Bolsonaro tiene nueva base científica en la Antártida
Brasil inauguró el miércoles 15, sin grandes anuncios, su nueva base científica en la Antártida, denominada Estación Antártica Comandante Ferraz, ubicada en la isla Rey Jorge. Fue a ocho años de la destrucción por incendio de la anterior, que dejó un saldo de dos militares muertos, y a tres años del inicio de los trabajos de reconstrucción que realizó la empresa china CEIEC (China National Electronics Import and Export Corporation), que ganó una licitación.
Escribe Alejandro C. Tarruella
China en el continente blanco
La base ocupa un área de 4.500 metros cuadrados. Brasil invirtió unos 100 millones de dólares y sus equipos permitirán a los científicos encarar estudios de biología, oceanografía, glaciología, climatología y antropología. La Estación Antártica cuenta con capacidad para que la habiten 64 personas, 17 laboratorios de investigación, catorce internos y tres externos, y es una de las más modernas de la región.
En la Argentina no hubo prácticamente información ante un hecho de relevancia continental, en conocimiento de que en 2048 se discute un nuevo tratado internacional que determinará derechos de propiedad y uso del continente blanco
Hubo setenta invitados bajo la rectoría del vicepresidente de Brasil, el general Antônio Hamilton Martins Mourão, y los ministros de Ciencia, Tecnología, Innovaciones y Comunicaciones, Marcos Pontes y el de Defensa, Fernando Azevedo e Silva. El acto fue pasado del martes al miércoles, debido a la intensa niebla y los inconvenientes para llegar al espacio de ese país.
El vicepresidente de Jair Bolsonaro, Hamilton Mourao, sus ministros y los invitados, tuvieron que viajar en un avión de la Fuerza Aérea Brasileña desde su país a la ciudad de Punta Arenas. Desde ese punto, viajaron a la base antártica de Chile, que se encuentra en una zona cercana a la base que se iba a inaugurar.
Para alcanzar la base científica a inaugurar, se debió apelar a un helicóptero que partió en las primeras horas de la tarde. En un punto antártico, los concurrentes descendieron de la nave y abordaron un barco que los condujo bajo la nieve para finalmente, abordar un helicóptero con el que alcanzaron la base. La base consiste en una estructura de unas 15 toneladas de diferentes materiales, que fueron llevabas en dos barcos de la armada del Brasil y un avión de la FAB.
Una base de peso científico
El comandante de la Marina brasileña, Almirante Ilques Barbosa, resaltó que el proyecto arquitectónico de la base fue diseñado por brasileños según conceptos de sustentabilidad. También hizo un agradecimiento al gobierno chino por la construcción. Barbosa subrayó “el compromiso de Brasil como miembro consultivo del Tratado Antártico de participar en las decisiones sobre el futuro de esta región”.
Y dejó en claro que la base “representa el mantenimiento de nuestra presencia activa en este continente”
La actividad de esa sede se inició con el lanzamiento de un globo meteorológico que efectuó un investigador de la Universidad Federal de Minas Gerais. El vicepresidente Hamilton Mourao dijo que existía en el acto “júbilo, de reconocimiento y de homenaje». Remarcó que la base estará al servicio del desarrollo de la ciencia y la cooperación internacional para marcar “el avance de la presencia de Brasil en este continente meridional”.
“A partir de ahora, el plan de acción de la ciencia antártica brasileña hasta 2022 tendrá mejores condiciones para sus actividades», indicó. Explicó que en el programa de investigaciones se encuentran el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE), la Fundación Oswaldo Cruz de pesquisa en ciencias biológicas, más 13 universidades brasileñas con 250 investigadores.
El Capitán de Fragata Ingeniero Newton Fagundes, uno de los responsables del lado brasileño durante el proceso de construcción, dijo a la agencia de noticias china, Xinhua, que “Hubo un desarrollo de tecnología para vencer las dificultades, tecnología que no teníamos antes. Por necesidad, acabamos desarrollando una serie de procedimientos y conocimientos nuevos. Creemos que es muy interesante continuar desarrollándolas, en beneficio de la comunidad científica internacional”, dijo.
Brasil cuenta con el Programa Antártico Brasileño (PROANTAR), que genera la actividad científica sobre la Antártida y se vincula con el sistema climático mundial. En 2020, Brasil celebra 61 años de pertenencia al Tratado Antártico e investiga en el continente blanco desde 1982.
Resulta llamativo que no haya asistido a un acto histórico de esas características el presidente del Brasil, Jair Bolsonaro, y que lo presidiera su vicepresidente, un general retirado de 65 años que se formó en la Academia Militar das Agulhas Negras, de Río de Janeiro, y es católico y masón.
Su notoriedad política se produjo en 2017, cuando en el gobierno de Michel Temer, durante un encuentro masónico, afirmó que “Si las instituciones no están a la altura de las circunstancias para resolver el problema, nosotros, los militares, tendremos que hacerlo”
Bolsonaro aparece en ese contexto como un personaje menor, capitán expulsado del ejército, que no participa de un evento de importancia y en cambio, días después de la inauguración de la base antártica, tiene que expulsar a un ministro de su gobierno, que se cree discípulo del nazi Joseph Goebbels y copia sus discursos en pleno siglo XXI.