Macri se afana en Arabia Saudita como Juan Carlos de España, el rey Sin Mérito
Extraño caminar el de Macri. Cuando la causa del ARA San Juan se pone densa, huye a Arabia Saudita, régimen sin ley, puro autoritarismo a degüello donde no hay discusión cuando el acero llega a nivel del cuerpo. Si lo sabrá Juan Carlos, el rey Sin Mérito de España, que oculto bienes malhabidos asociado al régimen que en Estambul, liquidó a un periodista por las dudas. “Te comunico mi meditada decisión de trasladarme, en estos momentos, fuera de España”, le largó por sorpresa el rey sin mérito a su hijo, Felipe VI, al partir al exilio saudí, el 3 de agosto de 2020. Y sostenía que se había rajado “ante la repercusión que están generando ciertos acontecimientos pasados de mi vida privada”.
Escribe Alejandro C. Tarruella
Del raje y del afano
El vivillo, en el desmérito, le argumentó de que iba a facilitarle su laburo de monarca cuando en realidad se le hacía humo a la justicia. Pasó un año y Juan Carlos I, se mantenía en “fuga y misterio” en los Emiratos Árabes sin que la política metiera la cuchara en el asunto. No había fecha de vuelta y en España, día a día soltaban la información acerca de probables delitos fiscales y asuntos de corrupción. Si el franquismo siguiera vivo, digamos que está coleando, las causas caerían sin pena ni gloria como una corona de una cabeza.
Mauricio parece haber estudiado la causa y luego de la elección, donde su “colisión” no sacó lo esperado, en un triunfo con regusto amargo, decidió partir sin más en medio del descrédito profundo por el tema del ARA y los héroes, cuyos dolidos familiares eran espiados en su favor. Los 80 mil millones de dólares de la fuga, eran solo una parte el asunto, más allá que con el jeque es posible que revisen las cuentas, cuanto hay, que números dan para crecer en la usura por la sola razón de la avaricia sin freno. La justicia por aquí avanza, pero con pausas exageradas como si caminara la puna y faltara el aire.
Es importante recordar lo sucedido con el monarca sin mérito porque hay un camino común en esa disparada. Seguramente, el hijo de Franco argumentará muy pronto, que los suyos son motivos, por ejemplo, intelectuales, y que conversará acaso en Abu Dhabi, con el príncipe heredero Mohamed bin Zayed, sobre la filosofía agreste del desierto, y la influencia de las arenas en la gestación de la palabra. Hombre de pensamiento, francamente, el acreedor de la deuda externa (siempre hay comisiones en la acción de realizarla) pero la pregunta de Kant podría en este caso, girar alrededor de por qué el gato eligió como destino Abu Dhabi. Llamen a Descartes quien podría dar una respuesta.
¿Qué armas por allá?
Recuérdense dos cosas. Uno de los negocios que se atribuyen a Junca rey fue la presunta venta de armas a países árabes. Una razón de su fortuna. ¿Qué es lo que tendría Mauricio en ese país para que redunde en fortuna? ¿Parte de la fuga de los 80 mil millones de dólares? ¿Venta de armas por aquí, por allá? Las armas que llegaron a Bolivia seguramente no serían gratuitas, vale recordar a Menem y las armas a Ecuador en los ’90. En ese mundo de fulleros, nadie regala nada. Veamos para tener ejemplos que da al mundo el sin mérito.
El fiscal de la causa de Juanca, había descubierto una cuenta que sucedía a otra ligada a sus quehaceres en el Credit Suisse. Allí, la Fundación Zagatka, suya por propio mérito financiero y ocultista, hizo 3 transferencias a la entidad bajo el control estricto de una firma instrumental panameña, de nombre Lactuva SA. La información estalló en España a través de una investigación de la publicación “El Confidencial”.
Luego, cuando “Público” hizo conocer que Juan Carlos I había echado fortuna vendiendo armas con su “mejor amigo” Manuel Prado y Colón de Carvajal y el traficante de armas Adnan Khashoggi (que falleció en 2017), la opinión pública española estalló. Y fue defraudada porque por ese entonces, ni el PSOE, ni el PP, ni Vox se mosquearon para permitir que el punto sea investigado por una comisión que analizara su fortuna y los posibles delitos fiscales que arrastraba tras ella. A Macri nunca lo llamaron al Congreso para explicar su fortuna, hay cosas en común en la tristeza. Y juntar ambos casos, Juanca y Mauricio, no es una joda, es un drama que se coloca en cono de sombras para evitar que se conozca la verdad y sea, como en este caso, un asunto que lleve a investigar a su entorno. En tanto, los asaltantes de la deuda externa argentina continúan danzando en el festín de los poderosos.
En el lujo, un crimen
En noviembre de 2018, Juanca I volvió a estremecer a los españoles al publicarse una fotografía en la que saludaba a Mohammed ben Salman, príncipe heredero del reino saudita, acusado por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, sobrino de Adrián, que se produjo en el consulado de esa monarquía en Estambul, un mes antes de ese episodio. El encuentro fue en el Gran Premio de fórmula uno en Abu Dhabi y la fotografía había sido difundida por el ministerio de Asunto Exteriores del régimen. Cabe reiterar que el amigo Balzac dijo en más de una ocasión, “Donde hay lujo siempre hay un crimen”. Y hacia ese lugar, se dirigió Mauricio porque su mundo oscuro y a veces intransitable, tiene entre sus colores de hábito, el de la sangre.
Valeria Carreras, abogada de los familiares de los caídos en el ARA San Juan, había pedido que no se dejara partir a Macri; la justicia no hizo lugar. Su viaje coincidió con el día en que se recordaba el hundimiento del submarino, a lo que siguió la tarea de encubrimiento y seguimiento de los familiares como si fueran delincuentes y no víctimas. El sostuvo que lo invitó el príncipe Mohamed bin Zayed pero pocos le creen, suponen que hay otros motivos y si los hay, no pasara mucho tiempo antes de se conozcan. Ese destino, no es de placer se supone y como muestra, sobran los sucesos turbios de la aventura del rey sin mérito al que acecha la justicia mientras la política cierra la boca. Mauricio al fin y al cabo parece tan solo un imitador de indias.