EL VALOR DE LA RESISTENCIA EN EL PERONISMO
Escribe: Oscar (Cacho) Cuartango, Militante Peronista y Conductor del Grupo Descartes
La derrota del peronismo en las elecciones presidenciales del pasado 19 de noviembre ha dejado sumido en el desconcierto a los hombres y mujeres que conformamos el campo nacional y popular.
Las reflexiones, criticas, autocriticas, emociones, broncas, desilusiones entre compañeros están a la orden del día en cualquier reunión o en las redes sociales. En muchos ámbitos de nuestra militancia peronista y de otros sectores del movimiento nacional y popular utilizan frecuentemente el término “resistencia” para referirse al futuro comportamiento de nuestro sector frente al nuevo gobierno, lo cual a mi entender es sumamente desaconsejable y recomiendo no utilizar por cuestiones históricas y tácticas, las cuales troto de fundamentar en este artículo.
En primer lugar, debe destacarse que el término “resistencia” es muy caro a la historia del peronismo, el término se remonta a la épica actitud asumida por los partidarios de Juan Perón en el período que va desde el golpe cívico militar de setiembre de 1955, que derrocó a Perón, hasta el levantamiento de la proscripción del general en mayo de 1973. Fueron 17 años que por ejemplo estuvieron simbolizados en la histórica flor “Nomeolvides” y tuvo como elementos caracterizantes, los fusilamientos de Valle, Cogorno, los de José León Suarez y otros compañeros, la desaparición de Felipe Vallese y el ajusticiamiento de Aramburu entre otros muchos hechos heroicos y aberrantes, pero estaba sustentada y fundamentada en el derecho de resistencia a la opresión ante el derrocamiento y la proscripción por la fuerza de las armas de un gobierno legítimamente elegido por el pueblo.
Como la única verdad es la realidad, no podemos desconocer y dejar de tener presente que aunque en las antípodas del ideario peronista, el gobierno actual de Milei, tiene la incuestionable legitimidad de hacer sido elegido por una amplio margen de diferencia, y que hubiera sido mucho mayor de no haber sido por el temple, la capacidad y el titánico esfuerzo de nuestro candidato Sergio Massa, para quien vaya un más que merecido reconocimiento y el mérito de haber evitado una derrota catastrófica ante la cual todo hubiera sido más agorero.
En segundo lugar debe tenerse presente que el presente, es el segundo gobierno liberal que llega al poder por el voto popular, el primero fue el de Macri en 2015, pero a diferencia de aquel, éste llegó anticipando a viva voz su identidad libertaria liberal, identificada con un estado mínimo, un mercado totalmente libre y la privatización de todo lo privatizable, ello matizado con posiciones extremas como la venta de órganos, libre portación de armas, vouchers personalizados para asumir los gastos de salud y educación, cortar relaciones con Brasil, China y el Vaticano. Diciendo barbaridades contra la justicia social y prometiendo un ajuste atroz en la economía argentina como única posibilidad de progreso. Tal como aconseja Maquiavelo, estas posiciones extremas fueron siendo morigeradas y silenciadas a medida que avanzaba la posibilidad de acceder al poder y una vez asumido se operó en sentido contrario.
Ello debe merecer un análisis y reflexión de los sectores del campo nacional y popular respecto a lo hecho mal en nuestro último gobierno y proceso electoral, esta necesaria autocritica posibilitará determinar y corregir errores, de lo contrario no encontraremos un camino que vuelva a seducir a los amplios sectores nacionales y populares. Perón ya nos había señalado su opinión ante una situación semejante: “Cuando el enemigo nos gana, no se puede culpar al enemigo por ello, está para eso, lo que hay que hacer es revisar porque perdimos nosotros”.
No desconozco ni minimizo la importancia del triunfo de Axel en la provincia, de Alak recuperando La Plata y que con Ensenada y Berisso conforman un fuerte frente peronista regional, también la recuperación de varios distritos importantes como Lanús, Bahia Blanca, Azul y Olavarría entre otros, pero de poco o nada sirven, sino es para proyectar la recuperación del Gobierno Nacional en el 2027, porque es en ese ámbito donde se toman las decisiones geopolíticas y macroeconómicas que inciden en la vida de los argentinos.
No es por timorato, ni exceso de prudencia, que formulo esta recomendación, sino porque las batallas se deben dar en el tiempo y lugar que nos sean más favorables y no en el que nos proponga o induzca el adversario
El antiperonismo está tratando de victimizarse y acusarnos de golpistas, en algunos medios ya se habla del club del helicóptero, en obvia alusión al fin del gobierno de De la Rúa. No les hagamos el juego.
El peronismo es el único sector político que siempre llegó al poder por el voto popular y sin proscripciones, siendo Perón el que marco la cancha desde un primer momento en ese sentido.
A diferencia de sus dos antecesores, aquel 17 de octubre de 1945, cuando Perón bajo del balcón y ante un Farrell aterrado por la movilización popular jamás vista hasta entonces, este le preguntó ¿y ahora que quiere? Pero Perón pudiendo ser ungido en ese momento presidente, le pidió que no renuncie, sino que convoque a elecciones y eso marcó para siempre el comportamiento peronista.
Volvamos a Perón que en el exilio tras ser derrocado en setiembre de 1955, ante la pregunta: “General, que va a hacer para volver al Gobierno?” respondió “Yo no haré nada, todo lo harán mis enemigos”, claro que ello no implicaba y ahora tampoco, un llamado al inmovilismo, sino simplemente que hay que manejar los tiempos con prudencia y sabiduría, con el corazón caliente y la cabeza fría interpretando a las generaciones más jóvenes, que no vivieron el peronismo ni la dictadura genocida y formular propuestas peronistas adecuadas a la realidad actual para convocarlas a refundar la patria.
Son necesarias actitudes generosas y dejar de lado mezquindades para posibilitar el resurgimiento peronista con la aparición de los liderazgos necesarios a tal fin, siendo muy funcional a ello que las autoridades partidarias justicialistas actuales siguieran el ejemplo de Néstor Kirchner en las elecciones del 2009 cumpliendo el principio de nuestro líder: “Primero la patria, luego el movimiento y después los hombres”. En síntesis Volver a Perón y enamorar a un electorado justificadamente descreído.