Macri y Kissinger, con los vampiros bajo el ala
Cuando reapareció Henry Kissinger, el patrón de la Operación Cóndor, muchas personas, incluso progresistas sinceros, se mostraban con cierta felicidad por su apelación al Estado, a la necesidad de intervenir y actuar para permitir un final feliz al festín financiero que aparece detrás del drama del coronavirus. No comprendieron, entre otras cosas, que ahora los buitres se reconvierten en vampiros y vienen por la sangre. Kissinger es padre de la conformación financiera que los llama. Y debido a que la humanidad resiste, pretenden llegar a hacerlo en un sistema que se derrumba.
Escribe Alejandro C. Tarruella
De pie ante nuevos escenarios mundiales
Macri destruyó 29 mil pymes y ahora aboga por no herir a la producción. Luego de producir 88 mil millones de dólares de fuga y más de 300 mil millones de deuda externa, regresa ofertando falsas opciones. ¿Le exigirá el FMI que rinda cuenta por 30 mil millones de dólares que fugó? El país sí. Quebrado, su movimiento corporativo político como Kissinger, muchos de sus hombres llegan a la espera de que el Estado cubra las pérdidas. Alberto Fernández conoce el paño con que camina, sabe que al conducir hay gente de toda laya en el entrevero donde se cocina la transformación.
La idea de conducción que adopta Fernández tiene una verdad severa en su hacer: las leyes que exige el camino no siempre están escritas, a muchas de ellas las debe descubrir durmiendo poco y escuchando a quienes le aportan ideas para su síntesis. Su labor no da respiro y él aprende a respirar para encontrar el rastro sobre el que diseñará la escritura de sus nuevos pasos.
Henry Kissinger
La hora de la transformación
Alberto sabe que si se logra un orden, no es para perpetuarlo sino para facilitar su transformación. La quebrada oposición globalizadora precisa herir esa realidad que una vez puesta a bailar con la más fea, encontró el modo de rumbear al horizonte. Alberto sabe que ser presidente es a pura responsabilidad sobre sus hombros. Tiene el apoyo mayoritario de los argentinos y a su vez, navega sobre la soledad de los que conocen su misión.
En una de las misas de Semana Santa, el Papa Francisco expresó: “Recemos hoy por la gente que en esta época de pandemia hace comercio con los necesitados. Se aprovechan de las necesidades de los demás y los venden: los mafiosos, los usureros y muchos otros. Que el Señor toque sus corazones y los convierta.” Dijo también el Papa: “La explotación humana consiste en vender al prójimo.” Y reconoció la labor de presidentes como Alberto que privilegian priorizar la vida y no el falso “dios dinero”. “Oremos hoy por los gobernantes, los científicos, los políticos, que han comenzado a estudiar el camino de salida, la post-pandemia, este después que ya ha comenzado”, explicitó.
En 1927, Mao Tse Tung explicó cómo funcionaba el sistema: “Los campesinos tienen real necesidad de cooperativas, sobre todo de cooperativas de consumo, de compra y de crédito. Cuando compran artículos, los explotan los comerciantes; cuando venden sus productos agrícolas, los estafan los comerciantes; cuando piden dinero o arroz prestado, los explotan los usureros.”
Mao Tse Tung
Ese es el sistema de los bancos y prestamistas que se instalan en Once y Constitución y ofrecen créditos para estafar a los necesitados. Recordemos que con Macri, las tarifas de servicios públicos aumentaron hasta un 3.000 por ciento. En Europa, el filósofo italiano Paolo Floresd’Arcais explicó cómo el neoliberalismo destrozó a Grecia: “hemos cometido un error clamoroso cuando fuimos a Grecia y les dijimos que si querían dinero debían recortar el estado del bienestar. Debían buscarlo en la evasión fiscal de los grandes patrimonios. Holanda, el país que más se opone a los bonos, es el país donde van las multinacionales para pagar menos impuestos.” Ese sistema va en caída.
Hoy, lo que sucede en Argentina tiene eco, miradas que descubren que se trata de un país de historia singular y de esperanza viva
Médicas y médicos, enfermeras y enfermeros, auxiliares de hospitales, investigadores que luego de ser arrojados a las calles, vuelven sobre sus pasos y descubren el genoma del virus, mujeres que preparan comidas para comedores, miembros de fuerzas de seguridad y fuerzas armadas en la calle, funcionarios de gobiernos en acción. Por eso, es necesario levantar la autoestima porque aún en la adversidad, hay una reserva responsable en los argentinos, que se expresa en los actos silenciosos y en la conducción del país que Alberto Fernández ha asumido con la convicción de que vamos a superar el trance histórico.
Las medidas de la época
Se habla de una inminente recreación del IAPI, una readecuación para que sea el Estado quien determine las reglas y la ejecución de exportaciones e importaciones. Así se logrará ganar espacio en el blanqueo del contrabando de los pools de siembra y el petróleo, que fugan al no haber declaración jurada fiable. Acabaría, además, con el tráfico de estupefacientes que exportan puertos santafecinos. Los pools, como se ve, no venden solo soja.
Al mismo tiempo, se habla de cobrar impuestos a las grandes fortunas que, en su totalidad, alcanzarían el 20 por ciento y comenzarían con una etapa gradual de generación de divisas por ese medio. Como ministro de Hacienda, Carlos Pellegrini impuso en 1905, el 7% sobre las utilidades y dividendos de los bancos particulares y sociedades anónimas no radicadas en el país. Aumentó los derechos aduaneros de los artículos de lujo.
Lo importante es que este camino se consolide y se impida que las corporaciones descansen en el Estado para licuar sus deudas y así pasar el pago al pueblo, y luego, terminado el “período estatista”, retomen el control de las empresas para continuar con el despojo. La decisión precisa de estar bien parados en el nuevo escenario mundial. Ese es nuestro desafío.