenido durante más de dos décadas y del reclamo incesante de las familias de los detenidos-desaparecidos. En ese sentido, agradeció especialmente la colaboración del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba y de la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia.

“Consideramos que estamos en el lugar correcto de búsqueda, aunque las tareas en esta fosa recién comienzan. Somos plenamente conscientes del impacto que esta noticia tiene para familias que llevan 50 años buscando a sus seres queridos”, señaló Ceballos. En el auditorio, numerosos familiares de desaparecidos, que en los juicios oyeron testimonios estremecedores sobre las atrocidades cometidas en La Perla, recibieron la noticia con esperanza: la aparición de restos humanos podría significar, por fin, el acceso a pruebas concretas.
La búsqueda ordenada por la Justicia abarca un extenso trabajo de campo en las inmediaciones de La Perla, e incluye sobrevuelos con tecnología de escaneo láser para detectar posibles fosas comunes. “Es fundamental subrayar que cuando se encuentra un cuerpo, esa persona deja de ser un desaparecido para convertirse en un asesinado. Para su familia, la búsqueda llega a su fin. Y en estos casos, hablamos de búsquedas que llevan medio siglo”, expresó Vaca Narvaja, al referirse a la trascendencia que tendría la aparición de más restos y la identificación de los mismos.
Se espera que el EAAF trabaje durante los próximos 70 días junto al Servicio de Antropología Forense del Instituto de Medicina Forense del Poder Judicial de la Provincia de Córdoba y el Departamento de Geología de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC).

La importancia de conservar los ex centros clandestinos como La Perla
La Perla fue uno de los más grandes y brutales centros clandestinos de detención, tortura y exterminio que funcionaron en Córdoba durante la última dictadura cívico-militar, bajo la órbita del Tercer Cuerpo del Ejército, comandado por Luciano Benjamín Menéndez. Actualmente funciona como espacio para la Memoria y se calcula que por allí pasaron entre 2.000 y 2.500 personas secuestradas. Ubicado en las afueras de la ciudad de Córdoba, “La Perla chica” es un sitio clave para la reconstrucción de nuestro pasado, a pesar de los intentos del gobernador Martín Llaryora por ceder este terreno al gobierno nacional y pavimentar el camino E64, que atraviesa zonas sensibles por los posibles hallazgos que podrían hacerse y por tratarse de una reserva natural.
La puja entre el mal llamado “progreso” y el pasado reciente de nuestro país y de la provincia de Córdoba, se hace evidente entre los intereses del desarrollo inmobiliario -principalmente la edificación de countries para sectores privilegiados de la sociedad- y el pueblo cordobés que intenta salvar lo poco que queda de ecosistema nativo, bosques, flora y fauna, también afectadas por los recurrentes incendios.
Con el correr de los días veremos si estos hallazgos en La Perla por parte de los científicos y gracias a la incansable lucha de familiares y organismos de Derechos Humanos pueden ser una prueba fiel y explícita de la necesidad de conservar los sitios de Memoria, pero también sus suelos.





