Uno de los hitos artísticos del año, que causó conmoción, es el video y canción FANÁTICO, de Lali Espósito.
De gran calidad artística e impacto popular, el tema tiene referencias sociales y políticas evidentes. El equipo de Jorge Rial realizó un análisis semiológico muy completo.
https://www.youtube.com/watch?v=PkrxBjbncoA&t=2s
Lali Espósito no es cualquier artista, es la enemiga favorita de Milei, quien se ha referido a ella con insultos, calumnias y descalificaciones. Relató a Beto Casella: “tenía cosas para decir y no quería decirlas fuera de la música… quería dar una respuesta, pasé este tiempo de muchas fake news, esto de la posverdad, de que ‘no existe la mentira’, no, sí existe la mentira, hay cosas que son mentira y cosas que son verdad”.
https://www.youtube.com/watch?v=7NJXHoyCwhQ
En términos del lunfardo de época la obra fue descripta con precisión como una verdadera “domada” de Lali a Milei.
Las alusiones al presidente actual incluyen señalarlo como, precisamente, un fanático, destemplado, violento, dañino, representación bastante objetiva con la que probablemente hasta los libertarios coincidan. Pero Lali “se lo come en un pancho” y el bombo de Lali lo lleva a casa (o al Laura Bonaparte si no lo cierran) de nuevo.
Toda la obra, una genialidad. Me interesa preguntarme si es entendida, por quiénes.
Por supuesto, como señalan Beto Casella y Lali en la entrevista de arriba, las interpretaciones son del espectador, de ningún modo son unívocas. La canción puede leerse de muchos modos, pero hay referencias que son explícitas y no deberían dejar lugar a dudas. Ahora bien, ¿todos las hacemos? Lejos estoy de ponerme en un lugar exterior al asunto.
Me pregunto hace tiempo por la capacidad metafórica y reflexiva de la población, sometida a un consciente y premeditado proceso de embrutecimiento y animalización. Es que los humanos, además del lenguaje, o por ello, nos diferenciamos de los mamíferos superiores por la capacidad de metaforizar, de pensar las reglas, comprender las relaciones y reflexionarlas, de conocer críticamente.
La mentira planificada, el plagio sistemático, las citas erróneas, los gestos masturbatorios en un escenario, los datos falsos, la jeringoza bolacera con que encandila empresarios esclavistas, las agresiones y el show de violencia de Milei, tienen cierto éxito por un estado de la cultura que nos ha empobrecido fuertemente en nuestra capacidad de discernir y pensar. Es la animalización, el imperio de una emocionalidad manipulada incapaz de sujeción, la cancelación de la ética como fuente de conducta.
Lali sorprende con una sofisticada respuesta que apela a rincones psíquicos postergados, a recuperar la metáfora. Claro que no es la única, el arte está repleto de obras profundas.
Una apuesta valiente, que ojalá sea imitada en cuanto al desafío, y ojalá tenga efecto para recuperar para la cultura que permite la convivencia comunitaria a muchos zombies pervertidos por la alienación mediática, en el sentido en que Freud planteaba “el malestar…”.
Pero no nos hagamos ilusiones, los zombies seguirán proliferando mientras no haya un poder político democrático que pueda poner en caja a los degenerados del poder real en Argentina capaces de colocar una caricatura pornográfica de presidente en nuestro país. Mientras Magnetto y los suyos sigan destruyendo a sus anchas, cualquier degradación ominosa es posible.
