Randazzo quiere que trabajadores, pobres y niños paguen impuestos de los ricos
Florencio Randazzo podría patentar la frase, “titubeo, dudo, y si puedo, vivo”. Ahora apunta a difundir la reforma laboral para que los trabajadores, los pobres, los niños, los hospitales que no quería construir María Eugenia y las universidades que quería cerrar porque los de abajo “no van” a estudiar, se hagan cargo de pagar los impuestos y la avaricia de los poderosos.
Escribe Alejandro C. Tarruella
Hombre que titubea y duda
La CGT rechazó de plano, el intento del hombre de Chivilcoy cuyo máximo referente, de la misma ciudad, es Magnetto. Sin embargo, como está lleno de temores, dudas e idas y vueltas, como muestra su peronismo reconvertido en neoliberalismo de punta, es posible que titubee, dude y espere un llamado de don Héctor para actuar.
Contaba el diputado Oscar Romero, expulsado de SMATA en 2017 por enriquecerse con su cargo, cuando era el referente del gremio que iba a Casa Rosada, que Randazzo era “un mar de dudas ambulante”. Regresaba de palacio y contaba sin respiro que Randazzo se pasaba temiendo a Cristina. Si lo llamaba y le daba tareas importantes, creía que lo hacía para hacerlo cometer un error y echarlo, si en cambio, no lo llamaba, decía “ella no me quiere” y deshojaba la margarita al borde de las lágrimas. Cuando le dio la gestión de los ferrocarriles, vuelta a pensar que “ella” quería meterlo en un lío para sacárselo de encima. Todos los días tenía un motivo para su angustia. “No va a llegar a mucho de eso modo”, reconocía Romero, que no le hacía asco a nada. Y así el ex funcionario de Cristina, rechazó ir por la gobernación de la provincia de Buenos Aires porque, aleccionado por los poderosos, creería que quería perjudicarlo con esa distinción.
En ese estado de confusión, marchas y contramarchas, se mueve hoy Randazzo. De manera que si alguien no lo empuja, se pasa de angustia en angustia hasta la angustia final
Romero fue por otro camino, metió la familia en el Parlamento, tomó dinero de donde fuera y acabó, como lo investigó “Semanario” de Junín, que dirige el periodista Javier Orellano, refugiándose bajo el amparo del Pro en una buhardilla, entre diputados y senadores, luego de acumular una fortuna ejerciendo su especialidad, la traición. Es posible que hoy esté otra vez cercano a Duda Randazzo, herido por su falta de credibilidad.
Reforma y entrega
Por eso, nunca hará nada por iniciativa propia. Tira sobre la mesa ahora la reforma laboral porque alguien le exigió, hace años que no trabaja, vive muy bien, y alguno se hace cargo de los costos. La CGT sostiene que su propuesta de tomar lo que no tienen los trabajadores y los pobres, es hacerse de los “derechos adquiridos” y por lo tanto, meter mano a la legislación laboral, es no comprender al peronismo. Randazzo en su trayectoria comprendió las leyes de los cortesanos y el “toma y daca” del alto poder. Nada más. Si cuando Cristina lo convocó para ser candidato a gobernador arrugó del modo que lo hizo, es evidente que su intención no era “servir al soberano”. Lo que sabe ahora es servir a los poderosos. No en vano, a su nuevo regreso triste, los anuncios que filtró a los medios fueron relativos a sus reuniones con empresarios. Se juntó, recibió los pedidos y salió a pedir reducir los ingresos de los trabajadores. ¿Habló con los trabajadores? No.
Si Unicef difundió que en el segundo semestre, el 62,9% de niños se encuentra en la pobreza en lo que va de 2020, ¿puede ser una visión peronista empobrecer más a sus padres? Eso lo plantea un neoliberal hecho y derecho. Ni siquiera empresarios responsables interesados en un desarrollo de la demanda y del país. Randazzo entonces, está perdido en los pasillos de los despachos de sus mandantes que además, van a utilizarlo hasta un punto cuando su nombre no sirva para generar falsos momentos felices en los medios.
Hola, Cachecha
En julio de 2017, entrevistado por John Viale, Randazzo dio una muestra de su “voy y vengo y no digo lo que dije porque digo lo que niego”, como lo definió un agudo periodista. Luego de afirmar que “Los Magnetto son de Chivilcoy, son muy buena gente”, de inmediato comenzó a dudar y emitió una frase que lo pinta adicto al titubeo: “Yo no soy un hombre de Clarín”, dijo antes. Aclaró además: “No tengo ninguna relación con ellos, digo desde la relación política”. ¿Cómo, no tengo relación con él y lo afirmo desde mi relación política? La relación política a la que se refiere es con Magnetto. La frase constituye un Randazzo perfecto. Hay que reconocerle al tránsfuga de Oscar Romero su correcta apreciación del personaje.
El contacto de Randazzo con Magnetto fue desde hace muchos años, “Cachecha”. Cachecha es Pablo César Casey, sobrino de Magnetto, uno de sus hombres de confianza que estuvo muy cerca del hombre de la duda, cuando se alejó de Cristina. Casey llegó a Papel Prensa a fines de 1987. Luego se desempeñó como abogado de Radio Mitre, de donde pasó a Cablevisión, y se convirtió en uno de los gerentes más poderosos del grupo y allí manejó las relaciones institucionales. Randazzo se crió cerca de Cachecha, vivían a dos cuadras uno del otro. Esa fue su vía de conocimiento con “la buena gente” desde “allá lejos y hace tiempo”.
Cuando en mayo de 2020, Alberto Fernandez presentó su DNU sobre telecomunicaciones, congelamiento de tarifas por todo el año, quien operó los intereses del grupo Clarín en los intentos de incidir sobre la decisión, fue Pablo César Casey, director de Asuntos Legales e Institucionales quien, en aquellos días, se contactó con Juan Manuel Olmos para mostrar sus dientes. De manera que Randazzo dejó el peronismo para tomar cursos de música en el grupo Clarín y es posible que lo hiciera, de la mano de Cachecha.
Se puede suponer que el peronismo bien podría decirle a Randazzo, “Ya no sos mi margarita”, y dejarlo correr con el riesgo de que alguna vez se ahogue en su mar de dudas.